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Vista de pájaro de la Ciudad Industrial (color)

La ciudad industrial de Tony Garnier

Cité Industrielle
  • 1901 - 1917
  •  
  • GARNIER, Tony
  •  
  • Lyon
  • Francia

HITCHCOCK. H.R.,"La primera generación de la arquitectura moderna en Francia: Auguste Perret y Tony Garnier"en Arquitectura de los siglos XIX y XX. Manuales Arte Cátedra.Madrid, 1986. 


p. 445-459. "La Cite Industrielle contenta abundantes ideas, fuente de inspiración de muchos arquitectos hasta después de 1920- La Cité Industrielles, como la Ville idéale, tiene un triple interés; sociológico, urbanístico y arquitectónico. La ciudad industrial sería progresivamente aceptada como algo normal y no como algo excepcional. Sus necesidades generales y específicas - tan notablemente reconocidas por Garnier, desde la provisión de alojamientos adecuados para los trabajadores a los distintos tipos de plantas industriales- había de convertirse en preocupaciones cada vez más importantes de la mayoría de los arquitectos modernos. Al hacer frente a las múltiples necesidades de la comunidad industrial Garnier también afrontó, en detalle, muchos y muy variados problemas arquitectónicos individuales con considerable originalidad.


Las soluciones de Garnier eran, en conjunto, muy simples y directas, pero a menudo tenian un carácter meramente negativo, como si se tratase de edificios de diseño académico pero desprovistos de toda ornamentación superficial, en vez de estar enfocados con un método creativo y lozano. Pero, durante unos veinte años,  gran parte de la evolución de la arquitectura había de consistir en la purga de los excesos heredados. Garnier redujo la arquitectura a términos básicos aunque no demasiado desconocidos; sobre sus cimientos la generación siguiente comenzó a construir, en los años 20, algo mucho más positivo"


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


 Págs.82." El racionalismo, la tradición de la ingeniería y el hormigón armado"


"La Cité Industrielle se basaba en la noción de unas zonas diferentes para las áreas residenciales, industriales, recreativas y de transporte, y combinaba los antecedentes urbanísticos franceses y su uso de grandiosos ejes,  los ideales de la ciudad jardín inglesa y los ideales sociales de la tradición socialista utópica. Pero las casas de los dibujos de la Cité Industrielle se apartaban mucho de las ideas Arts & Crafts debido al uso de cubiertas planas, geoetrías públicas simples y el uso del hormigón y de la estandarización. Si acaso, el estilo era una especie de "griego" desnudo, pero las referencias a las molduras clásicas eran mínimas. Las viviendas tenían simples ventanas rectangulares perforadas en las superficies, y en ciertos lugares unas estructuras de hormigón se elevaban por encima de las cubiertas y sujetaban losas horizontales a modo de parasoles, dando un aire de transpariencia a la imagen. La estación central de ferrocarril también estaba construida con hormigón y hacía un uso espectacular de las marquesinas y los voladizos horizontales. La Cité de Garnier daba una imagen convincente a las funciones de una ciudad moderna y concedía aún más importancia a la idea de que las formas cúbicas y rectangulares eran las más adecuadas para la construcción en hormigón armado y para la estandarización. Más aún, existía la sugerencia adicional de que los sobrios valores de la clara repetición geométrica eran los "correctos" para una naciente sociedad de la era de la máquina".


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PEEL Lucy, POWELL Polly, GARRET Alexander., “Ideas nuevas” en Introducción a la Arquitectura del siglo XX. CEAC. Barcelona, 1990.


Págs.32-35. "Mientras que muchos arquitectos estaban ocupados en experimentar con nuevos materiales y diseñar edificios del futuro, otros planteaban las ciudades que los iban a alojar. El arquitecto francés Tony Garnier (1868-1948) produjo sus diseños para la Cité Industrielle, después de haber ganado el premio de Roma en 1899. Concebida como ciudad industrial de 35.000 habitantes, el plano de Garnier era el primer proyecto original verdaderamente detallado de la ciudad “moderna”, hasta los mismos emplazamientos de las viviendas, las fábricas, las estaciones de ferrocarril y los hospitales. El plano fue expuesto en 1904 y publicado en 1917, y aunque Garnier pudo realizar alguna de sus ideas sobre edificios, en su ciudad natal de Lyon, nunca se llevó a cabo la realización total de su proyecto, y por ello la Cité Industrielle no pasó de ser un conjunto de planes."


