Inprimatu

CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs. 21 - 31.“La idea de una arquitectura moderna en el siglo XIX”


Los estilos de comienzos del siglo XIX, el teórico francés Antoine Chrysostome Quatremère de Quincy sugería que absolutamente nada viene de la nada y que el acto de construir nace de un germen preexistente para él, un tipo era una especie de núcleo en torno al cual y de acuerdo con el cuál se ordenaban las variaciones de las que es susceptible el objeto. Según está visión, varias creaciones de distintos estilos y periodos podían descansar sobre el mismo trazado tipológico y compartir así una raíz común. Por ejemplo el Altés Museum (1824- 1828), de Schinkel, la Capilla del Bosque ( 1918- 1920), de Asplund, y el Parlamento de Chandigarh ( 1951- 1963),de Le Corbusier, aun siendo diferentes en cuanto a sus funciones, materiales y estilos podrían considerarse, no obstante, transformaciones de la misma idea básica: el pórtico y la cúpula, un tipo cuyo ejemplo más claro en la antigüedad es el Panteón de Roma, del siclo II d.C.


Págs. 131 - 147.“Mitos nacionales y transformaciones clásicas”


En 1915, Asplund y Lewerentz ganaron conjuntamente el concurso para el Cementerio del Bosque en Enskede, situado a las afueras de Estocolmo, un proyecto que seguiría requiriendo su atención buena parte de los veinticinco años siguientes. Las primeras propuestas para el cementerio tenían un estilo irregular con caminos curvos, arboledas y montículos trazados en el bosque de pinos. Parte de la inspiración provenía de las pinturas paisajistas del romanticismo alemán, como las desoladas vistas de Gaspar David Friedrich. Pero a comienzos de la década de 1920, Lewerent alteró su estilo paisajista para incorporar un propileo, un grandioso eje, una necrópolis y una serie de espacios al aire libre definidos por plantaciones regulares. Las intenciones que había tras el paisaje cada vez estaban más relacionadas con el estudio de la antigüedad clásica, que él y Asplund estaban realizando, y se puede apreciar la influencia de diversos conjuntos antiguos como la villa Adriana o, posiblemente, las ruinas el Foro romano. Pero el conjunto también estaba guiado por esos temas míticos subyacentes que tienen que ver con la transición entre la vida y la muerte. La procesión del enterramiento, la redención, y la transubstanciación de elementos naturales como el agua y la luz. También había ecos de túmulos funerarios nórdicos y del recorrido de jesús hasta el calvario. Entre los dibujos, había uno de una cruz de piedra, grande y austera, que debía verse recortada contra el cielo. Esto era el paisaje en su modalidad trágica.


El edificio singular más convincente que surgió de estas fases iniciales de la creación del cementerio fue la Capilla del Bosque, proyectada por Asplund en solitario entre 1918 y 1920. Esta capilla estaba colocada en un eje transversal del cementerio, al final de un sendero a través de las coníferas y precedida de un pequeño pórtico rectangular nítidamente definido que sostenía un frontón totalmente simplificado. La propia capilla era una ingeniosa combinación del templo clásico y la cabaña nórdica. El recinto combinaba la idea de una iglesia rural escandinava con un temenos clásico. A un lado había un pequeño túmulo funerario y al otro una cancela baja con un suelo en forma de disco. En realidad la propia capilla era una versión rústica en miniatura del Panteón, sobre la que se había colocado una cubierta muy empinada revestida de tejas de madera. La cubierta terminaba por abajo en un borde afilado que obstaculizaba la visión de los capiteles dóricos de las esbeltas columnas de madera que formaban el pórtico. Por eso, vista desde el frente, la cubierta parecía flotar sobre cilindros blancos de madera que evocaban los troncos de los árboles circundantes. Las líneas diagonales y en pendiente de la cubierta, con sus superficies con textura de madera, también armonizaban con la inclinación hacia abajo de las ramas de las coníferas que la rodeaban. La figura triangular, recordaba inevitablemente la imagen de un esquemático frontón clásico, y provocaba así una cadena de asociaciones primitivas relativas a los posibles orígenes de los elementos clásicos en las formas de las cabañas o incluso, en las formas de la naturaleza, al mismo tiempo evocaba la idea de una pirámide que flotaba ligeramente por encima del terreno.


