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Una de las personas más influyentes del siglo XIX en el estudio y conocimiento de la teoría y los elementos de la arquitectura fue el arquitecto Julien Guadet. Profesor de l´École des Beaux Arts, su docencia fue acompañada de importantes escritos sobre arquitectura entre los que destacamos Elementos y Teoría de la Arquitectura (1853), que se convirtió en una de las principales fuentes  de estudio para los arquitectos de la época, teniendo gran importancia en conocidos arquitectos franceses como Tony Garnier y Auguste Perret.


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BENEVOLO L., Historia de la Arquitectura Moderna. Edit. Taurus. Madrid, 1963.


Págs. 125-149.“Ingeniería y arquitectura en la segunda mitad del siglo XIX” .


Julien Guadet (1834-1908),que enseña en uno de los ateliers de la escuela desde 1872 y es profesor de teoría de la arquitectura desde 1894, es el típico representante de esta última fase. El programa de su curso teórico se parece a los anteriores, incluso al de Durand, de quien hablamos en el capítulo I:


“El curso tiene por objeto el estudio de la composición de los edificios, de sus elementos y de sus conjuntos, según el doble aspecto del arte y de su adecuación a los problemas concretos, a las necesidades materiales. En la primera parte se estudiarán, sucesivamente, los elementos propiamente dichos, es decir, los muros, los órdenes, las arcadas, las puertas, las ventanas, las bóvedas, los techos, los tejados, etc; luego los elementos más complejos, como las salas, los vestíbulos, los pórticos, las escaleras, los patios, etc. En las segunda parte, una vez establecidos los principios generales de la composición, se estudiarán los principales tipos de edificios: religiosos, civiles, militares, públicos y privados, presentando, para cada uno, los ejemplos más notables de todas las épocas y de todos los países, demostrando a qué necesidades respondían y exponiendo después cómo y en qué medida estas necesidades se han modificado, para llegar a las exigencias actuales y a los programas más recientes.”


Sin embargo, el espíritu del curso es nuevo y el mismo Gaudet, en la lección inaugural pronunciada el 28 de noviembre de 1894, explica así su actitud:


“¿En qué consiste el curso de teoría arquitectónica? La pregunta puede parecer superflua, ya que este curso existe desde hace muchos años y ha sido dirigido por personalidades de gran valor. Así pues, su tradición parece establecida; sin embargo, no os ocultaré que noto a mi alrededor cierta impresión de que este curso está aún por crear. El punto es el siguiente: no es necesario que nuestro curso corra el peligro de entrar en contradicción con la enseñanza que vuestros maestros (los profesores de los distintos ateliers) tienen derecho a daros. La originalidad de nuestra escuela puede definirse en una palabra” puesto que”.


El curso de teoría no estará, por tanto, determinado por ninguna tendencia: “¿Cómo puede definirse este núcleo de nociones permanentes y comunes?” Gaudet afirma, pero inmediatamente después, nos da esta sorprendente definición: ”Clásico es todo lo que merece llegar a serlo, sin restricciones de tiempo, de país, de escuela… todo lo que sale victorioso de las luchas de las artes, todo lo que sigue recibiendo la admiración universal”...


"El liberalismo de Guadet está teóricamente más evolucionado que el racinalismo de Viollet-le-Duc y el ecelcticismo de Garnier, pero mientras intenta aislar y poner a salvo el núcleo vital de la profesión, es decir, la libertad de la fantasía, agota y convierte en indeterminadas todas las nociones tradicionales que constituyen, desde hace mucho tiempo, los fundamentos de la cultura académica. Los puntos para él incuestionables se revelan, uno tras otro, muy contestables, y el campo de la teoría no es vasto sino inexistente.


Guadet. guiado por la finura de su intuición, se da cuenta de este vacío inminente y escribe :"Nuestros programas son prosáicos, y sus formulación sólo puede ser así. Sois vosotros los que tenéis que añadir lo que yo, por mi parte, no podria nunca agregarles: la juventud".


No se trata sólo de una frase de cincunstancias. Entre los alumnos que la escuchan se encuentran los jóvenes Auguste Perret y Tony Garnier; en el mismo año Van de Velde, pronuncia su primera conferencia en Bruselas y decora su casa en Uccle; en Viena, Wagner abre el curso de la Academia con una declaración en favor de la "arquitectura moderna" e inicia su colaboración on Olbrich.


