Inprimatu

COLQUHOUN Alan.,  La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005. 


Págs. 209- 229.“De Le Corbusier a las megaestructuras: visiones urbanas, 1930-1965” 


Dos ciudades capitales: Chandigarh y Brasilia Dos ciudades capitales, Chandigarh y Brasilia, encaman la idea de la monumentalidad, pero sus centros monumentales tienen connotaciones nacionales en lugar de locales.


El plan original para Chandigarh, capital del nuevo estado indio del Punjab oriental, lo preparó el urbanista norteamericano Albert Mayer. Tras la muerte prematura, en 1950, de Matthew Nowicki, su socio polaco-norteamericano, Mayer fue reemplazada por el equipo de Jane Drew, Maxwell Fry y Pierre Jeanneret, con Le Corbusier como consultor y inicial arquitecto del Capitolio (los edificios del gobierno estatal). Para el plan general, Le Corbusier simplemente regulariza el esquema de ciudad jardín trazado por Mayer, pero para el Capitolio comenzó todo desde el principio. La primera propuesta de Nowicki para el Capitolio que más tarde modificaría-era una ciudadela amurallada inspirada en los fuertes mogoles de Agra y Delhi, del siglo XVI. Le Corbusier rechazó todos los modelos. Los tres elementos del programa (el Tribunal Supremo, la Asamblea y los Ministerios) se proyectaron como una vasta necrópolis de construcciones monumentales separadas y recortadas contra el telón de fondo de las laderas del Himalaya. Estos edificios poseen la poderosa Gestalt del estilo tardío de Le Corbusier, y además están dotados de un simbolismo que, aunque basado en parte en un lenguaje asociativo y personal, tiene una fuerza que se siente inmediatamente. Los tres elementos del programa (el Tribunal Supremo, la Asamblea y los Ministerios) se proyectaron como una vasta necrópolis de construcciones monumentales separadas y recortadas contra el telón de fondo de las laderas del Himalaya....


...Tanto Chandigarh como Brasilia son ciudades de clase media de las que quedan excluidos los trabajadores peor pagados, necesarios para la economía de ambas. En Chandigarh –aunque oficialmente no existen- esos trabajadores tienen permiso para ocupar ilegalmente los intersticios de la ciudad;" en Brasilia han sido desterrados a ciudades satélites no planificadas desde las que van y vienen diariamente al trabajo . Las dos ciudades, pese a sus pretensiones modernas y universalistas, deben mucho a las persistentes tradiciones de sus respectivos países.


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs. 417-435.“Forma y significado en las obras tardías de Le Corbusier” 


Estos encargos en Ahmedabad fueron relativamente marginales con respecto al gran empeño indio de Le Corbusier : el proyecto de la nueva ciudad de Chandigarh, que le ocupó desde 1951 hasta su muerte en 1965, En 1948, el Punjab occidental y la capital tradicional del estado, Lahore, fueron cedidos al recién creado Pakistán, dejando al Punjab indio y a gran número de refugiados hindúes con la necesidad de tener una capital. Albert Mayer y Matthew Nowicki trazaron un esquema, pero en 1950 este último resultó muerto en un accidente aéreo. El ingeniero jefe, P.L. Varma , y el administrador estatal para las obras públicas, P.N. Thapar , recorrieron Europa en busca de un arquitecto/urbanista y, por recomendación de los arquitectos británicos Jane Drew y Maxwell Fry (que posteriormente tuvieron un papel importante en el proyecto de los sectores de viviendas), se dirigieron a Le Corbusier . En febrero de 1951, en una pequeña casa de reposo en la carretera de Simla, próxima a la pequeña aldea de Chandigarh, se trazó el anteproyecto de la nueva capital en cuestión de días. Le Corbusier había estado cavilando sobre la historia y el significado de las ciudades durante más de cuarenta años, y llegó cargado de su propia visión ya formada de un ideal urbano moderno, listo para ser modificado por las condiciones particulares. El cuerpo principal de la ciudad se planeó sobre una red de circulación (de hecho, había siete 'jerarquías' diferentes de movimiento en el proyecto), que separaba una serie de sectores rectangulares que contenían barrios de alojamientos relativamente bajos con una especie de disposición en ciudad jardín. Con el paso del tiempo se elaboraría toda una variedad de tipos residenciales para climas cálidos, usando materiales baratos y necesitados de mucha mano de obra, para los distintos sectores y niveles sociales. Varios de ellos fueron proyectados por el primo socio de Le Corbusier , Pierre Jeanneret , y otros por Fry y Drew . En el ' corazón' del cuerpo urbano estaba el centro comercial, situado junto a la arteria principal que llevaba a la 'cabecera', que contenía los principales edificios del estado: el Palacio del Gobernador, la sede del Parlamento (o Asamblea), el Tribunal Supremo (o Palacio de Justicia) y los Ministerios. La universidad, el museo, el estadio y otras actividades de 'recreo y educación' se disponían en un eje transversal que se extendía hacia el norte, mientras que hacia el sureste, separada del cuerpo principal, estaba la estación de ferrocarril con sus depósitos. La razón de ser de este proyecto global encarnaba los principios fundamentales de Le Corbusier : su creencia en la distinción ordenada de las funciones urbanas, su noción de los placeres esenciales de « la luz, el espacio y la vegetación », su concepción del orden social y la racionalización, y su sueño de una polis habitada por técnicos y burócratas progresistas con altas aspiraciones culturales. La forma era una variación sobre el esquema básico de la Ville Radieuse , pero sin bloques de viviendas à redent, y con monumentos escultóricos exentos, en vez de torres de vidrio, para simbolizar el gobierno en la cabecera. Sin embargo, Chandigarh incorporaba también ideas de París (los grandes bulevares y los puntos focales); del antiguo Pekín (la forma geométrica general); y de la Nueva Delhi de Lutyens, con su extraordinaria combinación de los principios de la ciudad jardín y del. urbanismo de las vistas barrocas. Le Corbusier también apreciaba mucho otro aspecto de Nueva Delhi, patente en la Viceroy's House y otros edificios monumentales: el modo en que fundían las tradiciones europeas e indias en una iconografía de la magnificencia del estado. 


