El Instituto Nacional de Pensiones de Helsinki, proyectado para un concurso en 1948 y construido entre 1952 y 1956, consolidó a Aalto como uno de los maestros de la arquitectura del período de posquerra. Al igual que cualquiera de las obras realizadas en los últimos veinticinco años de su carrera, este gran conjunto burocrático ponía de manifiesto una arquitectura que añadiría "a la vida una estructura más sensible", según sus propias palabras. Esta intención — evidente en la calidez y la comodidad de los menores detalles: desde los asientos del vestíbulo hasta los percheros para los visitantes, y desde las lámparas hasta la calefacción empotrada — se manifestaba sobre todo en la cuidadosa escala de las cabinas de atención al público, colocadas en filas en la parte inferior de un vestíbulo iluminado cenitalmente. Este vestíbulo, pavimentado con mármol blanco y negro, marcaba la 'clave' honorífica para el resto del edificio. A partir de él, cada espacio sigue un código de color con el fin de indicar un cambio de categoría: la entrada principal, de azulejo blanco y azul oscuro; el comedor del personal, de marrón, blanco y beis; y así sucesivamente.
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Págs.371-381...Otra de las constantes del estilo de Aalto podría ser de tipo morfológico, considerando aquellos rasgos que, superando el rigor esquemático y geométrico del racionalismo, llegaron a convertirse en un arquitecto orgánico, en un paralelo europeo de Wright. Y, efectivamente, la villa Mairea (1938), la Baker House, en el MIT (1947) y la Casa de la Cultura de Helsinki (1955-58)- solamente tres obras, muy diferentes entre sí y alejadas por citar en el tiempo- comparten una libertad estereométrica y una fluencia formal que es desconocida para los racionalistas. Debido a este acento morfológico, denominado como «irracionalismo positivo», se ha comparado muchas veces la obra de Aalto a las formas de Miró y de Arp. Sin embargo, aunque el adjetivo ‘orgánico’ sea el más adecuado para clasificar la obra de este arquitecto, uno de los poquísimos que no escribe nada sobre su propia poética, y aunque en el plano linguístico aparecen frecuentes edificios con trazados cóncavo-convexos y plantas <>, estas caracterÍsticas no agotan la gama amplísima del repertorio aaltiano. Asi, si consideramos sus obras para la industria, como la fábrica de celulosa de Sunila (1936-39), el taller Ahlström en Karhula (1944) o las construcciones más típicamente urbanas, como el Instituto Nacional de Pensiones en Helsinki (1952-56), la Casa de los Ingenieros, de 1952, o el «Rautatalo», terminado en 1954 en la misma ciudad, parecería que el rigor geométrico representa la regla, mientras que las formas libres constituyen la excepción.
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