Los artistas de vanguardia, haciendo suyos los principios de Guadet, es decir, libertad individual y primado de la fantasía, crean un nuevo lenguaje independiente de los modelos históricos. que se contrapone felizmente a los estilos tradicionales.


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


 Págs.73-85." El racionalismo, la tradición de la ingeniería y el hormigón armado"


En esencia, éste era el problema que preocuparía también a Auguste Perret en los mismos años.  Perret era cuarenta años más joven que De Baudot, pero no estaba menos influído por las ideas de Viollet-le-Duc. Sin embargo, había recibido también el adoctrinamiento sobre los principios clásicos de la Ecole des Beaux Arts durante la década de 1890 bajo la tutela de Julien GUADET, autor del libro Élements et théorie de l´architecture 1902. El método que  Guadet intentaba inculcar a sus alumnos era el opuesto a esa servil imitación de los precedentes que los enemigos de la École gustaban de parodiar; sus clases se ocupaban de los principios clásicos de la composición y la proporción, y del análisis de tipos de edificios; trataba de transmitir un sentimiento de aprecio por las cualidades esenciales del clasicismo, en vez del respeto por los hábitos gramaticales superficiales. En necesario resaltar un elemento adicional de la formación de Perret; tanto él como su hermano Gustave fueron adiestrados desde muy temprana edad en los fundamentos de la construcción de edificios de la empresa de su padre. Esta combinación de pragmatismo firma e intuitiva de los principios clásicos fundamentales iba a configurar la producción de Perret a lo largo de su vida.


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FRAMPTON, K., Historia crítica de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona,1987. 


pág.12-19 " Transformaciones culturales: la arquitectura neoclásica, 1750-1900".


"Julien Guadet quien en su curso Élements et théorie de l´architecture 1902, trató de establecer una aproximación normativa de la composición de estructuras a partir de elementos técnicamente al día, dispuestos en lo posible de acuerdo con la tradición de la composición axial. Fue a través de las enseñanzas de Guadet en las Beaux Artsy de su influencia sobre alumnos como Auguste Perret y Tony Garnier, como los principios de la clásica composición “elementarista” pasaron a manos de los arquitectos precursores del siglo XX....


...Esta noción pintoresca del equilibrio parcialmente simétrico resultaría tan ajena a las enseñanzas de las beaux-arts como lo era con respecto al enfoque politécnico de Durand. En efecto, tendría un atractivo limitado para Julien Guadet, quien, en las conferencias recopiladas en su libro Eléments et théorie de l’architecture (1902), trató de establecer un planteamiento normativo para la composición de edificios a partir de elementos técnicamente actualizados, dispuestos en la medida de lo posible de acuerdo con la tradición de la composición axial.


Pág.102-106. “Tony Garnier y la Cité Industrielle, 1899 -1918”


Al entrar en la École des Beaux-Arts, primero en Lyon en 1886 y luego en París en 1889, Garnier se encontró bajo la influencia de Julien Guadet, quien, como profesor de Teoría después de 1894no sólo enseñaba los preceptos del clasicismo racional, sino también el análisis programático y la clasificación de tipos edificios. La obra de Guadet, Éléments et théories de l’architecture, publicada en 1902, era una puesta al día programática de los métodos expuestos por Durand en 1805 para la combinación racional de formas arquitectónicas tipificadas, y fue este enfoque común elemental del diseño lo que informó las carreras de los alumnos más destacados de Guadet, Garnier y Auguste Perret. Estos dos hombres, sin embargo, seguirían carreras muy diferentes, ya que mientras Garnier, después de diez años en París, ganó el Prix de Rome en 1899 y pasó otros cuatro años en la Academia Francesa en la Villa Medici, Perret abandonó la Ecole de Beaux-Arts en 1897 después de sólo tres años de educación formal, para trabajar junto a su padre. Así, cuando la Cité Industrielle fue exhibida por primera vez en 1904, Perret había establecido ya su marca como arquitecto y constructor, con su edificio pionero de apartamentos en la Rue Franklin, dotado de una estructura de hormigón armado..


