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Rafael Moneo

MONEO VALLÉS, Rafael

  • Arquitecto
  •  
  • 1937 - Tudela (Navarra / Nafarroa). España
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MONTANER Josep Maria.,  La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX . Gustavo Gili. Barcelona, 2002 (1997) 


págs.115-140.“Tipo y estructura. Eclosión y crisis del concepto de tipología arquitectónica”  


ECLOSIÓN Y CRISIS DEL CONCEPTO DE TIPOLOGÍA ARQUITECTÓNICA


  Tras la crisis de los principios del movimiento moderno, se configuró una nueva metodología arquitectónica que se basaba en la reinterpretación de la historia de la arquitectura y en la defensa de la estructura de la ciudad tradicional con el objetivo de recuperar la dimensión cultural y colectiva de la arquitectura. Esta nueva posición, que tiene sus propias convicciones respecto a las formas, tecnologías, lenguajes y relaciones con el contexto, encuentra su fundamento, precisamente, en la reinterpretación del concepto de tipo arquitectónico que pertenece a la tradición platónica y académica y que estuvo en la base del sistema Beaux Arts. Tal corno ya sucedía en la crítica iluminista y en el método didáctico y compositivo de Durand, el concepto de tipología arquitectónica intenta aglutinar tanto el momento analítico teórico como el momento proyectual y creativo. El concepto de tipología sirve tanto para analizar la historia como para proyectar arquitectura en la ciudad. Para los arquitectos adscritos a esta posición, es el momento analítico -en el que se estudia la tipología de un museo, un teatro o unas viviendas— el que aporta directamente todas las pautas del proyecto.


 Manfredo Tafuri fue quien con mayor decisión definió esta corriente caracterizándola como "crítica tipológica" que insiste sobre los fenómenos de invariante formal y que se diferencia de los estudios analíticos de los maestros del racionalismo europeo por su carácter historicista. Esto es evidente si comparamos los contenidos de La arquitectura de la gran ciudad de Ludwig Hilberseimer, publicado en 1928, con La arquitectura de la ciudadde Aldo Rossi, de 1966. El primero es un libro que recoge aquellos proyectos de rascacielos, unidades residenciales, naves, estaciones, puentes y fábricas que anuncian la ciudad del futuro. El segundo, trata esencialmente de la ciudad europea de los siglos XVIII y XIX.


ecurrir al concepto de tipología significa en la actualidad rehuir todo regionalismo y defender soluciones morfológicas de carácter universal; comporta negar cualquier principio funcionalista en aras del primado de la estructura, el tipo o la forma; significa situarse en las antípodas del empirismo. En esto, por tanto, Aldo Rossi, Giorgio Grassi, Carlo Aymonino, Luciano Semerani, Guido Canella y otros autores superan la influencia neoempirista y fenomenológica presente en su maestro Ernesto Nathan Rogers y tienden hacia un tipo de cultura más académica y estática. Sin duda, dentro de las distintas posiciones que se configuran en los años sesenta, es ésta la que posee un mayor espesor teórico y unos más sólidos fundamentos: análisis teórico, actividad critica, función propositiva de las imágenes y valor demostrativo del proyecto se conectan entre ellos de modo indisoluble. Giulio Carlo Argan, en su escrito "Sobre el concepto de tipología arquitectónica" (1962) fue de los primeros en volver a poner en circulación este término, al mismo tiempo que se recuperaba la arquitectura de formas puras propuesta por los arquitectos iluministas. Entroncando con el concepto de tipo tal como lo utilizó Quatremère de Quincy, Argandemostraba que la tipología no es sólo un mero sistema de clasificación, sino que se corresponde con un proceso creativo. De todas maneras, esta primera interpretación de Argan está más cerca de una visión iconológica de las formas que del rigor estructuralista que el concepto tomará en los arquitectos italianos.