En contraste con el exterior, rústico y con textura, el interior de la capilla era liso, lumoinoso y claro. La cúpula tenía un perfil rebajado, pero estaba iluminada cenitalmente mediante una linterna, mientas que por abajo el suelo estaba recortado para hacerse eco de la forma circular de arriba. Esto no sólo repetía un tema cilíndrico que se encuentra en otros lugares del cementerio - donde unos pocos circulares estaban rehundidos en el terreno- sino que creaba una versión regular de un claro en el bosque bajo un cielo simbólico. La planta respondía a los rituales de los entierros: llegada, condolencia, reunión, transición, concentración, último rito, regreso, procesión y enterramiento. La sección era un microcosmos de temas también presentes en otros lugares del cementerio que conectaba el mundo terrenal con el reino celestial. Asplund fue capaz de insuflar nueva vida a unos tipos clásicos familiares con un contenido relacionado con la función que debía cumplir el edificio.


La función de las geometrías primarias, arquetipos clásicos, inspiraciones vernáculas y analogías naturales alineaba a Asplund con el siglo XVIII; con las ideas de Laugier sobre los comienzos de la arquitectura, o tal vez con "los clasicistas revolucionarios" como Ledoux, cuyos proyectos utópicos no construidos incluían fundiciones, cabañas de leñadores y casas para guardas rurales, todos basados en el cono, el cubo,la pirámide y la esfera.


La cabaña del Bosque y los proyectos que la siguieron, el juzgado de Lister (1917-1921) y la Biblioteca Pública de Estocolmo (1920-1928), dieron un novedoso impulso a esta herencia de la Ilustración, pero también abrieron las puertas a una arquitectura sencilla en la forma. pero compleja en el significado. Asplund desveló algunos modos de fundir la tradición vernácula con el clasicismo y de salvar la distancia entre el mundo nórdico y el mediterráneo.


Págs.287-303.“La continuidad de las antiguas tradiciones”


En este aspecto podía compararse con la iglesia de San Antonio en Basilea (1926), de Karl Moser, que también disponía de una estructura moderna de hormigón armado, pero que se aferraba a elementos de otro sistema constructivo (como el profundo casetonado clásico de las bóvedas) que parecían gratuitos, incluso fuera de lugar.


Como se indicó en el capítulo 8, varias corrientes del clasicismo estuvieron activas en las dos primeras décadas del siglo XX, incluidas las que contribuyeron a la formación de la arquitectura moderna. En las décadas de 1920 y 1930 el clasicismo no desapareció, sino que adoptó muchos aspectos nuevos, desde el más literal al más abstracto, dentro y fuera del movimiento moderno. En relación con esto, es instructivo examinar la obra del arquitecto sueco Erik Gunnar Asplund, cuya capilla del cementerio del Bosque (1918-1920) proporciona otro ejemplo más de la interpretación inventiva de los tipos clásicos.


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MONTANER Josep Maria., La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX . Gustavo Gili. Barcelona, 2002.


págs.25-58 “Espacio y antiespacio. Lugar y no lugar en la arquitectura moderna”


Ha sido la cultura del organicismo, desarrollada en la obra de Frank Lloyd Wright y en las aportaciones de los arquitectos nórdicos encabezados por Alvar Aalto, la que ha introducido con fuerza definitiva la relación de la arquitectura con el lugar.


Integrando los manifiestos en favor de la arquitectura orgánica por parte de Louis Henry Sullivan, Wright basa sus proyectos en tramas geométricas y poligonales, relacionando la obra con el entorno natural, amoldando el espacio al programa funcional y utilizando materiales tradicionales. Para Wright, auténtico pionero de la exploración de la relación de la arquitectura con el lugar, este vínculo se desarrolla en un paisaje civilizado por la cultura agraria estadounidense. Se trata de un paisaje basado en la lotización, en el cual no hay contradicción entre naturaleza y máquina sino todo lo contrario: la misma naturaleza de la máquina es orgánica. Esta alianza entre ambas se expresa en la patria artificial de los campos, en un paisaje productivo en el que la máquina y la naturaleza son aliados. Por esta misma razón, las formas abiertas, orgánicas y crecederas pueden configurarse mediante tramas geométricas y racionales. En sus proyectos la casa asume la horizontalidad del paisaje. En la casa Kaufmann o de la Cascada (1931-1939), unas grandes plataformas artificiales de hormigón en voladizo -es decir, una solución de alta tecnología- cualifican y mejoran un entorno de gran belleza natural.


