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A principios de la década de 1950, las formas culturales comenzaron a aparecer en la arquitectura de Eero Saarinen. A partir de entonces, la estética de sus proyectos oscilaría entre el estilo miesiano que encarna el Centro Tecnológico de la General Motors y la exploración de un mundo de formas orgánicas representado por la terminal TWA. Según Don Knorr, el arquitecto que realizó los bocetos par Case Study House nº19 y que trabajó para Saarinen a finales de la década de los 40, "indudablemente, estábamos haciendo cosas que podrían considerarse simplicistas... Edificios como la terminal TWA comenzaron a proyectarse apenas yo salí de la empresa. Creo que entonces no se tenían ni las herramientas ni la capacidad para hacer aquella clase de ingeniería y diseño". No obstante,  cuando llegó el encargo para el Auditorio Kresge y la capilla, la transición había comenzado y vientos de cambio soplaban en el estudio.


El arquitecto finlandés declaró que los principios de Mies van der Rohe influyeron enormemente sobre sus ideas respecto al diseño de estos dos edidicios. La claridad de la estructura fue el veículo de la monumentalidad del Movimiento Moderno. Si para Mies van der Rohe la arquitectura era una estructura, para Saarinen la articulación de aquella expresión estructural tenía que ir más allá del purismo abstracto del marco de acero. En esta etapa, los pasos que dio en esa dirección fueron aún inseguros si se los compara con su ulterior trabajo. En una posterior apreciación de la cúpula del auditorio, él mismo reconoció que el resultado final era sólo parcialmente satisfactorio: "Retrospectivamente, no queda más que criticar este edificio. Parece un globo a medio inflar".


Durante las visitas preliminares al sitio, sus ideas acerca del proyecto maduraron. Se encontraba cerca de la residencia Baker House de Alvar Aalto, y tenía que competir con edificios abyacentes de una altura aproximada de seis pisos y marcadas características propias. Saarinen optó por emplear formas primarias para que se distinguieran del denso tejido del campus e hicieran honor a una geometría icónica. Las consideraciones acústicas no tuvieron relación con la decisión de encerrar la gran sala en una cúpula; el deseo de fomentar una mayor integración entre el público y el escenario hicieron que se prefiriera esta opción. El carácter poco expresivo de esos objetos arquitectónicas, elevados sobre una plataforma, demuestra que el arquitecto aún debía alcanzar el total dominio del lenguaje del diseño estructural. La planta del auditorio, que tiene capacidad para 1.238 espectadores, es un gran triángulo equilátero cubierto por un octavo de esfera de hormigón, cuya génesis - según Aline Saarinen -  estuvo relacionada con la disección de una pelota de goma hueca. La cúpula toca el suelo en tres puntos, se extiende a lo largo de 48.70 m y tiene un espesor de sólo 890 centímetros en su cima. la sección a través del área de los asientos tiene "esencialmente, la forma de una cúpula invertida. El edificio está formado por dos conchas, como una almeja".


Pierluigi SERRAINO

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