 En los años sesenta, por lo tanto, confluyen el citado escrito de Argan, los análisis de Rudolf Wittkowersobre las invariantes formales en las plantas de las villas palladianas, la reinterpretación de los métodos y conceptos de Durand y Quatremère de Quincy y la recuperación, en definitiva, de toda una tradición arquitectónica que anuncia y culmina en la Ilustración: los tratados y colecciones de proyectos de Pierre Le Muet, Pierre Patte, Ledoux, Boullée y Louis-Ambroise Dubut. Al mismo tiempo, los proyectos y obras contemporáneas desarrollados por Louis Kahn se han convertido en modelo de un acercamiento a los mecanismos tipológicos: repertorios formales delimitados, defensa del valor universal y repetitivo las formas, recreación de los significados simbólicos de cada forma geométrica, recurrencia a los sistemas académicos de articulación de los edificios -simetría, axialidad, jerarquía.


La arquitectura de la ciudad(1966) de Aldo Rossi se ha convertido en el manifiesto de esta recuperación del concepto de tipología. La crítica al "funcionalismo ingenuo" está relacionada con la certeza de que la forma es más fuerte que cualquier atribución de uso y que la máxima precisión arquitectónica favorece la mayor libertad funcional. Esta posición va ligada a una actitud clasificatoria, basada en la creencia de unos principios inmutables y unas formas que permanecen a lo largo de siglos y sobre las que se pueden establecer criterios lógicos. Manifiesta la importancia de la herencia histórica y, sobre todo, la relación de toda la trama urbana. Con ello se diferencia de la tradición que va de Durand a Kahn para la cual el tipo entendido como partí es un mecanismo autónomo, en su forma y escala, respecto al lugar. El concepto de tipología dirige las bases de la arquitectura hacia el espacio, pero no un espacio funcional, distributivo, constructivo o matemático, sino que, en consonancia con el estructuralismo, señala que la esencia de las formas arquitectónicas estriba en los modos de estructuración del espacio. Se trata, paradójicamente, de un estructuralismo que es, a la vez, historicista.


Giorgio Grassi, en escritos de los años setenta como "Para una investigación sobre la casa en Francia" o "Características de la casa en las ciudades alemanas", intenta darle un mayor rigor científico y una más sólida base histórica a este concepto. Grassi es el que parte de una visión más estática y pesimista.


 En las valoraciones de su propia obra -en la mayoría de los casos ligada a preexistencias arquitectónicas importantes- Grassi considera la arquitectura como una "lengua o naturaleza muerta" y ha insistido, parafraseando a Jean de La Bruyère que "todo ha sido ya dicho". Según Grassi, sus proyectos usan conscientemente un lenguaje considerado antiguo y repiten siempre cosas ya dichas. Su obra manifiesta la imposibilidad de ser nueva, el convencimiento de que las condiciones no pueden ser cambiadas y que la recurrencia a un denso sistema de vínculos y referencias constituye el único medio para hacer aparecer la forma arquitectónica. Y uno de estos medios básicos es el tipo.


En este terreno de la tipología el arquitecto que ha desarrollado un trabajo teórico y de investigación más amplio y riguroso ha sido Carlo Aymonino: por su recuperación y reinterpretación de la tradiciones utópicas y racionalistas de la vivienda, por su estudio de las ciudades capitales europeas -especialmente París y Viena-, por sus trabajos sistemáticos dirigidos desde la Facultad de Arquitectura de Venecia sobre los conjuntos residenciales modernos dentro de la trama urbana y, en definitiva, por su precisa definición conceptual de la relación entre tipología arquitectónica y morfología urbana." Se podría establecer una cierta similitud entre la pareja tipología-morfología y la pareja código-mensaje en el terreno de la semiótica. He aquí, por tanto, otra sintonía entre crítica tipológica y estructuralismo.


Anthony Vidler, en diversos artículos de los años setenta intenta rastrear los orígenes e implicaciones de la idea de tipo y anuncia la aparición de un tercer paradigma en la historia de la arquitectura: tras la larga vigencia del modelo de la naturaleza, la cabaña primitiva y los órdenes, y tras la irrupción del paradigma de la máquina, resultado del proceso de producción, se impone otra referencia: la ciudad y la arquitectura misma. Vidler señala que "esta nueva tipología es explícitamente crítica al movimiento moderno; utiliza la claridad de la ciudad del siglo XVIII para expresar su repulsa a la fragmentación, descentralización y desintegración formal que el zoning y los avances tecnológicos de los años veinte introdujeron en la vida urbana contemporánea. /.../ Lleva a categoría de principio el tejido urbano continuo y sus tradicionales espacios públicos: las calles y plazas". Vidler concluye que "se reafirman la ciudad y la tipología como las únicas bases en las que apoyarse para devolver su papel crítico a una arquitectura que está siendo asesinada por el aparentemente interminable ciclo de la producción y el consumo.


