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BLANCO SOLER, Luis

BLANCO SOLER, Luis

  • Arquitecto
  •  
  • 1896 - Madrid. España
  • 1988 - Madrid. España


 BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


 Págs. 621-669. ”Formación del Movimiento Moderno en Europa entre las dos guerras. Los progresos de la arquitectura europea entre 1930 y 1940”


5.- España.


Es ésta una de las tres primeras obras decididamente adscritas al Movimiento Moderno que se construyen en España entre los años 1927-1928, siendo las otras dos la estación de servicio para automovilistas de Casto Fernández-Shaw (año 1927), y la casa para el marqués de Villora que Rafael Bergamín proyecta en 1926 y lleva a cabo en 1927, ambas situadas en Madrid. Estos tres arquitectos García Mercadal, Bergamín y Fernández-Shaw constituyen las figuras más relevantes de la generación de 1925, denominada así porque hacia ese año se iniciaría la actividad profesional de sus componentes y porque para buena parte de ellos la visita a la Exposición de las Artes Decorativas de París, de dicho año, iba a suponer un revulsivo de decisiva influencia en su actuación futura. 


Sánchez Arcas, Lacasa, Aguirre, Los Santos, Blanco Soler, Arniches, Domínguez, Azpiroz, Gutiérrez Soto, etc., se encuentran, además de los tres citados, entre los más notables representantes de este grupo que sin hallarse, de hecho, integrados en una asociación formalmente establecida, como ocurriría posteriormente con el GATEPAC, constituyen, en definitiva, una entidad reconocible tanto por su común ideología como por el carácter de su obra y, en último término, por su vinculación predominante al ámbito madrileño. Como otros rasgos comunes a los componentes de esta generación de 1925 podrían destacarse su tendencia al trabajo en equipo y la frecuencia de sus desplazamientos al extranjero, fuente de inspiración y estímulo para su trabajo.


Arquitectos pertenecientes a la generación de 1925 construirán la mayor parte de la arquitectura de vanguardia que se realiza en Madrid hasta 1936 entre la que cabría mencionar las colonias «Parque-Residencia» (Bergamín-Blanco Soler) y «El Viso» (Bergamín, con la colaboración de Luis Felipe Vivanco); los edificios de la Ciudad Universitaria, destacando el dedicado a central térmica (Sánchez Arcas), la Facultad de Ciencias (Miguel de Los Santos), la Facultad de Filosofía y Letras (Agustín Aguirre) y las residencias de estudiantes (Lacasa), además de muchos otros edificios entre los que citaríamos los edificios del Instituto Escuela (Arniches y Domínguez), el cine Barceló y la casa en la calle Almagro (ambos de Gutiérrez Soto), situados todos ellos en Madrid. A estas obras sería preciso añadir el frontón Recoletos, de Torroja y Zuazo y el hipódromo de la Zarzuela, obra culminante de la colaboración del notable ingeniero con los arquitectos Arniches y Domínguez.


La generación de 1925 constituye en sus inicios una especie de generación de tránsito que prepara, en cierto modo, el camino a los arquitectos del GATEPAC, grupo que, al menos a través de sus figuras más sobresalientes, sería capaz de calar profundamente en las causas de diversa índole determinantes de aquella radical transformación arquitectónica que se perseguía y en los problemas de todo tipo no sólo de lenguaje, que semejante renovación debía afrontar. En todo caso los arquitectos de la generación de 1925, pese a que con frecuencia no parezcan capaces de ir más allá de transformaciones epidérmicas -y esto es un fallo que puede también señalarse en ciertos casos a los componentes del GATEPAC- son en definitiva los responsables de esta iniciación española por caminos conectados con los de la vanguardia europea y, aún dentro de sus vacilaciones y fallos conceptuales, logran llevar a cabo un conjunto de obras a las que es preciso conceder un lugar preferente en el panorama de la arquitectura española de su tiempo


 

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