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Jean François Blondel, tras abrir su Escuela de Arquitectura en la Rue de la Harpe de Paris en 1743, se convirtió en el maestro de una generación de arquitectos que posteriormente se conocerán como “arquitectos visionarios”, entre los que se encuentran figuras tan importantes del naciente neoclasicismo francés como Étienne-Louis Boullée, Jacques Gondouin, Pierre Patte, Marie-Joseph Peyre, Jean-Baptiste Rondelet y Claude-Nicolas Ledoux. Convirtiéndose posteriormente en profesor de la Academie Royale de l´Architecture en 1762.


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Sus principios y conceptos sobre la composición, el tipo y el carácter de la arquitectura,  quedan explicados en su Cours d´architecture, publicado entre los años 1771-77. En éste y otros escritos que realiza a través de su carrera como: Distribution des maisons de plaisance (1737) ; L’Architecture française (1752- 1756), Discours sur la nécessite de l’étude de l’architecture (1754), Blondel muestra la preopucación por la expresión formal adecuada de la nueva arquitectura, defendiendo el retorno a los principios clásicos de regularidad, racionalidad, simpleza y simetría en oposición a la estética barroca. 


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FRAMPTON, K., Historia crítica de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona,1987. 


pág.12-19  Transformaciones culturales: la arquitectura neoclásica, 1750-1900.


"Este desafío a la ortodoxia vitruviana fue compilado por el abate Jean-Louis de Cordemoy en su libro Nouveau traité de toute l’architecture (1706), en el que reemplazaba los atributos vitruvianos de la arquitectura -es decir, utilitas, firmitas y venustas (utilidad, solidez y belleza)- por su tríada propia: ordonnance, distribution y bienséance. Mientras que sus dos primeras categorías se referían a la correcta proporción de los órdenes clásicos y a su apropiada disposición, la tercera introducía la noción de decoro, con la cual Cordemoy advertía contra la inadecuada aplicación de los elementos clásicos u honoríficos a las construcciones utilitarias o comerciales. Así pues, además de mostrarse crítico con el Barroco -que era el último estilo público retórico del Ancien Régime-, el Traité de Cordemoy anticipaba la preocupación de Jacques-François Blondel por la expresión formal apropiada y por una fisonomía diferenciada para adaptarse al variable carácter social de los distintos tipos de edificios. En esa época ya se empezaba a afrontar la articulación de una sociedad mucho más compleja....  La tarea de integrar la teoría de Cordemoy la magnum opus de Soufflot según la tradición académica francesa recayo en J.F. Blondel, quien tras abrir la escuela de arquitectura de la Rue de la Harpe en 1743, se convirtió en el maestro dela denominada generación “visionaria” de arquitectos, que incluía a E.L. Boullé, Jacques Gondoin, Pierre Patte, Marie Joseph Peyre, Jean Baptiste Rondelet y probablemente C.N.Ledoux. Expone Blondel sus principios en su Cours d´architecture publicado entre 1750-1770. Su ideal de iglesia estaba relacionado con Santa Genoveva y exibía destacadamente una fachada representativa, mientras articulaba cada elemento interno como parte de su sistema espacial continua cuyas vistas infinitas evocaban una sensación de los sublime. Este proyecto de iglesia señala la simplicidad grandeza que llegarían a impregnar la tarea de muchos de sus alumnos.


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MONTANER, J,M., La Modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1997.


Págs. 89-114 “La expresión en la arquitectura de después del Movimiento Moderno”.


La arquitectura moderna se enfrentó a uno de los conceptos que había asumido la tradición académicaEl concepto de “carácter”, tal como lo reelavoró Antoine-Chrysostone Quatrèmere de Quincy, desde la Encyclopédie méthodique (1788), en la que escribió el largo artículo “caractere”, hasta el tardío Dictionnaire Historique de l’Architecture (1832), constituye una síntesis racional de los diversos tratados de Germain Boffrand (1745), Jacques-François Blondel (1771-1777) y Etinne-Louis Boulée (1793). Todo ello encuentra su expresión en el concepto de architecture parlante en la inspiración inicial en la naturaleza y en las cuatro estaciones tal como se manifestó en la segunda mitad del siglo XVIII. Boulée habló del carácter grave, sublime, agradable, elegante, pintoresco, ligero, triste, alegre, pomposo y noble. Robert Morris había hablado en sus Lectures on Architecture (Londres, 1734) de tres clases de arquitectura: grave, jovial y encantadora. Se podría hablar también de carácter masculino, femenino, sereno, simple, etc. Nicolás Le Camus de Mézières insistió en que incluso cada espacio interior debe tener su carácter particular. Según él cada objeto posee un carácter que le es propio. En esta sistematización de las sensaciones y de lo irracional a través de la luz y los colores,Le Camus estableció diversos tipos de carácter: distintivo (la ligereza de la arquitectura gótica), esencial (solo lo poseían los egipcios y los griegos), ideal (las obras de los genios que escapan a las reglas) e imitativo (el que obedece a reglas).


 Quatremère de Quincy propuso una síntesis cartesiana de dicha atribución de carácter a la composición estableciendo tres tipos -esencial, distintivo y relativo (ideal e imitativo)- y fundamentando los diferentes estilos en razón de diferentes orígenes y condicionantes climáticos: la cueva y la profundidad en los pueblos cazadores de la India; la verticalidad y ligereza de la tienda de campaña de los pastores de China; y la naturalista cabaña primitiva -con columnas y frontones- de los pueblos europeos agricultores en Grecia (la armonía) y Roma (el lujo)....


...La labor de integrar la teoría de Cordemoy y la obra magna de Soufflot para formar la tradiciòn académica francesa recayó en Jacques-François Blondel, quien, tras abrir su escuela de arquitectura en la Rue de la Harpe en 1743, se convirtió en el maestro de esa generación de arquitectos denominados ‘visionarios’ que incluía a Étienne-Louis Boullée, Jacques Gondouin, Pierre Patte, Marie-Joseph Peyre, Jean-Baptiste Rondelet y Claude-Nicolas Ledoux, probablemente el más visionario de todos. Blondel estableció sus principales preceptos -relativos a la composición,el tipo y el carácter- en su Cours d’architecture, publicado entre 1750 y 1770. Su diseño de iglesia ideal, incluido en el segundo volumen del Cours, estaba emparentado con Ste-Geneviève y presentaba del modo prominente un frente representativo, al tiempo que articulaba cada elemento interior como parte de un sistema espacial continuo cuyas vistas infinitas evocaban el sentido de lo sublime. Este proyecto de iglesia insinuaba ya la sencillez y la grandeza que iban a inspirar las obras de muchos de sus alumnos, sobre todo Boullée, quien a partir de 1772 dedicó su vida a proyectar edificios tan vastos que hacían imposible su realización.


 

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