COLQUHOUN Alan., La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005.
Págs. 209- 229.“De Le Corbusier a las megaestructuras: visiones urbanas, 1930-1965”
La teoría de los sistemas
A finales de la década de 1950 existían dos modelos conceptuales para esa clase de ideas urbanas que estaba explorando el Team X. El primer modelo era una refundición de teorias sociales basadas en el concepto de comunidad (Gemeinschaft) y en la psicologia de la percepción."Con frecuencia esas ideas parecían estar detrás de las metáforas del árbol y el umbral usadas por Woods, los Smithson y Van Eyck. Pero latente en buena parte de la obra del Team X había otro modelo que había estado ganando terreno en las ciencias humanas desde la II Guerra Mundial: la teoría de los sistemas. Esta trataba de aplicar el principio común de la autorregulación a las máquinas, a la psicología y a la sociedad: en realidad, a todos los conjuntos organizados». Fundamentándose en la creencia de que la tecnología instrumental reemplazaba por entonces a todas las demás tendencias, esa teoría consideraba las sociedades como sistemas de información diseñados para conservar la «homeostasis, es decir, como totalidades descentralizadas en las que ningún nivel esta al mando"
Aunque ambos modelos difieren del racionalismo en que son orgánicos y holísticos (es decir, no pueden descomponerse mecánicamente en partes separadas), no existe conflicto alguno entre ellos. El primero mira hacia atrás, a la integridad, perdida de las comunidades y culturas de base artesanal, el segundo mira hacia delante, a un mundo capitalista de estructuras abiertas dentro de las cuales la democracia, el individualismo, la mercantilización y el espíritu consumista no se ven obstaculizados por ningún conjunto de códigos culturales establecidos a priori. Puede que esta contradicción afectase a los Smithson hasta el punto de no quedar nunca resuelta del todo, lo cual parece reflejarse en la cualidad algo indecisa de su obra posterior.
Algunos aspectos de la teoría de los sistemas, en particular la cibernética, se incorporaron al discurso arquitectónico a finales de la década de 1950. El estructuralismo sueco y holandés y el movimiento mega estructuralista entendían que eran aplicables a los complejos problemas de diseño en la moderna sociedad de masas. Y así se introdujo un elemento cibernético» y autorregulador en el modo en que se concebían las ciudades y los grandes edificios. En lugar de dar a los usuarios unos trazados espaciales predeterminados, se les ofrecían ahora al menos en teoría los medios para alterar su propio microentorno y decidir sus propias pautas de comportamiento
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CURTIS, W., La arquitectura moderna desde 1900.
Págs. 547- 565 “ Extensión y crítica en la década de 1960”
Cada arquitecto tenía su propio lenguaje, su genealogía y su centro de actividad, y cada cual ocupaba su propio lugar en una tradición más extensa. Por ejemplo, el holandés Aldo van Eyck era plenamente consciente de los elevados objetivos sociales y espirituales, y de las extraordinarias cualidades formales, del movimiento moderno holandés de entreguerras. Van Eyck intentó inyectar en su trabajo un humanismo que era un descendiente respetable (aunque menos extremo) del utopismo del periodo anterior a la guerra. Preocupado por la degradación provocada por la tecnología («kilómetros y kilómetros de nada»), trataba de contrarrestar esto con una arquitectura fundamentada en valores espirituales y (lo que él consideraba) significados arquetípicos.
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MONTANER Josep Maria., La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX . Gustavo Gili. Barcelona, 2002.
“Arquitectura y mímesis. La modernidad superada”
págs.9-24. "Sin embargo, este método (el método de la Bauhaus) se va transformando cuando los arquitectos de la llamada “tercera generación moderna” – Louis Kahn, Jorn Utzon, Denys Lasdun, Aldo van Eyck, Jose Antonio Coderch, Luis Barragán, Fernando Távora, Carlos Raúl Villanueva, Lina Bo Bardi – rechazan el formalismo y el manierismo del estilo internacional y reclaman mirar de nuevo hacia los monumentos, la historia, la realidad y el usuario, hacia la arquitectura vernacular. Se potencia una obra que arranca de la experiencia acumulada en los dibujos que estos arquitectos vuelven a hacer interpretando la arquitectura construida, una auténtica segunda naturaleza que la historia ha ido generando".