Gran parte de la atención de Le Corbusier en los años siguientes se dedicaría al conjunto del Capitolio, en donde dio rienda suelta a sus ideas sobre la expresión monumental. Al igual que Lutyens , aprendió las enselanzas de la tradición mogola, con su generosa proviside de logias profundas, siluetas románticas y agua el 'parasol' en forma de medialuna-vuelto hacia arriba para proteger del agua y el sol, que incluía una imagen tradicional de autoridad, pero también la invertia para formar un gesto antiautoritario-se convirtió en un Leitmotiv común en Chandigarh: se repetía en lo alto del Palacio del Gobernador y en los Ministerios; se transformaba en la colosal cavidad del pórtico de la sede del Parlamento; y llegaba a ser la forma misma de la propia basilica de la Justicia. Sin duda, la génesis del vocabulario monumental de Le Corbusier parece haber supuesto una prodigiosa hazaña de abstracción en la que los recursos de la tradición clásica (el orden grandioso el pórtico) se fundían con su propio sistema general de formas en hormigón y, a su vez, se cruzaban con recursos indios como el ebattri (una cúpula sobre soportes esbeltos), las terrazas adinteladas, las galerías y las logias de Fatehpur Sikri. A su vez, este lenguaje arquitectónico, rico en referencias y connotaciones de índole pública e institucional, estaba impregnado de los temas cosmológicos personales del artista: la fantasía del agua empapando y salpicando gigantescas cubiertas y superficies de hormigón, la imagen del recorrido del sol en el solsticio y el equinoccio ligado a la colosal torre de iluminación del Parlamento, y el curioso 'valle de la contemplación', blasonado de signos que representaban los diferentes aspectos de la filosofía del arquitecto. El propio Capitolio era un diagrama de las jerarquías institucionales, con el Palacio del Gobernador en su cabecera, el Tribunal Supremo y el Parlamento uno enfrente del otro un poco más abajo, y los Ministerios apartados a un lado en una posición subordinada. Los edificios y los espacios intermedios se concebían como parte integrante de una especie de paisaje cósmico en el que los montículos, los valles, las láminas de agua, las plataformas y las siluetas de las construcciones principales se yuxtaponen con las faldas del lejano Himalaya. Sintonizaron para reflejar el paso del sol, los ángulos cambiantes de las sombras, y la luz de la luna.


Las relaciones entre objetos cercanos lejanos se animaban mediante tensiones y ambigüedades espaciales. A un lado del Palacio del Gobernador había una versión moderna de un jardín geométrico mogol. ( Le Corbusier había proyectado algo similar para la cubierta del museo que diseñó para la ciudad de Ahmedabad.) Las cubiertas planas de las instituciones monumentales se concebían como lugares de congregación, y en lo alto del Palacio del Gobernador (que nunca se construyó) había una figura de medialuna Vuelta hacia arriba que combinaba un teatro al aire libre, un recinto inferior sombreado y un símbolo político y cósmico abierto a múltiples interpretaciones: los cuernos de un toro, el recorrido del sol o el parasol de una autoridad. La apoteosis de esta nueva imaginería del estado, impregnada de referencias propias de Le Corbusier , era quizá la Mano Abierta', un monumento diseñado para estar cerca del Palacio del Gobernador (que finalmente quedó aislado cuando esta última función se abandonó porque el presidente Nehru la encontraba ' antidemocrática "). La Mano Abierta era una extraña mezcla de la paloma de la paz de Picasso y una enorme mano gesticulante, y su silueta era un eco de los perfiles curvos de los edificios. Parte del significado de este símbolo lo explicaba así el arquitecto: El monumento de la Mano Abierta [...] no es un signo político [...],es una creación de arquitecto [...], un signo de paz y reconciliación [...], un testimonio de armonía [..]. Para recibir las riquezas creadas, para distribuirlas entre los pueblos del mundo, debe ser el signo de nuestra época.


El Tribunal Supremo era otra variación sobre el tema del parasol, esta vez una caja abierta por los lados con una cubierta protectora esculpida con la forma de una enorme compuerta, pero que también evocaba la figura del ala de un avión. Las propias salas de los juzgados se encajaban en un sistema secundario bajo este pórtico monumental, como una serie de rectángulos a modo de enrejados sombreados por brise-soleil. La entrada al cuerpo principal del edificio estaba situada hacia uno de los extremos del rectángulo bajo, y adoptaba la forma de tres pilares monumentales de atrevidos colores y de planta curva (como versiones actuales de los pilotis del Pabellón Suizo ), y tras ella había una rampa lateral que subía zigzagueando hasta una terraza. Aunque el Tribunal Supremo estaba en consonancia con otras formas primigenias usadas en Chandigarh, también parecía destilar algunas de las primeras observaciones y los dibujos iniciales de las ruinas romanas hechos por Le Corbusier (por ejemplo, la basílica de Constantino ), y parecía implicar una transformación de un importante tipo indio: el Diwan-I-Amo sala pública de audiencias de los mongoles, con sus lados abiertos y sus cubiertas voladas. El propio edificio del Parlamento estaba cargado de simbolismo y enriquecido con referencias antiguas. Básicamente se proyectó como una gran caja con una retícula de columnas en su interior, y con los grandes 'objetos' de las cámaras de la Asamblea principal y el Senado metidos dentro. Estas cámaras eran visibles desde fuera gracias a las formas escultóricas de sus perfiles de cubierta: una pirámide ladeada para el Senado y una figura en forma de embudo o chimenea de barco para la Asamblea principal. En todas partes se empleaba hormigón rugoso, con todos los signos y enriquecimientos de la artesanía tosca; el clima tórrido añadió pronto su propia pátina. Si el resultado tiene la apariencia de una ruina colosal, grave y digna, se trataba de algo probablemente intencionado; se tiene la sensación de que estos edificios podían llevar siglos en esta planicie. Los lados de la caja estaban perforados por las sombras repetidas de los brise-soleil, mientras que la fachada principal (sobre el eje transversal de la meseta de la capital, frente al lejano Palacio de Justicia) ofrecía un gesto de considerable regularidad: un pórtico con forma de pala apoyado en soportes laterales,con una gran puerta esmaltada dotada de diagramas solares diseñados por Le Corbusier . Al pasar al interior se dejaba atrás el tremendo calor y las sombras recortadas para entrar en un mundo fresco y sereno de cilindros lisos que se alzaban hasta un sofito oscuro. La luz se filtraba al interior desde los laterales de este elemento flotante para hacer patente un espacio que podrían haber venerado los antiguos egipcios. Los soportes fungiformes parecían estar inspirados en las salas hipóstilas. El hormigón está aquí dotado de la densidad y la gravitas de la piedra labrada y pulida. Con el volumen impresionante de la gran chimenea que contiene la Asamblea y desciende hacia él, con las secuencias ascendentes de las rampas y los vastos suelos, este interior era una clara demostración de que la monumentalidad no había muerto en la era moderna. La propia sala de la Asamblea era un embudo hiperbólico que explotaba a través de la cubierta, hacia el cielo. Iluminada cenitalmente, se accedía a ella por la sala hipóstila mediante una versión actual del deambulatorio tradicional, y su eje estaba alineado con el recorrido del sol en el cénit, más que con la retícula del edificio o con la de la ciudad en su conjunto. Sus superficies interiores estaban decoradas con placas curvas de paneles acústicos, concebidos como abstracciones de nubes. El sublime espectáculo espacial de la cámara de la Asamblea estaba en cierta contradicción con su función como lugar para el debate político democrático. No obstante, es interesante indagar la génesis del concepto de embudo, ya que proporciona claves relativas al modo en que Le Corbusier traducía las imágenes y las ideas en formas. En las fases iniciales, el edificio del Parlamento era un pariente cercano del Tribunal Supremo situado enfrente: una gran caja bajo un sólido parasol de hormigón. Poco a poco, el tema del pórtico surgió de un modo natural a partir de la expresión del adintelado rectangular interior. En esta fase, las cámaras principales estaban sumergidas en la caja como dos salas con forma de glándula rodeadas por tabiques curvos de formas libres situados entre la retícula de soportes. Una ruptura crucial se produjo a mediados de 1953, cuando el arquitecto comenzó a vislumbrar la llamativa posibilidad de que la luz del sol y de la luna penetrase por la cubierta; había incluso vagas alusiones a "fiestas nocturnas y celebraciones solares”


