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Mario SIRONI

SIRONI, Mario

  • Pintor
  •  
  • 1885 - Sassari. Italia
  • 1961 - Milán. Italia

BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 565-600”El compromiso político y el conflicto con los regímenes autoritarios” 


3.-Italia.


Cuando en Italia empieza el movimiento moderno ya se ha instaurado la dictadura fascista, que se propone controlar desde arriba todos los aspectos de la vida nacional y , por lo tanto, también de la arquitectura. Pero el fascismo ejerce sobre la cultura arquitectónica una presión discontinua y voluble, según las distintas tendencias que se suceden, nunca tan pesada como la del nacismo; además el racionalismo italiano no puede asociarse al régimen democrático anterior, como ocurre en Alemania, sino que, al contrario, muchos arquitectos y políticos intentan presentarlo como “estilo fascista”, como ocurre en Rusia, donde se habla análogamente de “estilo soviético”.


Al final también el fascismo, como los demás regímenes autoritarios, impone un retorno al neoclasicismo e impide, por la fuerza, el desarrollo del movimiento moderno, pero se trata de un proceso lento que pasa a través de varias fases y tiene en valor de una demostración general.


Inmediatamente después de la guerra, la cultura italiana experimenta, a su modo, la alternativa planteada entre la negación de toda regla vigente y un deseo renovado de regularidad, de estabilidad, pero no posee la energía suficiente para llevar hasta el fondo este dilema. Los supervivientes del futurismo repiten, sin convicción, sus declaraciones revolucionarias y se desvían pronto hacia experiencias fútiles y evasivas. Marinetti lanza, en 1921, el manifiesto del “tactilismo” y termina su carrera en 1938 con el manifiesto para un “arte culinario imperial”, mientras que la generación más joven no se identifica en absoluto con estas fórmulas y se dirige hacia el pasado, donde espera encontrar reglas constantes, valores ciertos y permanentes. Es la tendencia de la “Ronda”, de A. Casella, del retorno a la “Bach” y de los pintores que fundan, en 1922, el “novecento”: A. Buccie, A. Funi, P.Marussig, M Sironi, L. Dudreville, E. Malerba, U. Oppi.


 En este período, muchos es futuristas cambian bruscamente de tendencias, desde Funi, Sironi y Carrà, que se acercan al “novecento”, hasta Soffici y Papini, que se convierten en hombres de orden y conservadores a ultranza. Se habla con insistencia de clasicismo y Soffici explica en 1923:


 Como clásico podríamos definir el movimiento espiritual que queremos desarrollar, excluyendo, como debe excluirse de esta palabra, todo significado de reacción retórica o de rehabilitación de formas de ideas agotadas… en cuanto partidario de algunas formas fundamentales, respetuoso de un cierto orden político y moral, de ciertos principios que unen sabiamente, en vez de dividir con formas anárquicas a todos los hombres que viven en una misma comunidad nacional.


Por todas partes se invocan la razón y la tradición, en el manifiesto actualista de Gentile de 1924 y en el contramanifiesto de Croce, evocando este clima cultural,  observa que “la más hermosa comprobación de un triunfo del irracionalismo en la cultura italiana se encontraba precisamente en esta general y equívoca, desorientación, en estos cambios bruscos, en esta pérdida de significado de las palabras, en este luchar ciego e incierto”.


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 RIVERA, David.,La otra arquitectura moderna. Expresionistas, metafísicos y clasicistas. 1910-1950. Edit. Reverté. Barcelona, 2017.


Págs. 159-190.” El clasicismo moderno en Italia”


...El estilo Novecento se difundió a través de las revistas, las polémicas, el creciente prestigio de los arquitectos y una serie de brillantes acontecimientos nacionales e internacionales: Ponti construyó en 1928 el pabellón principal para la Bienal de Venecia, y en ese mismo año se convirtió en fundador y director de la influyente revista Domus; Portaluppi construyó el pabellón de Italia en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929; Muzio creó el 'salón de los mármoles italianos' en la Villa Reale, para la IV Exposición Internacional de Artes Decorativas de 1930, celebrada en Monza, y proyectó, junto con Ponti y el pintor Mario Sironi, el pabellón de Italia en la Feria del Comercio, celebrada en Milán en 1928; además de esto, Muzio construyó en 1933 el Palazzo dell'Arte en Milán, sede, a partir de entonces, de las exposiciones de artes industriales y decorativas. Y en todas estas aportaciones se aprecia siempre un ideal de refinada delicadeza, una actualización comedida y elegante de la tradición arquitectónica italiana. Gracias a su influencia en el mundo del arte y el diseño, el novecentismo contribuyó a establecer un ideal de clasicismo atemperado que no dejó de afectar a las demás tendencias del momento.


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