Págs. 131 - 147.“Mitos nacionales y transformaciones clásicas”
La búsqueda de los valores elementales en el clasicismo y en la tradición vernácula fomentó una simplificación formal en la arquitectura escandinava que proporcionó el fundamento para su posterior arquitectura moderna. En Dinamarca y Suecia, el cambio al neoclasicismo después de 1910 fue drástico y decisivo. En este caso se trataba de una reacción directa contra el medievalismo y el forzado populismo del romanticismo nacional.
En Dinamarca, el cambio de orientación adoptó incluso el carácter de una pugna que implicaba una vuelta a las cualidades de la sencillez noble y la geometría primaria patentes en la obra de Christian Friederik Hansen, el arquitecto neoclásico danés de finales del siglo XVIII y principios del XIX. La gran orientación quedó claramente marcada por el Museo de Fäborg de Carl Petersen.
En torno a 1920, las cooperativas de viviendas danesas construyeron varias manzanas de cinco alturas rodeadas por jardines, en las que el efecto arquitectónico se creaba mediante una repetición casi neutra de ventanas y superficies murales de revoco, pero con una articulación y un ritmo básicamente clásicos. La prosaica neutralidad de estos edificios no estaba reñida con los objetivos estéticos y sociales de la generación siguiente.