Pintor suizo simplificó más audazmente los paisajes de su tierra natal, para lograr que adquirieran la claridad propia de un cartel.
No es casualidad que este cuadro nos recuerde un cartel, ya que el estilo adaptado por los artistas europeos en seguimiento de los japoneses se amoldaba especialmente al que, a través de ellos, se había impuesto en las artes publicitarias de la época.
Comenzó con retratos realistas, dedicándose después al Impresionismo, hacia 1890, a una pintura monumental histórica y simbólico alegórica de fuerte colorido y configuración lineal estilizada rítmico paralelista; posteriormente y de modo especial, a la pintura de paisajes montañosos suizos y a los retratos. Muy ligado al Jugendstil y al simbolismo; tuvo especial influencia sobre el expresionismo.
Hizo su aprendizaje artístico bajo la dirección de Bartolomé Menn en la Escuela de Bellas Artes de Ginebra.. Viajó en su juventud por Europa y a los 25 años visitó España, residiendo algún tiempo en Madrid. Es la figura más relevante de la moderna pintura suiza. Lo que más resalta de su obra es su profundo germanismo. En Madrid estudió a Velásquez, Goya, Ribera, el Greco y el flamenco Rubens. La influencia de este último se nota ya en su obra de transición. Durante la primera época que abarca aproximadamente veinte años, pintó cuadros de naturalismo sano y concienzudo. En general de obra de Hoddler se divide en dos géneros opuestos; pinturas guerreras y pinturas idealistas. En las primeras hay energía, fuerza y grandiosidad. Al segundo corresponden las del género por él llamado paralelismo, en las que hay quietud, tranquilidad y serenidad, pero se ve también una composición estrecha y pobre, más propia de los pintores primitivos que de un artista moderno.
Tiene otros muchos cuadros de género, retratos etc. que no pueden propiamente clasificarse en ninguno de estos dos grupos, si bien unos tienen algo de la vitalidad de los primeros y otros muchos de la quietud de los segundos. Se dedicó también algo a la escultura.