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 KEATS, John

KEATS, John

  • Poeta
  •  
  • 1795 - Moorgate. Londres. Reino Unido
  • 1921 - Roma. Italia

PEVSNER N.,  Pioneros del diseño moderno. De William Morris a Walter Gropius. Infinito. Buenos Aires, 2000.


p. 17-40. "Teorías del arte desde Morris hasta Gropius" 


        El artista se aparto con disgusto de tanta mezquindad. No le correspondía a él trabajar para las necesidades de esas clases, condescender con el gusto de la mayoría, inmiscuirse en las «artes no bellas». Durante el Renacimiento los artistas habían aprendido, por primera vez, a considerarse seres superiores, portadores de un mensaje sublime. Leonardo da Vinci exigía del artista que fuera un hombre de ciencia y un humanista, pero de ningún modo un artesano. Cuando le preguntaron a Miguel Angel por qué, en la Capilla de los Médicis, había retratado sin barba a uno de ellos aun cuando en vida la había usado , contesto : «¿ Quién sabrá , dentro de mil años , cuál era su aspecto?» No obstante, esta actitud de vanidad artística sigue siendo excepcional hasta fines del siglo XVIII. Schiller fue el primero en elaborar una filosofia del arte que convertia al artista en el sumo sacerdote de una sociedad secularizada. Schelling recogio esas ideas y a continuacion lo hicieron Coleridge, Shelley y Keats. Los poetas, según Shelley, son «los no reconocidos legisladores del mundo». El artista no es ya un artesano, ni tampoco un sirviente; ahora es un sacerdote. Su evangelio puede ser la humanidad o la belleza, una belleza «idéntica a la verdad» (Keats), una belleza que es «la más completa unidad imaginable de vida y forma» (Schiller). “Cuando crea, el artista da a conocer «lo esencial, lo universal, el aspecto y la expresión del espíritu que mora en la naturaleza» (Schelling). Schiller le asegura: «La dignidad de la humanidad está puesta en sus manos» y lo compara a un rey, «hablando ambos en las cimas de la humanidad». La consecuencia inevitable de tal adulación se hizo cada vez mas visible al desarrollarse el siglo XIX. El artista comenzó a despreciar la utilidad y al publico (Keats: «Oh dulce fantasia! déjala en libertad; todo se sana con el uso»). Se apartó de la vida real de su época y se retiro a su circuito sagrado, creando el arte por el arte y por el artista. Al mismo tiempo, el público dejo de comprender su lenguaje personal, aparentemente inútil. Sea que viviese como sacerdote o que llevase una vie de boheme, fue ridiculizado por la mayoría de sus contemporáneos y exaltado solo por un reducido conjunto de críticos y adinerados connaisseurs.


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