Fue entonces cuando comenzó a surgir la idea de una torre de luz un objeto dentro de otro objeto mayor, que era la caja, estando su forma parcialmente inspirada por la figura hiperboloide de las torres de refrigeración de las centrales térmicas (puede que las cuestiones de ventilación desencadenasen la analogía). En el hecho de colocar una forma similar a un cañón de chimenea en el centro de una caja rectangular se reconoce una costumbre básica de Le Corbusier que se remonta al menos hasta las villas de los años 1920. Se ha sugerido que el arquitecto podría haberse inspirado en la planta del Altes Museum de Schinkel en Berlín , donde el tema del pórtico, la retícula y la forma circular se había formulado con gran fuerza y claridad. La elección de estas formas trascendía con mucho las cuestiones utilitarias (en realidad, la solución nunca fue del todo práctica); más bien surgian de la intención del artista de crear una especie de equivalente moderno de la cúpula: un emblema de la autoridad y el gobierno de estado. Entre los primeros croquis había algunos que mostraban la chimenea de Chandigarh junto a una sección de la cúpula de la iglesia imperial de Santa Sofía en Estambul, y otros que mostraban el sol penetrando por la parte superior de un modo que recuerda inevitablemente al Panteón de Roma. Cualesquiera que fuesen las fuentes concretas, nos vemos sorprendidos, una vez más, por la profundidad de su transformación en materia para la expresión propia del artista. Un embudo, una cúpula, una silueta de cubierta, una escultura que alude a las faldas del Himalaya: la cubierta de Chandigarh compartía todas estas cosas. También desde el principio Le Corbusier trató de incorporar algo de su iconografía universalizadora. En determinado momento, una rampa helicoidal debía correr a su alrededor (útil para la limpieza, pero también un símbolo del Modulor); más tarde se adosó una extraña mezcla de curvas volcadas hacia arriba, que hacían referencia al Leitmotiv gestual de todo el conjunto,así como al recorrido del sol. Es probable que estas implicaciones solares estuviesen provocadas por un grupo de abstracciones escultóricas que Le Corbusier admiraba muchísimo: los dispositivos astrológicos del Jantar Mantar en Delhi y en Jaipur (ambos de principios del siglo XVIII). El arquitecto hablaba de su creación como de « un auténtico laboratorio de física, equipado para asegurar el juego de las luces [...] ». El simbolismo solar se ligó a su vez a la noción misma de la autoridad del estado y a la propia concepción del arquitecto de un orden natural que lo abarcaba todo: el sistema de iluminación estaba diseñado de modo que un rayo cayese sobre el asiento el presidente el día de la apertura del Parlamento, En esa ocasión, una procesión partirá del espacio público exterior diaria a través de la gran puerta esmaltada adornada sueños cósmicos, « recordando al hombre una vez al año que es hijo del sol» . El edificio del Parlamento es un ciemplo de la extraordinaria profundidad y consistencia del pensamiento simbólico de Le Corbusier en sus últimos años. En la inauguración del Parlamento en 1963, el presidente Nehru habló de Chandigarh como de un templo de la nueva Indias: «la primera expresión de nuestro genio creativo, que florece en nuestra libertad nuevamente cansada incontaminada por las tradiciones del pasado. que llega más allá de los impedimentos de las viejas ciudades y las viejas tradiciones .» No cabe duda de que iban a ser estas cualidades 'progresistas' de la nueva ciudad v de sus edificios las que primero iban a dejar su marca. Pero Chandigarh, a pesar de no estar 'contaminada' por la tradición, estaba aún empapada en ella; y aunque en el contexto indio constituía un emblema de lo nuevo, en la mente de Le Corbusier era igualmente un símbolo de los valores que trascendieron completamente la mitología progresista occidental. 


Págs. 514... Entre 1945 y 1965, la difusión del Movimiento Moderno por todo el mundo significó, su conversión, gradualmente en la regla del orden establecido, en vez de ser un producto marginal de vanguadia. Aunque con frecuencia fue elegido para expresar ideales "progresistas" (por ejemplo las Naciones Unidas o Brasilia), tuvo que abandonar algunas de las tradiciones funcionales retóricas de la arquitectura, tales como la encarnación del estado o la conservación de las instituciones. La monumentalidad es una cualidad de la arquitectura que no tiene que ver con el tamaño, sino con la intensidad de la expresión. En cualquier caso, el problema consistía en dotar a los edificios públicos del grado adecuado de presencia y accesibilidad, es decir, establecer los términos de una monumentalidad democrática.


