En arquitectura se consideran orgánicas las obras realizadas por autores como Antoni Gaudí, Josep María Jujol o Frank Lloyd Wright, que se inspiraron metafóricamente en las formas de la naturaleza. Pero puede ser mucho más orgánica una arquitectura que no lo sea aparentemente, como la vernácula. Véase el ejemplo de las casas de madera de la ciudad de Castro en las islas de Chiloé, Chile, donde los edificios palafíticos tienen la cualidad orgánica esencial: crecer y transformarse.