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BANHAM, R.,  Teoría y diseño en la primera era de la máquina. Edit. Paidos. Barcelona, 1977.


Págs. 267-278.“La Escuela de Berlín”


La cautela puesta aquí de manifiesto, el mantenimiento de ciertos aspectos de antiguas disciplinas necesarios para estabilizar muevas aventuras en la concepción de la obra se hallan presentes aún en el proyecto más “revolucionario” de Mies, la casa de ladrillo de 1923. Mucho se ha insistido en ciertas semenjanzas superficiales entre la planta de este proyecto y los cuadros de Van Doesburg, pero el concepto es más rico y más complejo. Las paredes de ladrillo que forman la estructura pueden considerarse como “elementos” en el sentido que Kiesler confiere al término, dispuestos en un “espacio interminable” como el que podía haber especificado Lissitsky. La relación entre estas paredes y los volúmenes que no llegan a encerrar, pueden equipararse efectivamente a las grandes líneas de pintura negra que no encierran por completo las zonas de color en el cuadro de Van Doesburg Ritmo de una danza rusa, pero esta aproximación entre la casa y el medio podría ser también de inspiración scheerbartiana, así como la pureza cuidadosamente preservada de las paredes tienen su inequívoco origen en Berlage. Sobre todo la agrupación de masas de la composición pertenece a una tradición más antigua que el enfoque elementarista observado por Barr y otros.  Si bien la planta, constituye quizás el primer adelanto respecto a las casas de la Pradera de Wright, los alzados no están tan al día, en cierto sentido, como los de algunos wrightianos holandesdes, pues se advierte una ausencia total de voladizos. Los alzados retroceden, en cambio, formando una epecie de pirámide hasta llegar a un cuerpo central más alto; la silueta es la de una Stadkrone en miniatura o la de una villa neoclásica pintorescamente dispuesta y pone de manifiesto; incluso en esa tardía fecha la intensidad de las inclinaciones de Mies hacia la Schinkelschilüler


La cautela continúa en la serie de edificios, realmente construidos, que surgió de este proyecto. La casa Wolf, en Guben, conserva algo del agrupamiento piramidal, aun en 1926, y la fábrica muestra un preciosismo casi holandés en la disposición de los ladrillos y el doblar la arista a la menera de Dudok. El monumento a los mártires comunistas Karl Liebnecht y Ros Luxemburg, construido el mismo año en Berlín se aproxima más al arte abstracto en los volúmenes rectangulares salientes, pero presenta también un aire farragoso expresionista;  su superficie de ladrillos abarquillados y quemados recuerda la textura del piso alto de la villa sobre construida por Mendelsohn en la Carolingerplatz, Charlotemburgo. El tono áspero de sus primeros escritos y el de quienes construyeron su grupo sólo asoma a la superficie realmente en la casa Lange Kefreld, recién construida en 1928, también con ladrillo. Pese a sus colores cálidos, la fachada de esta casa, sobre todo, da una impresión de estudiado descuido, aunque un examen más atento demuestra que las distintas partes están vinculadas por un sentido (sí no por un sistema) sumamente refinado de la proporción. Aún aquí, donde su manera de proyectar llega a un límite extremo, la realidad del edificio no puede equipararse verdaderamente a sus proporciones teóricas más severas de la época G:


Rozamos toda especulación estética, toda doctrina, todo formalismo


O bien


Rehusamos reconocer problemas de forma; reconocemos tan sólo problemas de construcción. La forma no es el objeto de nuestra labor, es sólo el resultado. Por sí misma, la forma no existe. La forma como objeto es formalismo, y por eso la rechazamos


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FRAMPTON, K., Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1993. 


Págs. 163-169(Influencias de Mies van der Rohe). Mientras que su ideal de la Baukunst se hizo realidad en el monumento a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg y en la casa Wolf, ambos construidos en ladrillo y terminados en 1926


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CURTIS William. J.  La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs.183-199“Walter Gropius, el Expresionismo alemán y la Bauhaus"


La casa Wolf en Guben (1925-1927) adopta el carácter de una virtual abstracción geológica cuando se veía en el contexto de su emplazamiento, con una cascada de terrazas de piedra tosca en primer plano, y el propio edificio surgiendo al fondo como otras tantas plataformas de ladrillos y figuras cúbicas.


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COLQUHOUN Alan.,  La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005. 


Págs. 159-181.“La Alemania de Weimar: la dialéctica de lo moderno, 1920-1933” 


 La educación es que las tectónicas de Mies eran notablemente similares a las de Le Corbusier, aunque la respuesta a las condiciones de la modernidad que ambos se conocían difícilmente habrían podido ser más cintas. Como se habían formado en escuelas de artes y oficios y luego habían ascendido a la esfera profesional y socialmente más elevada de la arquitectura y las bellas artes; ambos se cambiaron de nombre; ambos abrieron camino a través de un periodo formativo de carácter neoclásico basado en el ejemplo de los dos mismos maestros; en ambos casos, su obra modernas y yo sin interrupción a su obra neoclásica y se vio profundamente influida por ella punto pero mientras que le Corbusier proyecto tan solo dos casas neoclásicas antes de abordar otros análisis, el periodo de míes duro desde 1907 hasta 1926 y fue la razón del éxito de su ejercicio profesional. Ya tenía más de 40 años cuando terminó su primer edificio moderno constructivista: la casa Wolf en Guben.

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