Le Corbusier, Mies Van der Rohe y Aalto, en sus obras de finales de 1940, y principios de 1950, dieron indicaciones sobre el modo en que se podía hacer (por ejemplo Chandigarh, Saint-Dié, Crown Hall o Saynatsalo). Las condidiones sociales externas y la evolución interna de la arquitectura moderna no iban desfasadas cuando se trataba de cuestiones de representación cívica y expresión monumental.


.... Después de la II Guerra Mundial, la arquitectura de Le Corbusier comenzó a adquirir un nuevo peso visual y una fuerza heróica, lo que no estaba desligado de su propia necesidad de resolver los problemas de la expresión monumental. Tanto en Saint-Dié (1946) como en Chandigarh, Le Corbusier parece haberse preocupado por una nueva visión de la acrópolis, al menos con unos espacios urbanos ceremoniales que combinaban la regularidad y la simetría con contratemas de asimetría y dinamismo. Los efectos ásperos del béton brut y la fuerte articulación de la sombra le permitieron crear un lenguaje simbólico alusivo puesto al servicio de un modelo institucional.


En Chandigarh en particular, transformó diversos tipos y formulaciones antiguas (por ejemplo la basílilca y el diwan en el Tribunal Supremo y la combinación cúpula/pórtico en el Parlamento) en un intento de proporcionar imágenes de un carácter adecuadamente honorífico. El pastiche de los prototipos mencionados se evitó comprendiendo sus principios básicos de organización y significado, e integrándolos en un vocabulario arquitectónico ya probado. Los "cinco puntos" se ampliaron y recibieron en un nuevo sentido de la escala y la dignidad; los brise-soleil en extensas hileras repetidas demostraron ser adecuados a la gravitas de las intenciones del artista; y su impecable control escultórico y su sentido del orden visual garantizaron que la unidad y la diversidad se mantiviesen en equilibrio.


Esto no significa que un tratamiento escultórico áspero del  tipo usado en Chandigarh fuese una receta automática para la buena monumentalidad; la proposición queda desmentida por los numerosos ejemplos, en todo el mundo, de salas de conciertos, monumentos estatales, parlamentos etc. con formas de hormigón desgarbadas y mastodónticas, rodeados de un laberinto de "plazas" y concebidos entre finales de los años 1950 y principios de 1970. Pero el poderoso estilo tardío de Le Corbusier podía revelarse útil como punto de partida para algunos talentos sensibles que retomasen no sólo los efectos externos, sino también los planteamientos intelectuales par la transformación de los antecedentes.Estos encargos en Ahmadabad fueron relativamente marginales con respecto al gran empeño indio de Le Corbusier: el proyecto de la nueva ciiudad de Chandigarh, que le ocupó desde 1951 hasta su muerte en 1965. En 1948, el Punjab occcidental y la capital tradicional del estado Lahore, fueron cedidos al recién creado Pakistán, dejando el Punjab indio y a un gran número de refugiados hidúes con lanecesidad de tener una capital. Albert Mayer y Matthew Nowicki trazaron un esquema, pero en 1950 este último resultó muerto en un accidente aéreo. El ingeniero jefe, P.L. Varma, y el administrador estatal para las obras públicas, P.N. Thapar, recorrieron Europa en busca de un arquitecto/urbanista y, por recomendación de los arquitectos británicos Jane Drew y Masxell Fry (que posteriormente tuvieron un papel importante en el proyecto de los sectores de viviendas), se dirigieron a Le Corbusier. En febrero de 1951, en una pequeña casa de reposo en la carretera de Simla, próxima a la pequeña aldea de Chandigarh, se trazó el anteproyecto de la nueva capital en cuestión de días. Le Corbusier había estado cavilando sobre la historia y el significado de las ciudades durante más de cuarenta años, y llegó cargado de su propia visión ya formada de un ideal urbano moderno, listo para ser modificado por las condiciones particulares. 


El cuerpo principal de la ciudad se planteó sobre una red de circulación (de hecho, había siete "jerarquías" diferentes de movimiento en el proyecto), que separaba una serie de sectores rectangulares que contenían barrios de alojamientos relativamente bajos con una especie de disposición en ciudad jardín. Con el paso del tiempo se elaboraría toda una variedad de tipos residenciales para clima cálidos, usando materiales baratos y necesitados de mucha mano de obra, para los distintos sectores y niveles sociales. Varios de ellos fueron proyectados por el primo y socio de Le Corbusier, Pierre Jeanneret, y otros por Fry y Drew. En el corazón del cuerpo urbano estaba el centro comercial situado junto a la arteria principal que llevaba a la "cabecera", que contenía los principale edificio del estado: el Palacio del Gobernador, la sede del Parlamento (o Acamblea), el Tribunal Supremo (o Palacio de Justicia) y los MInisterior. La universidad, el museo, el estadio y otras actividades de "recreo y educación" se disponían en un eje transversal que se extendia hacia el norte, mientras que hacia el sureste, separada del cuerpo principal, estaba la estación de ferrocarril con sus depósitos.


La razón de ser de este proyecto global encarnaba los principios fundamentales de Le Corbusier; su creencia en la distinción ordenada de las funciones urbanas, su noción de los placeres esenciales de "la luz, el espacio y la vegetación", su concepción del orden social y la racionalización ,y su sueño de una polis habitada por técnicos y burócratas progresistas con altas aspiraciones culturales. La forma era una variación sobre el esquema básico de la Ville Radieuse, pero sin bloques de viviendas à redent, y con monumentos escultóricos exentos, en vez de torres de vidrio, para simbolizar el gobierno en la cabecera. Sin embargo Chandigarh incorporaba también ideas de Paris (los grandes boulevares uy los puntos focales); del antiguo Pekin (la forma geométrica general), y de la  Nueva Delhi de Lutyens, con su extraordinaria combinación de los principios de la ciudad jardín y del urbanismo de las vistas barrocas. Le Corbusier también apreciaba mucho otro aspecto de Nueva Delhi, patente en la Viceroy´s House y otros edificios monumentales: el modo en que fundían las tradiciones europeas e indias en una iconografía de la magnificencia del estado.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.180-187.“Le Corbusier y la Ville Radieuse. 1928-1946"


