El centro rural de Cordobilla está compuesto por una casa-palacio medieval, una pequeña iglesia del XVI más algunas construcciones agrícolas auxiliares. Conforme al encargo recibido, la casa-palacio renovada se convierte en restaurante y todos los elementos preexistentes se reordenan en torno a una nueva plaza pavimentada en piedra. El edificio más interesante es la casa-palacio, sobre todo por su especial configuración tipológica: se trata de una casa-patio con origen en una torre defensiva exenta, que en un proceso peculiar de generación en planta, construyen finalmente un patio más o menos formalizado.
Nuestra postura ha sido lograr la coexistencia y no la contradicción entre los elementos conservados y lo nuevo. Por esto mismo la arquitectura introducida, es sustitución de la anterior arruinada: la nueva torre, el nuevo patio, el nuevo cuerpo de servicios etc..., se componen desde su propia lógica interna, donde la imagen final aparece ligada a una idea constructiva que persigue una evidente claridad de expresión. El esquema funcional es claro y sencillo: el patio en impluvium recobra su función como lugar de entrada desde la plaza hacia los locales adyacentes originales, ocupados por el bar y el gran comedor. El cruce de estas dos alas – bar y comedor – marca el lugar de la torre que es el contenedor de la gran chimenea-asador que llena su espacio a triple altura, al modo de las grandes chimeneas monacales. Los dos últimos pisos de la torre se ocupan con una vivienda en dúplex para los propietarios. La torre concluye en un tholos, con cúpula calada, que celebra la salida de humo de la chimenea. Adosado a este conjunto se sitúa el núcleo de servicios con la sala de banquetes en la primera, colocado de forma similar a como lo hacen los secaderos tan frecuentes en la arquitectura rural.
El cruce de líneas producido en planta se utiliza para organizar el jardín, con diversos ambientes: un laberinto de setos, un estanque con quiosco, la chimenea de instalaciones, etc..., elementos que junto al antiguo crucero son introducidos por su capacidad evocadora.
El encargo también englobaba la decoración de los interiores que para nosotros, se transforma en un proceso de búsqueda formal autónoma. Los armarios, mesas, sillas, lámparas, etc… se afirman por sí mismos en cada espacio por su capacidad de analogía y evocación de imágenes reconocidas.