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 FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Pág.102-106. “Tony Garnier y la Cité Industrielle, 1899 -1918” 


"La ciudad es imaginativa; vamos a suponer que las poblaciones de River-de-Gier, St-Etienne, St-Chaumond, Chasse y Givors poseen condiciones similares a las de esta ciudad. El lugar de este estudio está situado en una región del sudeste de Francia, y en su construcción se han utilizado materiales regionales. Factores determinantes en el establecimiento de semejante ciudad deberían ser la proximidad de materias primas, o la existencia de una fuerza natural capaz de ser empleada para la energía, o la convivencia de métodos de transporte. En nuestro caso, el factor determinante en la ubicación de la ciudad es la fuerza del río tributario que es la fuerza energética; también hay minas en la región, pero podrían estar situadas más lejos. El río está embalsado, una central hidroeléctrica distribuye energía, luz y calor para las factorías y para toda la ciudad. Las fábricas principales están situadas en la llanura formada por la confluencia del río y su afluente. Una línea principal de ferrocarril pasa entre las fábricas y la ciudad, la cual se alza a mayor nivel que las fábricas, sobre una colina.


Todavía a mayor altura se encuentran los hospitales estos, al igual que la ciudad, están protegidos de los vientos fríos y tienen sus terrazas orientados hacia el sur. Cada uno de estos elementos principales (fábricas, ciudad, hospitales) está aislado, de modo que pueda expandirse… La investigación del programa más satisfactorio para las necesidades materiales y morales del individuo, ha dado como resultado la creación de normas referentes a la utilización de carreteras, higiene, etc.; se supone que se ha conseguido ya un cierto progreso de índole social que ha originado la adopción automática de tales normas, de modo que no será necesario reforzar las leyes actuales. La distribución de la tierra, todo lo relacionado con la distribución del agua, del pan, de la carne, de la leche y de los suministros médicos así como la reutilización de los desechos, será entregado al sector público."


Tony Garnier Prefacio de Una ciudad industrial. Estudio para la construcción de ciudades, 1917


Sería difícil imaginar una declaración más concisa sobre los preceptos básicos económicos y técnicos para la fundación y organización de una ciudad moderna. La misma lucidez de este perfil -única manifestación teórica en toda la carrera de Garnier- refleja en su tono y en su contenido, la naturaleza fundamentalmente radical de su vida y su obra.


Nacido en Lyon en 1869 y criado en un barrio de obreros radicales, se mantuvo constantemente apegado a la causa socialista hasta su muerte en 1948. La educación de Garnier y el compromiso de su carrera profesional son inseparables los dos de la ciudad de Lyon. El sindicalismo y el socialismo radicales que Lyon albergó procedían del hecho de que era uno de los centros industriales más progresistas de la Francia del siglo XIX, con sus industrias sederas y metalúrgicas ya bien establecidas cuando nació Garnier. Además de su favorable ubicación en el pasillo Ródano-Saôea, el crecimiento de Lyon había sido estimulado poco después de mediado el siglo por uno de los primeros enlaces ferroviarios de Francia. En la década de 1880, con la electrificación de los tranvías y sus sistemas ferroviarias locales, se encontraba en muy buena posición para convertirse en centro principal de la innovación técnica e industrial. Fotografía, cinematografía, la producción, energía hidroeléctrica, la fabricación de automóviles y de aviones, todo ello tuvo sus comienzos allí entre 1882 y el comienzo del nuevo siglo. La influencia de este medio técnico halló sin duda su reflejo en el proyecto de Garnier para una 'Cité Industrielle', presentado por primera vez en 1904, un proyecto que demostraba su creencia en que las ciudades del futuro habrían de estar basadas en la industria.


Otros aspectos de la cultura de Lyon aparecían también en los planos de la Cité de Garnier, en especial el movimiento regionalista francés favorable al renacimiento de la cultura local, que en consecuencia se hallaba vinculado a las políticas más amplias del federalismo y de la descentralización. Por tanto, Garnier incluyó una antigua ciudad medieval dentro de los confines de su ciudad industrial. La importancia que él atribuía a tales fundamentos se refleja en su colocación de la principal estación ferrocarril muy próxima a este centro regional.


La municipalidad de Lyon era también importante, incluso en la juventud de Garnier, por su enfoque progresivo respecto a la urbanización. Sus calles habían sido regularizadas entre 1853 y 1864; después de 1880 -como parte de un programa de saneamiento de barrios pobres- la ciudad empezó a mejorar sus sistemas sanitarios y su distribución de agua, y alrededor de 1883 comenzó a facilitar toda una gama de prestaciones sociales, entre ellas escuelas, viviendas para obreros, baños, hospitales y mataderos....