 Según estos autores -y Rafael Moneo lo señala explícitamente- si la arquitectura quiere recuperar su relación con el público, debe trabajar sobre las convenciones que fundamentan la memoria colectiva. He aquí una postura totalmente opuesta a los mitos vanguardistas de la novedad, el límite, la ruptura y la experimentación constante.


El acercamiento crítico de Rafael Moneo a la posición de la crítica tipológica se produce durante los años setenta y se refleja en su artículo "Sobre la tipología" (1978). Este escrito se inicia señalando uno de los peligros que esta posición puede comportar: una 'visión excesivamente cerrada, estática, tendente al fundamentalismo y vulnerable al peligro de convertirse en demasiado conservadora. Rafael Moneo plantea la convicción de que el concepto de tipología implica la idea de cambio, de transformación. Por ello define los factores y momentos que pueden generar la aparición de nuevas tipologías.


Según él, los momentos más intensos del desarrollo arquitectónico son aquellos en que aparecen nuevos tipos, es decir, cuando hay cambios estructurales y técnicos, de uso, de escala; cuando se solapan diversos tipos para producir otros nuevos; incluso cuando el genio del arquitecto es capaz de inventar, como al intervenir Filippo Brunelleschi en la cúpula de Santa María de Fiore en Florencia. Para Moneo el tipo es la estructura en el interior de la cual se opera el cambio, como término necesario para la dialéctica continua requerida por la historia. Por lo tanto, Moneo adopta el mecanismo de la tipología siempre que se acepte su carácter abierto y dinámico. Recordemos que también la idea de "tipos ideales" de Max Weber se basaba en la capacidad de transformación.


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MONTANER J.M. MUXI Z., Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 27-78“Historias” 


TRADICIONES CRÍTICAS CONTEMPORÁNEAS


En las décadas de 1860 y 1970 se desarrolló una nueva ética, con la voluntad de construir un proyecto crítico, especialmente en Italia, donde hubo un renacimiento del pensamiento marxista, siguiendo las raíces de la Escuela de Frankfut, de la teoría de Antonio Gramsciy del pensamiento estructuralista, expresado de maneras diversas en autores com Manfredo Tafuri, Aldo Rossi, Giorgio Grassi y Carlo Aymonino.


Como herencia de la línea problematizadora de la Escuela de Frankfurt y de su vertiente de vanguardia negativa y nihilista, surgen las interpretaciones de Peter Eisenman. A lo largo de su producción teórica, Eisenman insiste en que la arquitectura contemporánea, no clásica, ha de ser antifuncionalista, antihumanista y debe ir contra la idea de lugar. En su texto crucial El fin de lo clásico, con un objetivo similar al de Davir Watkin, Eisenman intentó destruir sistemáticamente los tres grandes ejes de la arquitectura moderna, considerados como ficciones; la posibilidad de representación (o posibilidad de transmitir significados), la acción de la razón (o precisión científica) y el sentido de la historia (zeitgeist).


Con esto llegamos al momento actual, en el que predomina la figura estelar, totalmente distorsionada por los medios de comunicación de masas,  de los arquitectos internacionales. Si los arquitectos más destacados de la década de 1980, como Hans Hollein, James Stirling, Aldo Rossi, Giorgio Grassi, Carlo Aymonino, Alvaro Siza o Rafael Moneorespondían y responden a un perfil profesional asequible, buena parte de ellos enraizados en la enseñanza universitaria, con un estudio pequeño y artesanal, las figuras actuales como Jean Nouvel, Norman Foster, Richard Rogers, Santiago Calatrava, Rem Koolhaas, Herzog&De Meuron, Zaha Hadid o Toyo Itoestán lejos de la universidad, trabajan según una lógica empresarial, con su marca de empresa, sus grandes estudios en diversas sedes y su necesaria dependencia de los encargos de las grandes corporaciones y de los favores de los medios de comunicación.


 

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