Aunque la ciudad radiante nunca llegó a realizarse, su influencia como modelo evolutivo en el desarrollo urbano de posguerra en Europa y otros lugares fue muy amplia. Además de numerosos conjuntos de viviendas, la organización específica de dos nuevas ciudades capitales estuvo claramente inspirada en las ideas encarnadas en la villa Ville Radieuse: en concreto el plan general de Le Corbusier para Chandigarh de 1950, y el plan de Lúcio Costa para Brasilia, de 1957. La aceptación básica por parte de Le Corbusier del trazado de ciudad jardín que ya había realizado para Chandigarh ese mismo año el urbanista estadounidense Albert Mayer dejó suficientemente claro que había abandonado de hecho cualquier idea de crear una ciudad finita con una forma significativa, y que había reorientado su  enfoque general en favor de modelos de crecimiento dinámico a escala  regional. Pese a todas las modificaciones introducidas en el plan de Mayer, su ‘ciudad ideal’ quedó reducida en este caso al centro gubernamental: el Capitolio de Chandigarh, de 1950.


Este planteamiento realista ya había sido anticipado en el plan para St-Dié, de 1946. En adelante, como los maestros del Renacimiento, pareció estar preparado para compensar esa totalidad irrealizable con el proyecto de un elemento representativo de escala monumental.


Págs. 226-233.“Le Corbusier y la monumentalización de lo vernáculo, 1930-1960” 


Le preocupación de Le Corbusier por la resonancia cultural de un edificio en relación con su emplazamiento fue formulada por primera vez en 1923, cuando caracterizó la Acrópolis y su Propylea como aquel conjunto “en el que no es posible quitar nada más, en el que nada puede quedar ya excepto aquellos elemento violentos y estrechamente enlazados, que suenan tan claros y trágicos como trompetas de bronce”. Esta imagen apasionada de la Acrópolis, que aportó un sentimiento de unidad poco antes de extinguirse, reaparece como un tema constante a través de su vida y con mayor pathos a finales de su carrera. Tal fue el principio subyacente en la “acústica visual” de Ronchamp, asi como la razón de las formas diminutivas, montañosas y volcánicas, que hacen su erupción en la cubierta de la Unité.


 Un enfoque más cartesiano informó el diseño de Chandigarh, la nueva capital administrativa del Punjab, fundada en 1951. Puesto que allí el terreno era llano, el emplazamiento de los monumentos estuvo determinado por la imposición de una retícula proporcional. Le Corbusier ya había utilizado estas “líneas reguladoras” a una escala urbana en su Cité Mondiale de 1929, y en su centro de 1945 para St. DIé. Su descripción del Capitolio demuestra que estaba convencido de que tan delicados refinamientos eran perceptibles, cualesquiera que fuesen las distancias implicadas. “La composición del Parque del Capitolio, vasta como es ésta, se encuentra hoy regulada al centímetro en casi todas sus dimensiones, tanto en general cono en detalle. Tales son los medios, los poderes y los objetivos de la “proporción”. El hecho de que sir Edwin Lutyens hubiera realizado unos dispositivos modulares similares al diseñar Nueva Delhi, no le paso desapercibido a Le Corbusier, quien escribió apreciativamente acerca de esa nueva ciudad que fue “construida por Lutyens hace más de treinta años, con un extremo cuidado, gran talento y auténtico éxito. Los críticos pueden desbarrar tanto como quieran, pero el cumplimiento de semejante empresa merece respeto”.


 A diferencia de Nueva Delhi o de la Cité Mondiale, Chandigarh consiguió monumentalidad sin referirse directamente al vocabulario tradicional del clasicismo occidental. Los chocantes perfiles de sus tres monumentos derivaron, en primer lugar, de una respuesta directa a la severidad del clima. A diferencia de Lutyens, que sólo había explotado los elementos secundarios de la arquitectura mogol, Le Corbusier se apropió del tradiional  concepto “parasol” de Fatehpur Sikri como un monumental dispositivo de codificación que cabía variar de una estructura a otra. Utilizando esta forma de concha como preludio (el dosel de la entrada de la Asamblea), o bien como una constante (el techo avobedado del Tribunas Supremo) o como una dominante (el parasol que coronaba el Palacio del Gobernador), logró sugerir el carácter y la categoría de cada institución. Los sutiles perfiles de estas formas de concha procedían en parte del ganado y el paisaje de la región. El evidente intento consistía en representar una moderna identidad india que estuviera libre de toda asociación con su pasado colonial.


 Al propio tiempo, la escala enorme del Capitolio privaba a éste de aquellos atributos del “corazón de la ciudad” en el CIAM VIII, celebrado en Hoddesdon en 1952; aquellos atributos públicos del “corazón de la ciudad” que Sert había contemplado como dependientes de “distancias transitables y del ángulo visual del hombre”. Dentro del recinto del Capitolio, donde se requieren más de veinte minutos para caminar desde el Secretariado hasta el Tribunal Supremo, la presencia del hombre es más metafísica que real (recordando una vez más a Chicico). El legado neoclásico de Le Corbusier había surgido para evocar el paisaje del genre terrible; los edificios representarivos de los “tres poderes” – El Tribunal Superior, la Asamblea, y el Secretariado – no estaban relacionados como en la Acrópolis, por la configuración del terreno, sino más bien por abstractas líneas visuales que retrocedían a través de vastas distancias, un escorzo progresivo cuyos únicos límites parecían radicar en las montañas del horizonte.


La realización de Chandigarh propiamente dicho, como un plan abstracto y mal aconsejado, difícilmente puede (como ha alegado Stanislaus Von Moos) separarse de las aspiraciones políticas de la India en la época de su independencia, porque Chandigarh era algo más que la capital del Punjab; era el símbolo de la Nueva India. Resumía la idea de un moderno estado industrial, el destino utópico que Nehru había previsto para la india, en oposición total con la voluntad de Gandhi.