...Contra una gran oposición en la Villa Medici, Garnier siguió trabajando en su proyecto de ciudad durante toda su estancia. Para el 'testimonio de estudio académico' que se exigía, preparó una reconstrucción imaginativa y sin precedentes de la ciudad Tusculum, en una colina romana. Tusculum y la primera versión de la Cité Industrielle fueron exhibidas a la vez en París en 1904, el año que Garnier regresó triunfante a Lyon. Durante los 35 años trabajaría exclusivamente en esta ciudad y para ella, sobre todo bajo las instrucciones del alcalde progresista Edouard Herriot, y fue en Lyon, al comenzar su carrera pública, donde Le Corbusier lo conoció en 1908.


Erigida sobre una altura junto al río, en un paisaje montañoso, que correspondía en general al de la región lionesa, la ciudad industrial de Garnier, de 35 000 habitantes, no solo era un centro regional de mediano tamaño, sensatamente relacionado con su entorno, sino también una organización urbana que en su zonificación separada se anticipada a los principios de la Carta de Atenas de los CIAM en 1933. Era, por encima de todo una ciudad socialista, sin murallas ni propiedad privada, sin iglesias ni cuarteles, sin cuartelillo de policía ni tribunales; una ciudad en la que toda la superficie sin construir eran parques públicos. Dentro de la zona edificada, Garnier estableció finalmente una tipología variada y comprehensiva de la vivienda, de acuerdo con unas normas estrictas para facilitar luz, ventilación y espacio verde. Estos códigos y los pautas de combinación que generaban, se hallaban relacionados por una jerarquía de calles de diferentes anchuras y flanqueadas por árboles. Con una altura media de sólo dos pisos, este espacio tan abierto sugería una baja densidad, y en 1932 Garnier presentó una edición suplementada de su esquema con unos sectores residenciales de mayor densidad. Integradas con los barrios residenciales había las distintas categorías de escuelas, situadas para atender a distritos específicos, en tanto que los centros de enseñanza de tipo técnico y profesional estaban situadas entre los sectores residenciales e industriales.


Recientemente se ha demostrado que Garnier no llegó al concepto de su ciudad aisladamente, y que entre los notables pensionnaires jóvenes que eran sus colegas en la Academia Francesa de Roma hay que contar a Léon Jaussely, cuyo Prix de Roma en 1903, 'Una plaza democrática en un gran estado democrático', se parecía en muchos aspectos al plano, contenido y ethos del centro cultural y administrativo de la Cité de Garnier, que era representada como 'un espacio de apariencia pública' donde un museo, una biblioteca, un teatro, un estadio y una gran piscina cubierta o edificio de hydrothérapie, se agrupan alrededor del eje de un complejo. El primer principio de organización de esta estructura de forma romboidal es un peristilo de columnas de hormigón armado que encierran un núcleo de salas de reunión sindicales y un local central circular con 3.000 asientos, flanqueado a un lado por un auditorio con capacidad para 1.000 personas, y al otro dos anfiteatros de 500 asientos, situados el uno junto al otro. Ostensiblemente dedicados a diferentes finalidades democráticas, desde el debate democrático hasta las conferencias, la labor del comité y las demostraciones cinemáticas, los diversos tipos de reunión hubieran tenido lugar aquí bajo la imagen racionalista de un reloj de veinticuatro horas y un cornisamiento que ostentaba relieves a lo Courbet y la inscripción de dos citas del Travail de Zola. El primero de estos textos aludía al programa inspirado por Saint-Simon para conseguir una armonía internacional a través de la producción industrial y la comunicación,y el segundo a la celebración ritualista de una utópica recolección socialista:


Esta era la incesante producción apropiada para épocas de paz: raíles y más raíles, de modo que todas las fronteras pudieran ser franqueadas y con ello todos los pueblos, reunidos, pudieran formar un solo pueblo, sobre una tierra totalmente surcada por rutas. Estos eran los grandes barcos de acero, ya no los abominables buques de guerra que llevaban la devastación y la muerte, sino barcos de solidaridad y fraternidad, que intercambiaban 1os productos de los continentes, multiplicando por diez las riquezas domésticas de la humanidad, hasta el punto de reinar por doquier una abundancia impresionante. Resolvióse que la fiesta tendría lugar al aire libre, cerca de la ciudad, en un vasto campo donde las espigas de maíz se alzaban como las columnas simétricas de un templo gigantesco y dorado bajo el limpio sol. La columnata se extendía hasta el infinito, hasta el horizonte más remoto, con espigas y más espigas que pregonaban la fertilidad inagotable de la tierra. Y allí fue donde se cantó y se bailó, con el buen olor del maíz maduro, en medio de la inmensa y fértil llanura en la que trabajo de los hombres, por fin reconciliados, conseguía pan suficiente para satisfacer a todos.


