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Nació en Novazzano una pequeña localidad Suiza cerca de Como, pero se estableció en Roma en torno a 1655, donde realizó la mayoría de sus obras, contribuyendo a la transformación barroca que tuvo la ciudad. Empezó como ayudante de P. Cortona, C. Rainaldi y G.L. Bernini, trabajando bajo la dirección de éste último durante diez años. Su estilo acabado pero falto de originalidad, se puede apreciar en la fachada de San Marcello al Corso, Roma (1682-83) y en las numerosas capillas que construyó en las iglesias romanas: Capilla Cibo en Santa María del Pópolo (1683-7), capilla bautismal en San Pedro (1692-98). Realiza también la Iglesia y colegio de los jesuitas de Loyola en Gipuzkoa. Restauró y constuyó SS. Apostoli, Roma 1702 y acabó el Palazzo di Montecitorio de Bernini en Roma, incluyendo la entrada principal (1694-7). Sus edificio civiles son deslucidos, como es el caso de el Palazzo Spreti en Rávena (1700) y el Hospicio de San Michele en Roma (1700-03). Por su laboriosidad y perseverancia, se convirtió en cabeza indiscutible de su profesión en Roma y fue ampliamente responsable del clasicismo y el academicismo libresco en que cayó es estilo barroco. Destacan sus estudios sobre la antigüedad clásica y sobre la Basílica de San Pedro.   Ejerció una influencia enorme en toda Europa a través de sus numerosos discípulos entre los que figuran Fischer von Erlach y Hildebrandt en Austria, Gibbs en Inglaterra y Pöppelmann en Alemania. 

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