Así Chandigarh había sido trazado ya como un pintoresco suburbio “motópico” por el planificador norteamericano Albert Mayer antes de su apresurada racionalización en una red más o menor ortogonal de vías en manos de Le Corbusier, en asociación con Pierre Jeanneret, Jane Drew y Maxwell Fry. La naciente crisis de la ilustración occidental, su incapacidad para nutrir una cultura existente e incluso para sustentar el significado de sus propias formas clásicas, su carencia de todo objetivo más allá de una constante innovación técnica y un óptimo crecimiento económico, todo ello puede resumirse en la tragedia de Chandigarh, una ciudad destinada a los automóviles en un país donde son muchos los que todavía no tienen una bicicleta.


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KOSTOF, S., Historia de la Arquitectura. Edit. Alianza. Madrid, 1985


pág.1284-1286. En Chandigarh, la nueva capital de la provincia del Punjad creada con ocasión de la independencia de La India y la partición en 1947 que dejó a Lahore, la antigua capital, en zona pakistaní. Le Corbusier tenía a los Montes del Himalayaa con los que trabajar. Al norte de la ciudad, entre ella y las interminables cordilleras con nieve en sus cumbres, situó tres edificios monumentales en relaciones axiales cambiantea a través de una vasta plaza. Cuando uno se acerca a la principal vía pública urbana, esta acrópolis queda parcialmente escondida de nuestra vista tras un paisaje artificial de formas de tierra que mimetian la verdadera barrera de montañas de la lejanía. 


De estos tres edificios, el más sencillo es el Secretariado. Siendo un bloque horizontal enormemente atenuado, está tamizado por un esquema irregular de pantallas protectoras del sol en los lados mayores, interrumpidos ambos por una torre sin ventanas que contiene las rampas de circulación.


El Tribunal Supremo y el Edificio de la Asamblea o Parlamento también son imponentes estructuras de hormigón, protegiendo los núcleos funcionales interiores del terrible sol del verano y de la furia de la lluvia de los monzones que se desata en julio. En los interiores frescos y cavernosos del Tribunal Supremo más allá del pórtico de entrada, se entrelazan las rampas y los caminos que atraviesan el espacio entre la sala de justicia, de una parte y la sala suprema y la biblioteca de otra. El pórtico está coronado por un masivo alero de hormigón de bóvedas colgantes. Este descansa sobre una serie de delgadas aletas verticales que sostienen la pantalla protectora del sol, y sobre tres tremendos pilares aplanados de 18 metros de altura, cada uno de ellos enteramente pintado de un color vivo; rojo, amarillo, verde. En frente del Tribunal Supremo, se abre el camino de dramaatismo del Edificio de la Asamblea o Parlamento mediante el tejado de su nave, una hilera de delgadas secciones planas, sobresale la cámara de asambleas en forma de torre de refrigeración, mientras que la sala de consejos, más pequeña y rectilínea, emerge al aire libre con un tragaluz piramidal. 


Este extravagante y enorme complejo, a escala con la llanura vacia y monótona y con las altas montañas, superó ampliamente sus necesidades específicas. Engrandeció las instituciones del gobierno de lanación india que aababan de nacer, del mismo modo que Lutyens había dignificado el dominio colonial cuarenta años antes en Nueva Delhi. Pero mientras que Lutyens podía basarse en una larga tradición de formas monumentales con medios culturales establecidos, Le Corbusier asumió la invención de una completa iconografía de poder para satisfacer la petición de su augusto cliente, el Primer Ministro Pandit Nehru, de que la ciudad de Chandigarh fuera "símbolo de la libertad de la India, sinlas trabas de las tracidiciones del pasado". 


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MONTANER, J,M., La Modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1997.


págs.59-88. “ El racionalismo como método de proyectación: progreso y crisis” 


Este proceso empezó a gestarse en el pensamiento romántico y en distintos momentos de contrapunto al predominio exclusivo de la razón. Y ha sido especialmente a partir de los años cuarenta cuando se ha puesto en evidencia una desilusión radical acerca de una confianza, otrora desmedida, en la razón. Dicha confianza se había expresado, por ejemplo, en la idea de ciudad ideal, en el deseo de una ciudad perfecta, homogénea, pretendidamente justa y evidentemente cerrada y sin memoria que florece desde el renacimiento hasta el urbanismo del movimiento moderno pasando por el momento culminante del socialismo utópico. A lo largo del siglo XX, la posibilidad de la utopía va siendo sustituida por la referencia a la distopía, la utopía negativa. Paradójicamente, sin embargo, las ciudades modernas de nueva planta se crearon en los años sesenta: Brasilia, Chandigarh y Dacca.


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MONTANER, Josep María.,  Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Gustavo Gili. Barcelona, 2008. 


Págs.26-63.  “Sistemas racionales” 


Le Corbusier (1887-1965) fue formulando diversas ideas de ciudad —como la Villa Contemporánea para Tres Millones de Habitantes (1922), el plan Voisin (1925), los estudios urbanos para Buenos Aires (1929-1933) y Río de Janeiro (1929), el plan Obús para Argel (1930-1934), la Ville Radieuse (1935) y el plan para Saint-Dié (1946)—, una ciudad estructurada por sectores y por ejes de vías rápidas con separación de tráfico motorizado y peatonal. Su trabajo culminó en la realización de la nueva ciudad de Chandigarh, en India (1952-1965)donde llevaría a cabo una síntesis de todas sus propuestas urbanas.


 El deseo de Le Corbusier de construir barrios residenciales, edificios públicos y ciudades evolucionó de manera manifiesta. Del plan Voisin para París —que exageraba la necesidad de una nueva estructura de ciudad— al proyecto para Chandigarh hay un cambio radical. En su pensamiento de sistemas de objetos el eclecticismo está omnipresente; en él se superponen y sintetizan muy diversos mecanismos: una estructura abstracta de articulación de los distintos cuerpos de los monumentos donde pervive la organización en torno a una gran plataforma —que tiene sus orígenes en el ágora griega y en el foro romano—, o alrededor de un claustro, procedente de los monasterios del Císter; un sistema racionalista de ordenación de flujos, desde los más rápidos a los peatonales; y una gran capacidad para integrar sabiamente ingre­dientes culturales del lugar y de la historia en cada proyecto.


