VV.AA., Fernando Chueca Goitia. Un arquitecto en la cultura española. Fundación Antonio Camuñas. Madrid, 1992
págs. 126-129. "El Convento de San Gil, bulgo los Gilitos, es un antiguo convento que después de la desamortización quedó secularizado y sucesivamente destinado a diversos usos, algunos de los más extraños y heterogéneos. Fue Cuartel de la Guardia Civil muchos años y central del Cuerpo de Bomberos hasta tiempo muy reciente. En condiciones realmente muy impropias e inadecuadas para us servicio que debía contar con muchos vehículos que se movieran fácilmente por la ciudad en caso de siniestro.
Aparte de todo esto, el Ayuntamiento lo utilizó como almacén para las más diversas necesidades y entre otras cosas fue Archivo de Notarías. Entre tantos vaivenes, el edificio fue degradándose de una manera alarmante hasta irse convirtiendo casi en una ruina.
Cuando se crearon las Cortes de Castilla La Mancha, este parlamento autonómico se alojó en algunos locales del castillo de San Servando, pero estos locales carecían de espacio y de condiciones para cumplir sus fines. Entonces se propuso rehabilitar el Convento de San Gil y aprovecharlo tras una importante reforma, para alojar las Cortes. Para cumplir esta función concurrían en el edificio algunas condiciones notables. En primer lugar, la iglesia, que casi había desaparecido podría convertirse en un importante salón de sesiones. Siguiendo una tradición muy española de viejas cortes alojadas en iglesias conventuales. Por otro lado, tenía este edificio una ventaja, su fácil accesibilidad a través de la ronda de circunvalación que rodea la ciudad por el lado de mediodía. De este modo, los señores parlamentarios, sin entrar en el laberinto de las callejuelas toledanas, podrían desde sus lugares de origen en la región acceder fácilmente al Parlamento. Una gran plataforma o lonja, o como se la quiera llamar, que quedaba al lado del Poniente, permitía un aparcamiento de vehículos y una manobra fácil para el mismo.
Covencidas las autoridades autonómicas de las ventajas del convento de San Gil, se redactó un proyecto en febrero de 1985, que sirvió de base para la futura construcción. Este proyecto además de servir cumplidamente a las necesidades de la institución, ha mejorado considerablemente un barrio un tanto marginal de la cornisa toledana y ha creado una edificación singular de interesante silueta que se ve desde muchos puntos de vista como el puente de San Martín y la otra ribera del Tajo."