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Hatfield House Library

Hatfield House Library

  • 1875 -
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  • Halfield (Inglaterra)
  • Reino Unido

CAMPBELL James W.P., La biblioteca. Un patrimonio mundial. Edit. Nerea. San Sebastián, 2013.


pág.209-211. "La exhibición ostentosa de lcolecciones bibliográficas privadas, que habia comenzado en el Renacimiento cn familias como los Medicis, siguió dándose en los palacios y residencias compestres de los ricos y poderosos durante los siglos XVIII y XIX. Durante este período en Gran Bretaña las familias de la aristocracia amasaron ingentes fortunas, controlaron amplios latifundios, y se hicieron construir enormes casas de campo. Estos autodenominados diletantes, presumían de sus colecciones pictóricas y escultóricas adquiridas en el cursos de sus estancias italianas siguiendo la tradición del Grand Tour. Además de disponer de galerías  para mostrar estas obras de arte, ninguna casa inglesa de categoría se edificab sin una biblioteca propia en la que sus dueños pudieran mostrar su colección. Existió incluso un grupo de aristócratas ingleses entre los que figuraba George John, segundo duque de Spencer (1785-1834). que adquirieron enormes lotes procedetes de las bibliotecas francesas durante la Revolución y que se hacían llamar los Bibliómanos. A la muerte del duque Gorge John Spencer, su biblioteca figuraba entre las mejores de Europa. Él fue además quien fundó el club Roxburghe, una exclusiva asociación de coleccionistas de libros que sigue existiendo en la actualidad. Los volúmenes de Spencer terminaron en la biblioteca John Rylands de Mánchester. Las donaciones de otros coleccionistas parecidos pusieron los cimientos de la Biblioteca del Museo Británico (posteriormente Biblioteca Británica) y de otras instituciones públicas. 


Hatfield House, a treinta kilómetros de Londres en dirección norte, es un buen ejemlo de la country house library; la biblioteca construida en el interior de una casa de campo de la nobleza.Una de sus salas convertida en biblioteca en 1833, no adquirió la actual configuración hasta que se añadieron galería en los años setenta del siglo XIX. En esta centuria poseer una biblioteca bien equipada se consideraba esencial en cualquier residencia privada de cierta categoría. Las bibliotecas particulares, funcionaban como sala de estar por la mañana, y con frecuencia prestaba también servicio como estudios.


Algunas de estas salas fueron amuebladas con estanterías murales en las que el número de estantes dependía en buena medida de la cantidad de libros que integraban la colección. Aunque en algunos casos los fondos eran bastante escasos, la mayoría de estos recintos privados intentaban cubrir las paredes de libros desde el techo hasta el suelo. Para alcanzar los anaquetes más altos, solian emplearse escaleras de mano. Otros muebles y accesorios diversos se consideraban adecuados para este tipo de espacios: globos terráqueos, sillones de cuero, y escritorios forrados de este mismo material. Además a finales del siglo XVIII y principios del XIX resultó cada vez más frecuente encontrar galerías en las bibliotecas más grandes. Las mismas características se imitaron en los clubes de caballeros que florecieron a lo largo de las calles londinenses de Pall Mall y Saint James y que procuraban a sus socios un segundo hogar ("a home from home"). Entre estas instituciones cabe destacr el Atheneum, el Brooks, el Carlton y el Reform.


El estilo del mobiliario de una biblioteca solía armonizar con el estilo del edificio que la alojaba. Así por ejemplo, en Strawberry Hill, la mansión gótica situada en el noroeste de Londres que se fue construyendo entre 1749 y 1776 por encargo de Horace Walpole (1717-1797), las estanterías de la biblioteca presentaban igualmente un diseño gótico. Hatfield, mansión de corte isabelino, poseyó una de las colecciones más antiguas de esta tipología, pues su biblioteca data nada menos que de 1607-1611. El estilo de las actuales estanterías refleja los de la chimenea y techo originales, si bien se instalaron después de un incendio que tuvo lugar en 1833. La adición de la galería fue posterior a la octava década del siglo XIX.


No todas las bibliotecas privadas eran de tal envergadura. En el Palacio de Sanssouci de Federico el Grande - una construcción prusiana de estilo Rococó situada en Postdam - la biblioteca es una diminuta estancia ovalada en la que unos armarios de la misma estética custodiaban una colección bastante modesta. En Estados Unidos, la biblioteca de Monticello, la residencia de Thomas Jefferson (1745-1826) en Virginia, resulta ingualmente pequeña comparada con las que se construyeron en las más espaciosas casas de campo europeas del período. Por tra parte, tampocoel hecho de las estancias destinadas a las bibliotecas fueran grandes implica necesariamente que sus colecciones tuvieran gran valor. Los estudios realizados sobre las bibliotecas de las residencias campestres inglesas, han demostrado, como cabía de esperar, que en el siglo XIX muchos propietarios compraban libros por metros con el propósito de decorar sus amplias bibliotecas, interesándose más por las encuadernaciones que por los contenidos


Hablar del coleccionismo bibliográfico privado en términos de continuidad puede proyectar equivocadamente la impresión de una cierta estabilidad política. Sin embargo el final del siglo XVIII y principios del XIX fueron testigos de cambios políticos radicales de alcance mundial. En todos los países, la iglesia y la monarquía tradicionales, dueñas del poder político, y cuyo ecenazgo impulsó la construcción de bibliotecas, se veían amenazadas. Desaparecían monasterios por toda Europa y los reyes cedían cada vez mayores poderes a los parlamentos y demás instituciones democráticas. Como consecuencia, las nuevas estructuras políticas, promovieron nuevas representaciones arquitectónicas. 

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