Este último párrafo evocaba directamente aquella vida arcaica y aquel paisaje clásico que Garnier comprendió perfectamente, por vez primera, después de su visita a Grecia en 1903. Como el ágora, de la que pretendía ser moderna contrapartida, el conjunto de edificios de Garnier era presentado poblado por figuras a medio esbozar cuyas indumentarias a lo Biedermeier del último tiempo evocaban una atmósfera adecuadamente clásica. Sus casas habían de ser igualmente sencillas, sin cornisas ni molduras, y en muchos casos planificadas alrededor de patios y impluvia como desagües. En resumidas cuentas, a pesar del uso de métodos de construcción avanzados, de su adopción del hormigón armado por doquier (Hennebique) y de su empleo de grandes tramos de acero en el sector industrial, según la Galerie des Machines, de Contamin en 1889, la Cité Industrielle se mantuvo por encima de todo, como la visión de una Arcadia socialista mediterránea.


Aunque en Roma Garnier Pese hubiera estado influido por otros importantes urbanistas franceses, tales como Léon Jaussely y Eugéne Hénard, cuyos primeros artículos sobre transformación urbana aparecieron en 1903, la contribución única de su ciudad radicaba tanto en el extraordinario nivel que fue desarrollada como en la 'modernismo' de su visión. El proyecto de Garnier no sólo estipulaba los principios y la maqueta para una hipotética ciudad industrial; también delineaba, a diversas escalas, la sustancia específica de su tipología urbana, dando el mismo tiempo indicaciones precisas en cuanto a la modalidad de su construcción en hormigón y acero. No se había intentado nada tan comprehensivo desde la ciudad ideal de Ledoux en Chaux, en 1804. Aunque Une Cité industrielle no fue publicada hasta 1917, la contribución de su autor al urbanismo contemporáneo fue ya reconocido 1920, cuando Le Corbusier incluyó algunas público material de folio de la Cité en la revista purista L'Esprit Nouveau.


A pesar del obvio impacto de la Cité en el pensamiento urbanista de Le Corbusier, su influencia general fue limitada porque, aparte de las obras aisladas de Garnier en Lyon, sus propuestas básicas nunca fueron puestas a prueba ni extensamente publicadas. A diferencia de la ciudad-jardín modelo de Ebenezer Howard (1898), que fue realizada como una estrategia de ampliación de Letchworth Garden City el año 1903, difícilmente cabía referirse como modelo probado. De hecho, estas dos alternativas no podían ser más opuestas, ya que en tanto que la Cité de Garnier era inherentemente expansible y disfrutaba de una cierta autonomía gracias a basarse en una industria pesada, la Rurisville de Howard estaba limitada en tamaño y era económicamente dependiente, debido a estar basada en industria ligera y una agricultura a pequeña escala. Y en tanto que la Cité de Garnier, junto con el proyecto de Jaussely para Barcelona de 1904, influiría los modelos de planificación teórica creados durante la primera década de la Unión Soviética, el esquema de Howard conduciría a la proliferación reformista de comunidades de tipo ‘ciudad-jardín’ y por último igualmente pragmático programa New Town que surgió en Inglaterra después de la segunda Guerra Mundial.


El pensamiento urbanístico de Garnier quedó expresado en sus Grands travaux de la ville de Lyon en 1920, en sus mataderos de 1906-32, en el hospital Grande Blanche de 1909-1930 y su barrio Etats-Unis, diseñado en 1924 y construido en 1935. Cada uno de estos complejos equivalía a una ciudad en miniatura que reafirmaba a través de sus instalaciones la soberanía de la ciudad como fuerza civilizadora, misión para la que la ciudad jardín anglosajona tenía escasa capacidad.


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GIEDION S., Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Dossat. Madrid 1978.