Si, tal como desveló Colin Rowe, Le Corbusier fue alternando dos arquetipos espaciales en su arquitectura doméstica —el mégaron y el sándwich, es decir, el patio y el pabellón o, utilizando los nombres del autor, la casa Citrohan y la casa Dom-inó—,” podemos interpretar que en sus propuestas urbanas fue desarro­llando dos lógicas autónomas que intentó sintetizar, en vano, en Chandigarh.


Por una parte, la lógica residencial que se va repitiendo a partir de una malla ortogonal o de unos trazados reguladores, como, por ejemplo, en la Villa Contemporánea para Tres Millones de Habitantes, que se define a través de tipologías urbanas residenciales, como los redents o las Unites d'Habitation en el marco de la Ville Radieuse, o que se configuran a partir de grandes gestos pro­teicos, como ocupación de la autopista en el plan Obús en Argel con viviendas.


Por otra parte, la lógica monumental que encuentra su plasmación en campus como centro cívico peatonal. Ello fue ensayado en distintos proyectos previos, algunos no realizados, como el Mundaneum (1929), el Palacio de Soviets en Moscú (1931), el centro cívico de Saint-Dié (1946) y el complejo cultural en Tokio, del que sólo construyó el Museo Nacional de Bellas Artes Occidente (1957-1959), hasta llegar la oportunidad del capitolio de Chandigarh,


Le Corbusier buscó insistentemente conciliar la lógica repetitiva de la ciudad moderna con la búsqueda de la monumentalidad y singularidad del cení intentando aprender de modelos históricos como el foro romano, las ciudades americanas prehispánicas o las ciudades asiáticas históricas.


Ya en la Villa Contemporánea para Tres Millones de Habitantes se dan lógicas distintas y autónomas: la regularidad de las figuras geométricas repetitivas —procedentes de un lenguaje clásico basado en la armonía y la representación y dirigidas a la producción en serie— y la singularidad de un gran va que, en esta primera ocasión, está representado por el pintoresquismo gran parque inglés en un extremo, como cabeza de la ciudad. A esta ciudad moderna repetitiva le hacía falta encontrar la manera de articular un espacio representativo no central, sino jerárquico. Le Corbusier no disponía aún de un sistema que relacionase la monumentalidad y gran escala trazado urbano con la escala menor de las tramas residenciales.


 En el proyecto no realizado para la ciudad francesa de Saint-Dié, que ha sido destruida durante la II Guerra Mundial, Le Corbusier planteó a pequeña escala cómo podría ser esta síntesis entre trama residencial —en este caso y cinco Unités d'Habitation repetitivas— y el centro cívico, conformado como campus con edificios administrativos y culturales.


Cuando tuvo la oportunidad de construir realmente una ciudad, Chandigarh, la nueva capital del Punjab(y más tarde también de Haryana), recurrió a una síntesis de diversas formas urbanasel mandala o trazado de la ciudad oriental, que admiró en la ciudad de Jaipur, planificada a principios del siglo XVIII; la retícula de la ciudad decimonónica europea, y el esquema moderno de su Ville Radieuse. Se demuestra así su voluntad de conciliar las culturas de cada lugar con su conocimiento del urbanismo occidental. Sin embargo, tampoco en Chandigarh va a conseguir conciliar la nueva trama residencial con la monu­mentalidad del capitolio, pues queda totalmente apartado de la ciudad, aislado en su ambición de singularidad.


Chandigarhya tenía un proyecto urbano previo, de 1949, del norteameri­cano Albert Mayer(1897-1983), que fue completado con propuestas arquitec­tónicas para el capitolio y para los edificios públicos del arquitecto Matthew Nowicki (1910-1950). Debido a la muerte súbita de Nowicki en un accidente aéreo, se decidió buscar un nuevo equipo de arquitectos. Entre diversas posi­bilidades, los arquitectos, ingenieros y funcionarios indios asesores del primer ministro Jawaharlal Nehru eligieron en 1951 a Maxwell Fry y Jane Drew. Por reco­mendación de éstos, se propuso a Le Corbusier como autor del plan director y del capitolio, quien nombró a Pierre Jeanneret (1896-1967) como su ayudante.


Le Corbusier tomó el esquema del plan director de Albert Mayer, que tenía forma de malla en abanico para adaptarse al lugar y que enmarcaba unidades de ciudad-jardín, y lo transformó en una trama más ortogonal y ordenada, respe­tando la situación prevista para el capitolio y para los centros neurálgicos, como el foro comercial. Tras la definición del esquema urbano general, la cons­trucción de las partes se dividió. Como asesor. Le Corbusier realizó el conjunto del capitolio, la torre de control junto al lago y el Museo de Arte, y sus colabo­radores Jeanneret, Drew y Fry, conjuntamente con arquitectos y técnicos locales, fueron proyectando y dirigiendo en detalle la realización de toda la ciudad.


La pareja de arquitectos británicos Edwin Maxwell Fry (1899-1987) y Jane Beverly Drew (1911-1996), formaron parte del despacho Fry, Drew & Partners de Londres entre 1945 y 1977. Influida por el grupo MARS, Jane Drew estuvo toda su vida vinculada a la escuela de arquitectura de la Architectural Association de Londres y colaboró, entre otros, con Denys Lasdun. Además de trabajar intensamente en la India entre 1951 y 1954, donde fue responsable de la elección y formación del equipo técnico para el proyecto y la construcción. Jane Drew trabajó también intermitentemente entre 1947 y 1965 en el oeste de África, especialmente en Nigeria. 


