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Ayuntamiento de Azpeitia

  • 1849 -
  •  
  • ECHEVARRIA, Fernando de
  •  
  • Azpeitia (Gipuzkoa) (Gipuzkoa)
  • España
imagenes/7234_1_36020738.jpg imagenes/7235_1_36020739.jpg imagenes/7236_1_36020740.jpg imagenes/7237_1_36020741.jpg obras/36988_25_36020738.jpg obras/36988_26_36020739.jpg obras/36988_27_36020740.jpg obras/36988_28_36020741.jpg obras/36988_8_33021125.jpg

El actual edificio del Ayuntamiento de Azpeitia es único entre los ayuntamientos guipuzcoanos, pues si buena parte de ellos están en contacto con otros edificios, liberando dos o tres de sus fachadas, este consistorio lleva una sorpresa en su interior que lo determina, para bien o para mal, tanto compositiva como estructuralmente. Si observamos el Ayuntamiento a una cierta distancia, advertimos al fondo del tejado, una espadaña-torre con cinco campanas que explican parte su secreto. Si bien ésta es el sede oficial del municipio, su antigua sede aún se conserva no muy lejos del actual consistorio, en la antiguamente llamada Plazuela del Concejo, hoy en día ocupada por las oficinas de la Policía Municipal. Parece que en su seno albergó reuniones durante los siglos XVII, XVIII y buena parte del XIX. Se trata de un magnífico edificio de piedra sillar con tres arcos en fachada y dos alturas, que se adapta al solar donde está destinado, abriéndose mediante arcadas laterales a las calles que lo flanquean. Con amplios balcones, esta edificación fue desposeída de su escudo y sede central de la municipal en el siglo XIX, para ubicarse en el nuevo edificio. La fachada principal del actual Ayuntamiento de Azpeitia, nos muestra un aspecto acabado y un sentido urbano en conexión con la mayor parte de las edificaciones que conforman la Plaza, pero esta fachada no ha sido realizada hasta fechas relativamente recientes, llevándose a cabo diversas intervenciones hasta ofrecer el presente estado. El edifico se eleva sobre un soportal de piedra caliza de siete arcos en desnivel, soportando tres alturas. Los vanos de los pisos superiores adintelados y recercados con piedra, coinciden con las arcadas de arranque, destacando entre el blanco contrastado de ambos cuerpos. Todos los balcones de la planta noble y segundo piso son prácticamente iguales, correspondiendo a cada uno su baranda, haciendo la salvedad del balcón central del primer piso, que coincide con la Sala de Juntas y tiene un saliente balcón compartido. Sobre estas dos alturas se eleva el tercer piso de ladrillo sobre el que se encuentra el tejado. La historia constructiva del Ayuntamiento de Azpeitia se nos antoja complicada. Por testamento de Pedro de Arriaran, hijo de la localidad, hombre de comercio residente en México y Sevilla, se toma la iniciativa de generar una iglesia-convento. En 1580 el fraile agustino Pedro Ruiz llega a Azpeitia con el fin de hacer cumplir dicho testamento, ocurriendo diversas vicisitudes hasta que la idea se pudo materializar. La edificación que nos interesa, por cuanto afecta de forma importante al Ayuntamiento de Azpeitia, es el convento que se construyó en 1711 para Iglesia Monasterio de los Agustinos, encargándose de las obras al maestro arquitecto Lázaro de Lainceira, auspiciando dicha obra el Ayuntamiento de Azpeitia. Los religiosos vivieron allí 129 años, hasta que fueron expulsados por la Ley de Desamortización de Mendizábal. Tras este acontecimiento y ante el peligro de perder el solar, en 1840 el Ayuntamiento solicita a Espartero que no pase dicha propiedad al Estado, ya que realmente pertenecía al municipio, petición a la que se accede con la obligación de dedicar parte del mismo solar a la Enseñanza Pública. Distintas reproducciones nos muestran el aspecto que debía de ofrecer en fachada el antiguo convento de los agustinos, cuando éstos desarrollaban aquí su labor. Al parecer tan sólo tenía un porche con arquerías que daba acceso una amplia iglesia barroca de tres naves que todavía se conserva. El Ayuntamiento para cumplir las condiciones de cesión impuestas por el gobierno, nombra en mayo de 1849 al maestro arquitecto Fernando de Echeverría para que llevase a cabo las obras necesarias para la elevación de un segundo piso dedicado a Escuelas Públicas. En esta primera gran transformación de la actual Casa Consistorial, se aprovecha la parte baja para la alhóndiga, la carnicería, la pescadería y otros puestos públicos “con notoria y grande utilidad del vecindario”. Realizándose en su parte alta oficinas municipales, y un gabinete de lectura y tertulia frecuentado “por lo más escogido de la población”, realizando también habitaciones para el maestro de primeras letras y aulas. En 1853 continúan las obras, llevadas a cabo en este caso por Pedro José de Aranaga, realizando un desván sobre el segundo piso, denominado popularmente “el palomar”, poniéndose en funcionamiento así mismo accesos diferenciados a cada una de las zonas. Era el inicio de una transformación que no ha parado hasta la actualidad. Con las sucesivas intervenciones a lo largo del tiempo, se han puesto en evidencia las tensiones existentes entre ambos edificios, al tener que encajar un edificio en el otro ya existente. A pesar de las vicisitudes históricas, la iglesia continuaba teniendo culto hasta que a principios de agosto de 1981 una tormenta ocasionó la caída de la cúpula central del crucero, creando importantes grietas en el muro Oeste del mismo crucero y numerosas fisuras de diversa importancia en las bóvedas de las naves laterales, cuya seguridad y solidez afectaron también a la Casa Consistorial al compartir muros de carga como elementos estructurales. El gran volumen de la iglesia marca de forma clara desde su construcción la dimensión del mismo ayuntamiento, que con sus sucesivos crecimientos intentará hacerla desaparecer. En planta las diferentes dependencias ocupadas por las oficinas municipales envuelven perimetralmente a la iglesia. La confrontación interior de los dos edificios, curiosamente desaparece en fachada. Adquiriendo el ayuntamiento todo el protagonismo cara a la plaza que preside. Algunos pequeños detalles como el acceso descentrado a la iglesia bajo los pórticos, la dudosa centralidad marcada por el reloj y la balconada corrida, el desplazamiento del escudo de la localidad a una esquinera del edificio, dos arcos en el porche que difieren 30 cm. con respecto a los demás… parecen delatar el conflicto interior. Así el nuevo edificio se levanta en altura sobre el porche, anulando la fachada de la Iglesia, que pasa a convertirse en pared medianera. Partiendo de esta compleja situación heredada en lo que se refiere a la articulación de los dos edificios que integran el conjunto, las reformas continúan, destacando entre otras: las llevadas a cabo en 1973 por el arquitecto Vicente Guibert Azcue con la ubicación de la nueva escalera y sobre todo el anteproyecto de rehabilitación de la Casa Consistorial realizado por Juan Antonio Chavarri Sarasua de Mayo de 1992. Este arquitecto realiza un estudio detalladísimo de las patologías que sufre el edifico, sobre todo tras el derribo de la bóveda central del crucero de la iglesia, aportando soluciones integrales a todo el conjunto, a través de ejecuciones parciales que se acomoden a las necesidades del momento.

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