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VAN GOGH, Vincent

  • Pintor y dibujante gráfico
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  • 1853 - Zundert. Países Bajos
  • 1890 - Auvers-sur-Oise. Francia
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GIEDION S., Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Dossat. Madrid 1978.


Págs. 301-346.  “Hacia la sinceridad en la arquitectura” 


 Hay décadas enteras en la segunda mitad del siglo XIX en las que no encontramos ninguna obra arquitectónica de importancia. El eclecticismo reprimió toda la energía creativa. Aquí y allá -en especial a medida que iba pasando el siglo-, se alzaron algunas voces de protesta, pero no pudieron hacer nada por alterar la situación.


Fue precisamente en ese momento cuando una oleada de construcción sin precedentes barrió Europa. Las ciudades adoptaron la forma que aún padecemos hoy en día.


Los pintores fueron capaces de retirarse de ese ambiente agobiante. Las figuras que hicieron un trabajo importante en ese periodo renunciaron a cualquier perspectiva de alcanzar la fama o tener su público, y practicaron su arte recluidos. Por ejemplo, Cézanne y Van Gogh se encerraron en la soledad de la región de la Provenza. Los arquitectos no tenían esa opción; ni uno solo consiguió escapar de la atmósfera del eclecticismo...


Bruselas, centro del arte contemporáneo, 1880-1890. ¿Por qué fue Bélgica , en vez de algún otro país de Europa continental, el punto de partida del nuevo movimiento?


El espíritu pionero de Van de Velde sólo puede entenderse en relación con las circunstancias que Bélgica estableció en favor de tal espíritu en la década de 1880. Bélgica fue el primer país de Europa continental que alcanzó un alto grado de industrialización. Por ese motivo, los problemas que surgieron con la industrialización se pusieron de manifiesto en primer lugar y con la mayor intensidad en Bélgica.


Pero existe otra razón-al menos tan importante como la anterior- que explica por qué fue en Belgica donde el art nouveau empezó por primera vez a afectar a la arquitectura y a las artes industriales. Entre 1880 y 1890, Bruselas fue la única ciudad de todo el mundo cultural que dio la bienvenida y prestó atención a esos artistas creativos a los que el gran público despreciaba o dejaba de lado. Pintores como Seurat, Cézanne y Van Gogh; escultores como Rodin y Meunier; músicos como Debussy y Vincent d'Indy; y poetas como Verhaerentodos ellos fueron invitados a Bruselas para presentar su obra y que fuese exhibida o debatida. El valor y el instinto artístico requeridos para establecer esa politica no pueden subestimarse. Tales exposiciones, conferencias y conciertos representaron el primer ataque sistemático a un gusto público que durante décadas había sido corrompido por las creaciones de un arte enteramente desconectado de la vida. Las fachadas seudomonumentales de ese periodo y su peinture à la mode eran dos ejemplos equivalentes de la mensonge des formes. 


Esta labor de educación fue llevada a cabo en Bélgica por dos hombres que amaban las artes y además escribían, pintaban y componían en los ratos que les dejaban libres sus ocupaciones: Octave Maus (1856-1919) y Edmond Picard (1836-1924). Ambos eran prestigiosos abogados que desplegaban una intensa vida social.


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