La ciudad de Chandigarh, proyectada y realizada durante años por Jeanneret, Drew y Fry, con sus calles y parques, campus universitarios, complejos cultu­rales, centros comerciales y edificios públicos, y todo tipo de viviendas en las unidades vecinales, es uno de los mejores ejemplos del urbanismo moderno. En cambio, el capitolio de Le Corbusier, aunque surja de una buena idea, es fallido en su evolución como proyecto, realización y mantenimiento.” El capi­tolio como cabeza de la ciudad, con el edificio de la asamblea, el secretariado y el palacio de justicia, acusa el hecho de que no se construyera el inmenso y escultórico palacio del gobernador. Le Corbusier otorgaba un lugar central —de excesiva jerarquía personalizada, en la confluencia del eje de la ciudad y del eje del capitolio— a un edificio que no tenía sentido y que el mismo Nehru rechazó por considerarlo poco democrático. El capitolio está incompleto como proyecto y fuera de la escala humana, totalmente aislado, ajeno al resto de la ciudad. Le Corbusier proyectó este conjunto monumental autónomo en forma de campus y cada uno de los edificios es en sí mismo una especie de pequeño campus, con sus elementos y mobiliario de hormigón, volúmenes dentro de volúmenes, cubiertas accesibles llenas de rampas y demás objetos. Incluso el jardín que estaba previsto detrás de la casa del gobernador tenía la forma reducida de jardín mogol y de trama de mandala. El edificio del secretariado (de 254 m de longitud) y el de la asamblea (inspirado en la arquitectura clásica, con pórtico gigantesco y una torre cónica truncada, entre panteón y torre de enfriamiento de fábrica de energía), tienen una buena relación mutua, pero todo el conjunto está fuera de la escala humana: el del secretariado y el de la asamblea no tienen casi relación visual con el palacio de justicia; demasiado lejos las estribaciones de los Himalayas, no pueden funcionar como fondo; al no haber tenido en cuenta el crecimiento tropical de la vegetación, los edifi­cios quedan ocultos. Por esto, la serie de esculturas, como la Mano abierta o la Torre de las sombras, por su forma y escala no pueden llegar a articular un gigan­tesco espacio libre, con insuficientes volúmenes y demasiado alejados entre sí. En definitiva, Le Corbusier no consigue constituir un campus. Por su concep­ción, dimensiones y proporciones, el capitolio sólo funciona en una visión ideal aérea, pero en la realidad no se relaciona con la escala del lugar ni tiene en cuenta la experiencia de la visión humana. Su aislamiento y autosuficiencia son voluntad del propio Le Corbusier, que celebra el carácter absoluto de su arquitectura y su deseo de intemporalidad: unas inmensas estructuras de hormigón, solitarias en el lugar, autorreferenciales, lejos de la escala humana y pensadas para ser admiradas desde la distancia, convertidas prematuramente en unas ruinas ausentes en el tiempo.


La forma del capitolio tiene un precedente en un proyecto del mismo Le Corbusier: el complejo dedicado al Mundaneum (1929). No es casual que cuando el primer ministro Nehru ratificó su negativa a construir la casa del gober­nador, Le Corbusier propusiera y proyectara un Museo del Conocimiento en esta misma posición jerárquica, un museo que tampoco se realizó y que partía de su idea del Mundaneum: tenía una forma alargada y desarrollada en altura, configurado por hileras de lucernarios, similar a su proyecto de palacio de congresos en Estrasburgo (1964-1965).


El resto de la ciudad es esencialmente residencial, estructurada muy adecua­damente en unidades vecinales, unas supermanzanas de 800 X 1.200 m, y está atravesada por sinuosos itinerarios verdes, entre los que se encuentra un precioso valle cívico de trazado ondulado —resultado de la erosión del agua en los terrenos arcillosos— que se convierte en un parque lineal que atraviesa la ciudad. Además del capitolio, Chandigarh se estructura según una serie de centros cívicos articulados a los dos ejes principales: el citado valle cívico, paralelo al eje representativo, y el eje este-oeste, que articula las áreas culturales. Chandigarh es una ciudad policéntrica y sus edificios públicos se agrupan en una serie de campus: el del ayuntamiento y el gran centro comercial principal; el del centro de negocios, con oficinas, bancos, hoteles y restaurantes; el del centro de ocio, con los museos, la biblioteca, el estadio y el teatro doble; y en el extremo noroeste, el de la universidad, con un tamaño mayor, que incluye museos y residencias para estudiantes. Junto a la universidad se agrupan los hospitales y en otro extremo está el complejo industrial.


A diferencia de Brasilia, cuyo planteamiento se basaba en la exclusión de las clases populares y pobres, en Chandigarh quedan incluidas todas las clases, castas y religiones, conviviendo en cada sector, excepto la primera franja que tiene la lógica de casas unifamiliares, según proyectos de viviendas colectivas de muy diversos tipos, consiguiéndose una equilibrada relación entre separa­ción y conciliación de funciones, que nunca se mezclan de manera caótica, sino que siempre se yuxtaponen en áreas y edificios contiguos.


Toda la ciudad se estructura según ocho tipos de vías, las siete vías típicas de la ciudad de Le Corbusier (desde el tráfico rápido hasta los recorridos peato­nales), más unas vías especiales para bicicletas, esenciales en un país como IndiaEn Chandigarh, el tráfico peatonal tiene la misma importancia que el rodado. De esta manera, el sistema urbano tiene una gran capacidad para albergar la vida comercial y peatonal; en definitiva, para adaptarse a su contexto y para que la sociedad que vive en ella se lo apropie.


Esta superposición de la repetitiva retícula residencial con una serie de campus de distinta importancia está pensada para que las áreas verdes se extiendan librementeorgánicamente, generando una tercera trama que se superpone a las otras dos —la residencial y la monumental— que convive con el sistema viario. Las dos lógicas, la de las viviendas y la de los equipamientos, articuladas de manera abierta, se empapan de un espacio verde que rellena todos los intersticios. En la idea de una estructura orgánica conformada por los corredores verdes y por los ensanchamientos de parques con forma ameboide rebrota la propuesta del Park System de Olmsted para Boston en las últimas décadas del siglo xix. Con Chandigarh, el equipo de Le Corbusier no sólo reco­noce la influencia de Olmsted, sino que culmina el énfasis en la relación entre naturaleza y entorno urbano construido.


Aunque el capitolio haya quedado inconcluso y haya recibido muy pocos cuidados, el conjunto de Chandigarh se ha constituido como estructura urbana donde se conciban de manera libre y abierta tres sistemas: la trama residen­cial, los campus representativos y el paisaje infiltrado por toda la ciudad. Por todo ello, el equipo de Le Corbusier, Jeanneret, Drew y Fry dio un paso tras­cendental en el proyecto de la ciudad contemporánea, superando el urbanismo postmoderno que aún seguía segregando los recintos de los parques inscri­biéndolos en la lógica artificial de la ciudad. Se había creado una de las primeras y auténticas ciudades verdes, y se había conseguido cumplir el deseo de Nehru: construir una ciudad moderna, que no discriminara, pero manteniendo las virtudes de su cultura; “el aroma indio en la arquitectura moderna”.

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