El Crystal Palace adoptó una tecnología estándar y se confirió una forma coherente. La viga de hierro laminado fue la pieza a partir de la cual se levantó buena parte del mundo industrial: las propias vías férreas, los puentes de hierro de enormes luces, las estaciones y las naves, e incluso las estructuras de los rascacielos en la década de los 1880 y 1890, que podrían entenderse como vías férreas en vertical, con ascensores en lugar de trenes. El hierro había revelado su formidable potencial en los puentes de Telford y Brunel construidos anteriormente en el mismo siglo, y volvería a hacerlos en los proyectos magistrales de Gustave Eiffel, no sólo en los puentes sobre el río Duero en Portugal, de 1876, y en el puente de Garabit en el Macizo Central francés, de 1880-1884, sino también en la torre Eiffel, eje central de la Exposición de París de 1889, en la que los enormes arcos de acero de Victor Contamin y Charles-Louis-Ferdinand Duterten el Palais des Machinestambién confirieron una presencia monumental a los metales de hierro. El hierro y su pariente el acero (el procedimiento Bessemer-que hizo posible una producción rentable de este segundo material- se patentó en 1856) se fueron volviendo cada vez más capaces de establecer unas propias convenciones estáticas, y en la exposición de 1889 incluso participaron en la expresión del poder tecnológico como un instrumento del progreso nacional.
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Págs. 29-40.“Transformaciones técnicas: ingeniería estructural, 1775-1939”
En la segunda mitad del siglo XIX, se había considerado al Massif Central como lo suficientemente rico en minerales para justificar el gasto considerable que significaba equipararlo con una red ferroviaria. Los viaductos ferroviarios que Eiffel proyectó entre 1869 y 1884 ejemplifican un método y una estética que hallaron su apogeo definitivo en el diseño de la Torre Eiffel. La base en forma de embarcación y la sección vertical parabólica del pilón tubular de hierro que Eiffel creó para estos viaductos son formalmente indicativas de su intento constante para resolver la acción interdinámica del agua y el viento.
La necesidad de conseguir atravesar los ríos en trechos más amplios condujo a Eiffel y sus asociados a idear un ingenioso sistema de soportes para los viaductos. El aguijón para encontrar esta solución actuó en 1875 cuando se encargó la construcción de un viaducto ferroviario sobre el rio Duero en Portugal. La disponibilidad de acero barato después de 1870 aportó un material con el que se conseguía con facilidad una solución para los grandes anchos. Por lo tanto, se tomó la decisión de salvar el vacío con cinco tramos, dos tramos cortos soportados sobre pilares a cada lado y un tramo central más largo de 160 m. sustentados en un arco de dos pilares. El procedimiento de construcción, que se repetiría unos años más tarde en Garabit, consistía en construir los tramos flanqueantes con dos pilones de soporte y después erigir la sección central a partir de estas estructuras continuas a cada lado. Las expresiones de entramado eran contrapesadas a nivel de las vías, y el arco articulado era construido simultáneamente en dos mitades, a partir del agua por debajo del puente. Las secciones articuladas iniciales eran puestas a flote y elevadas con gatos hasta su posición, y después mantenidas en una inclinación correcta durante su montaje final por medio de cables suspendidos a partir de los caballetes de los pilones abyacentes. El éxito extraordinario del viaducto del Duero, completado en 1878, produjo inmediatamente el encargo a Eiffel de la construcción del viaducto de Garabit, sobre el rio Truyère en el Massif Central.