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BENEVOLO, L.,  Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 125-154.“Ingeniería y arquitectura en la segunda mitad del siglo XIX (1870-1890)” 


Las Exposiciones Universales.


El éxito del Palacio de Cristal es enorme: para la Exposición de Nueva York, en 1853, se decide construir un edificio similar -también Paxton envía un proyecto-, pero en el centro de la nave se introduce una cúpula monumental. Los ingenieros Voit y Werderconstruyen en Munich, en 1854, un Glass-Palast....


... En 1867 se organiza en París, en el Champ de Mars, la segunda Exposición universal, en un edificio provisional de forma oval, compuesta por siete galerías concéntricas, la exterior y más amplia, destinada a las máquinas, las otras a las materias primas, al vestuario, al mobiliario, a las artes liberales, a las bellas artes, y a la historia del trabajo; en el centro, un jardín al aire libre contiene un pabellón donde se exponen las monedas, los pesos y las medidas. A cada nación se le designa un sector, que comprende una parte de las siete galerías, <>.


La Galerie des Machines, con una luz de 35 metros, se sostiene con arcos metálicos; los empujes se eliminan prolongando los pilares superiores y uniéndolos con tirantes por encima de la bóveda de vidrio. J. B. Krantz, proyectista del edificio, encarga las armaduras metálicas al taller que un joven ingeniero, Gustave Eiffel (1832-1923), acaba de abrir en Lavellois-Perret; Eiffel se cuida también de los cálculos y de las verificaciones experimentales.


 Los parisienses, acostumbrados a los proyectos monumentales, critican severamente esta construcción provisional; Kaempfen, por ejemplo escribe:


“¿Palacio? ¿Será éste el nombre apropiado para la amplia construcción que encierra en su perímetro los más numerosos productos del arte y de la industria jamás reunidos en un único lugar? No, si esta palabra implica necesariamente la idea de belleza, de elegancia y de majestad. Esta enorme masa de hierro y ladrillos, que la mirada no puede abarcar en su conjunto, no es ni hermosa ni elegante, ni siquiera grandiosa; es pesada, baja, vulgar. Pero si es suficiente que un edificio, aún faltándole todo, contenga riquezas incalculables, entonces este extraño objeto, que no tiene precedentes en arquitectura, es ciertamente un palacio”


 El Palacio de Cristal suscitó observaciones parecidas, pero entonces fueron hechas como elogio y ahora como reproche.


 Los objetos expuestos en este edificio atestiguan los rápidos progresos realizados, en doce años, en todos los campos; en edificación, el ascensor hidráulico, presentado por L. Eydoux, representa la novedad más vistosa; se exponen además los cajetones de hormigón armado de J. Monier, patentados precisamente en aquel año. Los objetos de hierro son muy numerosos y atestiguan los progresos de la industria siderúrgica tras la invención del convertidor Bessemer; poco después, en 1873, J. Saulnier (1828-1900) construirá el primer edificio con armazón de acero, el taller Menier en Noisiel-siur-Marne.


Seis años más tarde se inaugura en Viena la Exposición universal de 1873; el edificio, construido en el Prater, es obra del arquitecto inglés Sott Ressel, y está dominado por una gigantesca rotonda, de un diámetro de 102 metros. En Filadelfia se abre otra exposición en 1876.


Tras el paréntesis de la guerra y de la Comuna, París puede de nuevo, en 1878, inaugurar otra Exposición Universal. En esta ocasión se realizan dos grandes edificios: uno provisional, en el Champ de Mars y otro permanente al otro lado del Sena, formando eje con el anterior, sobre la colina de Chaillot: el Palais du Trocadero.


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