CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 

Págs. 547- 565.  “ Extensión y crítica en la década de 1960”

La tradición del hormigón tosco en la construcción monumental quedó muy bien representada por el Ayuntamiento de Boston(figura 643 ), de Kallmann, McKinnell y Knowles, o por las obras de Paul Rudolpha mediados de los años 1960. Estos edificios eran con seguridad parte de una fuerte reacción en contra del desgarbado Estilo Internacional de los años 1950. Rudolph se había formado con Gropius en Harvard, y pronto había rechazado el reduccionismo de su tutor. El centro de Afie Jewett en el Wellesley College (1955) hacía referencias a su entorno neogótico, y era muy amanerado en el uso de parasoles decorativos, pero no obstante representaba una búsqueda de la riqueza formal y la continuidad contextual. Las obras tardías de Le Corbusier, los espectáculos espaciales del barroco italiano y las complejidades en sección de las obras de Wright ayudaron a Rudolph a encontrar su propio camino. En la época en que proyectó el edificio de Arte y Arquitectura en Yale ( 1958-1962), su estilo personal ya estaba afianzado: violentos contrastes de escala y colosales pilares de rugosa 'pana' de hormigón daban a todo el edificio un aire vagamente primitivo. Las siluetas y las secuencias quedaban expresadas en un volumen exterior exageradamente irregular. El mismo estilo vigoroso se llevó aún más lejos en los edificios del Centro Gubernamental de Boston(1962), un importante proyecto de 'remodelación urbana' que implicaba la destrucción de hectáreas de tejido existente y la creación de 'plazas'. En este caso, el conjunto estaba escalonado en sección, con escaleras curvas y cascadas de plataformas unidas a torres helicoidales. Pero el expresionismo de Rudolph parecía excesivo y daba la sensación de que todos estos despliegues de virtuosismo tal vez no incluían contenido social alguno. Una vez más, un artista norteamericano recurría a gestos formalistas, aunque de un notable interés estético.

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KOSTOF, S., Historia de la Arquitectura. Edit. Alianza. Madrid, 1985.

pág. 1293.. La segunda categoría de creadores de formas parte de la robusta monumentalidad de Le Corbusier. Xonciben sus edificios como un collage de piezas, fundidas indistintamente y encajadas audazmente unas con otras. Este método consiste en pensar en los elementos de construcción como medios arquitectónicos expresivos. Los exteriores sobrepotentes, a menudo también sobrediseñados, eran dramatizados aún más mediante superficies rayadas o corroídas y con la yuxtaposición de materiales contrastados. Paul Rudolf, en su edificio de Arte y Arquitectura de la Universidad de Yale 1958-62, estría laboriosamente la superficie de hormigón y luego hace sobresalir los soportes y vigas. Esta ondulación brutalista juega contra la agitada verticalidad de la masa, y particularmente contra los pilares de la esquina que sostienen en alto los pisos superiores. Entre los pilares, la construcción se amontona intrincadamente. Hay siete pisos, pero casi cuanrenta niveles diferentes. La articulación obsesiva, o la tendencia a establecer jerarquías de escala, es tan característica de este grupo de arquitectos como lo es el concepto resuelto o sin escala de los arquitectos como Saarinen. 

En esta embriagadora libertad nueva que desarma a los débiles y estimula a los buscadores de sensaciones, a algunos les parece que las batallas de la vieja generación se habían librado para que los jóvenes pudieran divertirsee y trabajar deslumbrantemente. 

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