Págs. 89-114 “La expresión en la arquitectura de después del Movimiento Moderno”.
El caso de Louis Kahn debe entenderse en un contexto estadounidense necesitado de una nueva expresión monumental, junto autores como Sigfried Giedion, Paul Zucker, Henry Hope Read y George Howe. Este último, director de la Escuela de Arquitectura de Yale y fundador de Perspecta. The Yale Architectural Journal, se convirtió en el líder de la defensa de la nueva monumentalidad en Norte América. Louis Kahn, después de colaborar con Paul Cret entre 1929 y 1930, trabajó junto a George Howe entre 1941 y 1943, con quien compartía esta pasión por la búsqueda de una arquitectura monumental para el siglo XX. De esta manera, la obra de Louis Kahn fue acercándose a los criterios compositivos clásicos. Según Colin Rowe la reaparición de bóvedas, cúpulas y cubiertas en forma de pirámide que se produce en el proyecto de Kahn como el centro para la comunidad judía de Trenton (1954-1959)- es una consecuencia de la recuperación de partis académicos, de la búsqueda ansiosa de axialidad y centralidad aún a costa de contradecir el punto de partida del proyecto, basado en plantas libres, indeterminadas e isótropas.
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Pág.241-249.“El eclipse del New Deal: Buckminster Fuller, Philip Johnson y Louis I. Kahn 1934-1964”
El año 1945 representa la línea divisoria entre el ethos socialmente comprometido del New Deal y un impulso incipiente hacia la monumentalidad. Al parecer, este último surgió en parte de las demandas de un status americano como potencia mundial. Dos textos publicados en 1945 establecen el clima del periodo con cierta precisión; se trata de Built in U.S.A. 1932-1944, editado por Elizabeth Mock y que acompañó una exposición en el Museum of Modern Art de Nueva York -en la que más de la mitad de las ilustraciones fueron dedicadas a las obras del New Deal- y New Architecture and City Planning, editado por Paul Zucker, quien registró las actas de un simposio celebrado el mismo año. Este simposio estuvo dedicado la creciente necesidad de expresión monumental, tema muy elaboradamente formulado por Sigfried Giedion en su ensayo de 1944, The Need for a New Monumentality. El propio Kahn había argumentado en la misma ocasión:
La monumentalidad es enigmática. No puede ser creada intencionadamente. Ni es mejor de los materiales ni la tecnología más avanzada son requeridos para una obra de carácter monumental, por la misma razón de que no se necesitó la mejor tinta para redactar la Carta Magna.
La cuestión volvió a aflorar en 1950, en el primer número de Perspecta - The Yale Architectural Journal, fundada por George Howe, donde Henry Hope Reed afirmó que el New Deal había asestado un severo golpe a la cultura de la afluencia, y que las medidas procedentes de la Depresión habían inhibido efectivamente toda capacidad para lo monumental.
Desde luego, el New Deal demostró ser el primer patrono de las artes de esa década, pero nunca en base a pompa y ceremonia, o por razones de prestigio nacional o grandeur democrática. En cambio, el gobierno alargó una mano caritativa y filantrópica al hambriento artista, no la de un mecenas opulento y ‘despilfarrador’, sólo toleraba lo funcional y declaraba que la casa era una máquina para vivir, una frase apropiada para una era tecnocrática.
Aunque Reed llegó a la conclusión de que las herramientas para crear lo monumental se habían perdido, pronto se demostraría que estaba equivocado, ya que América se disponía a entrar en una corriente sin precedentes de construcción de monumentos. Las intimaciones al respecto en el simposio Zucker de 1944 fueron vindicadas unos años años más tarde, en 1949, cuando Philip Johnson construyó su pequeña pero monumental Glass House en New Canaan, Connecticut
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