Págs. 301-346.  “Hacia la sinceridad en la arquitectura” 


"El architecte-constructeur Auguste Perret fue el primero en encontrar nuevos recursos arquitectónicos en las posibilidades inexploradas del hormigón armado. De hecho, este material resultaba particularmente atractivo para los constructores franceses. El hormigón encajaba perfectamente con su inclinación tradicional a las construcciones atrevidas y con profundos vacíos. Tony Garnier (1869-1948) hizo del hormigón armado el fundamento de todo su trabajo. En su cité industrielle (1901-1904) este nuevo material se usaba para organizar toda una ciudad según criterios originales y con una asombrosa visión de futuro.


Este es un proyecto que analizaremos con cierto detalle más adelante. La cité industrielle, proyectada cuando Garnier tenía sólo 30 años, marcó realmente las pautas para toda su producción tura. Los grands travaux de Lyón, las obras públicas llevadas a cabo durante la alcaldía de Édouard Herriot en la ciudad natal de Garnier, fueron en la práctica productos derivados de su proyecto juvenil. Estos grands travaux eran muy extensos: incluían los mataderos (1909), el estadio (1915), veintidós pabellones del hospital Grange Blanche(comenzado en 1911, pero construido a lo largo de un periodo de unas dos décadas) y parte de un barrio residencial (el Quartier des États-Unis) que se inició en 1920. El trabajo posterior de Garnier incluyó pabellones en diversas posiciones francesas, su propia casa y una serie de villas en la Riviera francesa. Puede considerarse que todos estos edificios se desarrollaron a partir de su primera obra importante, y es su clarividente proyecto de esta cité industrielle lo que otorga a Garnier un lugar en la historia de la arquitectura."


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 PEVSNER, N.,  Pioneros del diseño moderno, desde W. Morris hasta Walter Gropius. Edit. Infinito. Buenos Aires, 2003


Págs. 161-186. " Igualmente revolucionario es el estilo de los proyectos de Tony Garnier para una Ciudad Industrial, iniciados en 1901 y expuestos en 1904. Cuando Garnier (1869-1948) emprendió la tarea de proyectar una ciudad moderna tal como debería ser, era Pensionnaire de l’Académie Française en Roma. En la elección del tema, en su tratamiento, y en las observaciones iniciales que acompañaban a su presentación, fue una demostración contra todo academicismo. “Como toda arquitectura antigua basada en falsos principios”, tuvo la audacia de escribir Garnier “la arquitectura antigua es un error. Solo la verdad es bella. En arquitectura, la verdad es el resultado de cálculos hechos para satisfacer necesidades conocidas con materiales conocidos”. Así, en su elegida especialidad de planeamiento urbano, abogó por un trazado lineal de la ciudad en lugar de concéntrico, por un sensato agrupamiento de la industria, oficinas y viviendas y por espacios abiertos que fueran suficientes; gustaba de los techos planos, de campos de juego abiertos y techados para las escuelas y se negó a admitir patios interiores estrechos. Además, en la Ciudad Industrial hay algunos edificios que parecen haber sido enteramente proyectados en nuestros días. Aquí surge por primera vez la posibilidad de “equivocar la fecha”. En el edificio para la Administración (fig. 106) el techo plano, la completa ausencia de molduras, el contraste entre el macizo bloque central y los dos cuerpos laterales de la fachada que consisten solamente en vigas de hormigón y vidrios y, sobre todo, la plataforma cubierta de la derecha con sus escasos soportes, parecen casi imposible para una época tan temprana. También en la estación de ferrocarril, la transparente torre de hormigón, la grilla de la fachada independiente y los grandes voladizos apoyados sobre livianísimas columnas, pertenecen enteramente al Siglo XX. En la cubista disposición de bloques y losas en las casas privadas agrupadas e individuales, en el irregular trazado de los senderos entre las casas y los viejos arboles formando agradables motivos asimétricos, en el techo de vidrio y hormigón del patio de las palmeras de una enorme casa privada, se encuentra una asombrosa similitud con las obras modernas posteriores a la Primera Guerra Mundial. Igualmente, es uno de los blocks de departamentos de un solo ambiente hay dos cajas de escaleras en espiral vidriadas, destacadas de manera tal que uno queda en duda si ellas nos retrotraen al Francisco I de Blois o si apuntan hacia el futuro de Gropius. 


Técnicamente, el rasgo más interesante en los diseños de Garnier para la Ciudad Industrial, es el voladizo para el edificio de la administración. Implica una comprensión de las posibilidades del hormigón armado que aún era raro encontrar hacia 1904. Los historiadores de la ingeniería debieran pronunciarse sobre este punto. Perret, en la rue Franklin y hasta el final de sus días, usó hormigón bajo la forma de columna y viga desarrollada por la arquitectura en piedra."


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