Pág.107-110 “Auguste Perret : la evolución del racionalismo clásico. 1899-1925”


Pág.107-110. En 1897, tras poner fin repentinamente a una brillante carrera en la École de Beaux-Arts, Auguste Perret abandonó la orientación académica de su maestro Julien Guadet para trabajar con su padre. Este cambio consolidó su anterior dedicación parcial a la empresa constructora familiar. De sus obras de este periodo -que comienza en 1890-, las diseñadas tras dejar escuela son las mas interesantes, puesto que crearon el marco para el resto de su carrera. De ellas, dos son de una notable significación: un Casino en St-Malo, de 1899, y un edificio de viviendas en la avenida Wagram de Paris, de 1902. Mientras que el primero era una incursión en el racionalismo estructural con ese estilo ‘nacional romántico’ que por entonces se estaba popularizando gracias a las villas rusticas de Hector Guimard, el segundo era una composición de ocho plantas y estilo ‘Luis XV más Art Nouveau’ en piedra labrada. De los dos, el último ha de considerarse como el punto de partida esencial de Perret, puesto que ponía de manifiesto su retorno consciente a la tradición clásica, un retorno que incluso se anticipó en unos cuantos años a la ‘cristalización’ del estilo Secession, patente a partir de 1907 en la obra de figuras como Behrens, Hoffmann y Olbrich. 


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MONTANER, J,M., La Modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1997.


Págs. 89-114 “La expresión en la arquitectura de después del Movimiento Moderno”.


El concepto de carácter, que ya abrazaba toda la historia, siguió evolucionando a lo largo del siglo XIX interpretado en textos como Essai sur les signes inconditionnels de l’art de Humbert de Superville (1827) y Grammaire des Arts du Dessin de Charles Blanc (1867), llegando hasta Julien Guadet quien, al final de la tradición académica y el inicio del funcionalismo modernos entiende carácter como “identidad entre la expresión arquitectónica y la expresión moral del programa”.


 Pero si los proyectos de cárceles, palacios de justicia, casas unifamiliares o edificios culturales de Boullée, Claude Nicolas Ledoux, Jean-Jaques Lequeu, Antoine Laurent Thomas Vaudoyer o o Bernard Poyet ponían un énfasis primordial en el carácter de cada edificioel pragmatismo posterior a la Revolución Francesa, el racionalsimo de la escuela de Jean-Nicolas-Louis Durand y el eclecticismo consumista del siglo XIX, con un culto al carácter de culminó en la ópera de París (1861-1874) de Charles Garnier, fueron agotando y diluyendo la intensidad de dicho concepto.


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MONTANER, Josep María., Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Gustavo Gili. Barcelona, 2008.


págs.10-25. “La crisis del objeto” 


La crisis del sistema beaux arts. Uno de los retos más característicos de la arquitectura de principios del siglo XX fue la resolución formal de los edificios complejos. Para proyectar los nuevos equipamientos de la sociedad moderna -museos, bibliotecas, teatros, aduanas, bolsas, hospitales, cárceles, palacios de justicia, mataderos, mercados, cuarteles, cementerios -, el sistema académico fue elaborado a lo largo del siglo XIX, especialmente en Francia, a partir de aportaciones teóricas que van desde las clases en la École Polytechnique de París de Jean-Nicolas-Louis Durand (1760-1834), hasta el tratado de Julien Guadet Eléments et théorie de l’architecture (1909), un sistema basado en elementos y partes que se combinaban según leyes de axialidad, simetría y repetición. En el sistema beaux arts culminaba la tradición de uno de los primeros sistemas arquitectónicos: el orden del templo griego, es decir, lenguaje clásico. A lo largo de la historia se han sucedido distintos sistemas, que van desde el de los monasterios -especialmente los del Císter- hasta el ‘‘estilo imperio’’ de principios del siglo XIX elaborado por Charles Percier y Pierre Fontaine-discípulos, como Durand, de la arquitectura revolucionaria de Étienne-Louis Boullée y Claude-Nicolas Ledoux -, un nuevo sistema que abarcaba desde mobiliario e interiores hasta la propia ciudad, como el patrón para las fachadas de la Rue de Rivoli Parisina.


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