BENEVOLO, L.,Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
Págs. 621-669. ”Formación del Movimiento Moderno en Europa entre las dos guerras.Los progresos de la arquitectura europea entre 1930 y 1940”
2.- Los resultados de las investigaciones marginales en Francia e Italia...
... En este punto, la recherche patiente de Le Corbusier difiere de la de otros artistas de la vanguardia francesa, Lurçat, Mallet-Stevens, Chareau que, de hecho, después de 1933, no aportan ninguna contribución digna de mención. En cambio, el trabajo de los más jóvenes adquiere importancia, entre quienes hay que mencionar a Eugène Beaudouin (n. en 1898) y Marcel Lods (1891-1978) que, en este período, representan la pauta más avanzada de la construcción francesa. Ambos trabajan en el Office Public d'Habitation del departamento del Sena y en la Société des Logements Économiques pour Familles Nombreuses, donde se dan cuenta de que la introducción de los modernos conceptos distributivos en el campo de la construcción popular debe acompañarse con la correspondiente profundización de los hechos constructivos.
En la Cité de la Muette, realizada en 1933 en Drancy, que comprende algunas casas alineadas de cuatro pisos y cinco torres de dieciséis pisos, el esqueleto portante es metálico, están formados por elementos de hormigón armado prefabricados; los revestimientos externos, las escaleras, los baluastres de los balcones y muchos otros acabados se realizaron también con paneles de hormigón. Análogo sistema de prefabricación se emplea en 1935 en la escuela al aire libre de Suresnes, cerca de París, sabiamente dispuesta sobre la pendiente de una colina. En la segunda mitad de los años treinta, Beaudouin y Lods colaboran.con el ingeniero aeronáutico Vladimir Bodianski (1894-1966) y con el fabricante de acero Jean Prouvé (1901); juntos realizan el aero-club Buc (1936) y la casa del pueblo de Clichy (1939), impecables edificios de acero precursores de la High Tech contemporánea.
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Págs. 600-620”El compromiso político y el conflicto con los regímenes autoritarios”.
4.- Francia.
En Francia no se forma ningún régimen autoritario de tipo nazi, fascista o estalinista, que, sin duda alguna, hubiese entrado en conflicto con la arquitectura moderna; pero, en cambio, asistimos a partir de 1934 a una radicalización de la lucha política y a un creciente malestar económico, que se reflejan en la producción de edificios -en progresiva disminución, como ya dijimos en el capítulo XV- y en las condiciones del debate cultural, llegando a eliminar casi totalmente cualquier ocasión de trabajar a los arquitectos modernos.
Es preciso observar que los trabajos más importantes de Le Corbusier -el colegio suizo, la Cité du Refuge-, de André Lurçat (1894-1970) -la escuela de Villejuif- y del estudio de Beaudouin y Lods -la Cité de la Muette- fueron realizados entre 1930 y 1933 y coinciden con el momento de relativo equilibrio político, dominado por la figura de Herriot (el que encargó a Garnier los trabajos de Lyon).
En este momento los artistas de vanguardia intentan también agruparse en un frente unitario. En 1929 se funda la Union des Artistes Modernes y, en 1930, la revista Architecture d'aujourd'hui.
La Union está formada por pintores, escultores y arquitectos, entre los que figuran R. Mallet-Stevens, P. Barbe, P. Chareau, R. Herbst, F. Jourdain, C. Perriand, y tiene por fin organizar cada año una exposición internacional; se adhieren, en 1931, Le Corbusier, Bourgeois, Dudok, Gropius; en 1932, Lurçat y Sartoris. En 1934, la Union publica un manifiesto con la colaboración literaria de L. Cheronnet, titulado Pour l'art moderne, cadre de la vie contemporaine, donde se rechazan las acusaciones hechas corrientemente a la arquitectura moderna (de ser de inspiración extranjera, esclava de la máquina, dañina a los intereses de la producción francesa, demasiado pobre y desnuda para comunicar satisfacciones estéticas) y se emplean los conocidos argumentos futuristas, puristas, racionalistas.
L'Architecture d'aujourd'hui dirigida por A. Bloc (1896-1966), ofrece, por primera vez, a los artistas de vanguardia un órgano de amplia difusión, distinto de las revistas de tendencia que circulan sólo entre los iniciados. Pero, dadas las costumbres del público francés, más que por voluntad de sus redactores, esta mayor difusión sólo puede tener lugar de una manera: demostrando una simpatía imparcial por muchas tendencias, desde Perret a Le Corbusier, e igualándolas en una visión formalista.
Por lo que concierne al extranjero, las preferencias se dirigen lógicamente hacia Austria y las naciones influidas por la escuela vienesa. En el curso de las polémicas, la redacción no se pronuncia por ninguna de las tendencias existentes, sino que se refugia, como era previsible, en el campo de los principios previos. Cuando, por ejemplo, se publica en Italia el primer número de Quadrante -con la declaración que se coloca junto a las tendencias más intransigentes de la arquitectura moderna, a Le Corbusier, a Gropius, a Mies van der Rohe- L'Architecture d'aujourd'hui le dedica un comentario decididamente desfavorable, afirmando que el tiempo de las tendencias vanguardistas se ha acabado y que es preciso permanecer por encima de cualquier tendencia: «Nos esforzamos por hacer surgir la verdad en las formas, como en el espíritu examinando toda producción arquitectónica contemporánea a la luz de los principios eternos de la arquitectura».