Y de hecho, en el espacio abierto y extenso que Wright descubre mediante la destrucción de la caja compartimentada convencional está ya presente la concepción concreta de lugar. En la rápida evolución que va del Unity Temple en el Oak Park, Illinois (1904-1907) hasta la Robie House (1906-1909) pasando por las casas Usonianas, el espacio moderno que configura Wright no depende de una concepción racional, autónoma y prototípica sino de la experiencia visual y corporal de cada usuario habitando los interiores. Wright persigue un espacio moderno que no sea indiferente al lugar.


La obra de Aalto manifiesta también esta seducción por el mundo de la naturaleza viva como metáfora de la arquitectura. Sus edificios adoptan formas crecederas que se adaptan al lugar. De todas formas, fue Erick Gunnar Asplund uno de los primeros arquitectos que desarrolló una obra de síntesis en la cual la relación con el lugar era esencial. La conciliación que en Asplund se realiza entre tradición clásica y espacio moderno se vehicula precisamente a través de la sensibilidad por el lugar, integrando los mecanismos de la estética pintoresquista. Capilla en el bosque (1918-1920) o el cementerio y crematorio en el bosque, en Estocolmo (1935-1940) son buena prueba de esta interpretación empírica y delicada del paisaje nórdico.


Será con la corriente del New Empirism nórdico, surgida en los años cuarenta, cuando esta posición de respeto hacia el lugar -clima, topografía, materiales, vistas, paisaje, arbolado- y de insistencia en los valores psicológicos de la percepción del entorno, quede asentada.


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CENICACELAYA J. SALOÑA I., Continuidad de la tradición en la modernidad. Edit. Centro Vasco de arquitectura. CVA/EHAI. Centro Vasco de Arquitectura-Euskal Herriko Arkitektura Ikerkundea. Bilbao, 2012


Pág. 130. "Erik Gunnar Asplund. Capilla del Bosque. Estocolmo . Por expreso deseo de Asplund esta capilla (1918-20) debía de quedar claramente subordinada al bosque de abetos. No podría sobresalir o destacar de los árboles de un modo monumental. Asplund plantea un pórtico que precede al diminuto espacio interior. El pórtico esta sustentado por doce columnas dóricas de planísimos equinos y ábacos que no sustentan ninguna viga (el equivalente al arquitrabe) sino el techo.


Este ámbito es de espera, antes de abrir las robustas puertas que cierran la capilla. Abiertas éstas, una reja de delicadísimo trazado se abre al recinto, donde la bóveda esférica invade de luz el recinto. El edifico, al aproximarse a él de frente, se presenta como una pirámide. Una pirámide oscura, debido a las tejas o shingles de madera de la cubierta, soportada por ese „bosque“ de columnas blancas del pórtico. La pirámide, o mejor la cumbrera de la cubierta, soporta un tronco yacente, horizontal, operando simbólicamente como un catafalco."


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“En 1914, el Ayuntamiento de Estocolmo convocó un concurso internacional de arquitectura para la construcción de un nuevo cementerio. El lugar destinado era un terreno de casi 100 hectáreas junto a un bosque de pinos y abetos en el barrio de Enskede, al sur de la capital, de entre las 53 propuestas, se eligió la de los treintañeros Asplund y Lewerentz, presentada bajo el lema Tallum, apócope sueca de Pinar. Valorando que la característica fundamental de la propuesta es la preservación de la zona y sus propiedades de singular belleza. Desde un principio, los arquitectos habían decidido repartirse el trabajo: Asplund se dedicaría a los edificios mientras que Lewerentz se encargaría del paisajismo, de los recorridos y de los caminos. Así que en un pequeño claro que Lewerentz propuso, Asplund levantó la primera construcción del Cementerio: La Capilla del Bosque. En un inicio se propuso de piedra, pero por un problema con el coste de los materiales finalmente la capilla sería de madera. Y así fue: un árbol de madera entre árboles de madera. Sí, el aspecto de la Capilla del Bosque es vernáculo y romántico —columnas dóricas, cubiertas inclinadas, materiales tradicionales—, pero el tratamiento es profunda e inherentemente singular: la manipulación de los elementos en una búsqueda precisa”.


Juan OTERO MAYÁN

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