Págs. 65-183. “Nuestra herencia arquitectónica”
Bernini: la Piazza Obliqua. En la época en que la arquitectura barroca florecía en Roma, las ciudades de todo el mundo estaban abarrotadas y carecían de espacio dentro de las murallas que las circundaban. El primer gran espacio abierto incluido dentro de una ciudad a diferencia de la plaza cerrada del Renacimiento fue la Piazza Obliqua (la 'plaza oval') de San Pedro, en Roma. Esta plaza se construyó poco después de la primera mitad del siglo XVII. Su superficie inclinada está abrazada por las columnatas cuádruples de San Pedro como si éstas fuesen unas tenazas gigantes, y quedan unidas al pórtico gracias a ellas. Se combinan aquí tres elementos: la plaza oval, la plaza trapezoidal y el cuerpo de la iglesia con la cúpula que la corona. Bernini había intentado cerrar la abertura de la Piazza Obliqua con otra columnata, dejando solamente dos entradas estrechas. Sin embargo, esta parte del proyecto nunca se realizó.
André Le Nôtre había proyectado Vaux le Vicomte cinco años antes de la aparición de las columnatas de Bernini para San Pedro. El trabajo de estos dos hombres surgió de ese impulso por dominar amplios espacios que se puso de manifiesto por toda Europa en esos tiempos. Pero la columnata de Bernini es única en cuanto a la precisión de su modelado, que está calculado al milímetro. La exactitud aplicada tan sólo puede apreciarse completamente durante esas festividades religiosas en las que la plaza oval está repleta de gente que espera la bendición papal. La plaza tiene una leve pendiente hacia abajo, hacia el obelisco situado en el centro; y luego asciende, con unas terrazas ligeramente inclinadas y largos escalones, hasta el enorme pórtico. La maestría arquitectónica de Bernini queda patente cuando el observador, a la espera de la bendición, descubre que puede contemplar la congregación entera, además de ver todo lo que tiene lugar en las terrazas situadas justo delante de la iglesia.