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FRAMPTON Kenneth.,  Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Págs. 317-331. “Regionalismo crítico: arquitectura moderna e identidad cultural”.


"El regionalismo del Ticino tuvo su origen último en los protagonistas suizos del movimiento racionalista italiano anterior a la guerra, y sobre todo en la obra de Alberto Sartoris (nacido en Italia) y de Rino Tami (originario del Ticino). Las Principales realizaciones de Sartoris se hicieron en la región del Valais, en especial una iglesia en Lourtier ( 1932) y dos casitas con estructura de hormigón, relacionadas con la viticultura Y construidas entre 1934 y 1939, de las cuales la más conocida es la residencia Morand-Pasteur (1935) en Saillon. Sobre la compatibilidad entre el Racionalismo y la arquitectura rural , Sartoris escribía: "  La arquitectura rural, con sus rasgos esencialmente regionales, encaja perfectamente encarna con el racionalismo actual. De hecho, encarna prácticamente todos esos criterios funcionales en los que se basan esencialmente los métodos constructivos modernos".


Mientras que Sartoris fue primordialmente un polemista que mantuvo vivos los preceptos racionalistas durante toda la II Guerra Mundial y en los años posteriores, Tami fue principalmente un constructor, y los arquitectos de la década de 1960 en el Ticino pudieron tomar la Biblioteca Cantonal de Lugano (1936-1940) como una obra racionalista ejemplar. A mediados de la década de 1950, el trabajo de estos arquitectos, con la excepción de Galfetti , se orientaba más hacia la obra de Frank Lloyd Wright que hacia los racionalistas italianos de antes de la guerra. Sobre este período escribía Tita Carloni: Nos fijamos ingenuamente el objetivo de lograr un Ticino 'orgánico' en el que los valores de la cultura moderna estuvieran entretejidos de un modo natural con la tradición local".Y sobre el neorracionalismo de principios de la década de 1970, observaba: “Los viejos esquemas de Wright  quedaron superados; el capítulo de los 'grandes encargos' para el estado, con buenas intenciones reformistas, se cerró. Hubo que comenzar todo desde el principio, desde las mismas raíces —viviendas, escuelas, didácticas restauraciones menores, propuestas para concursos—, como una oportunidad para investigar y valorar con sentido crítico los contenidos y las formas de la arquitectura”. Entre tanto, el enfrentamiento cultural en Italia, el compromiso político y la rigurosa confrontación con nuestros propios intelectuales autóctonos, en especial Virgilio Gilardoni, hicieron que los libros de historia empezasen a aparecer sobre la mesa y, sobre todo, nos pusieron ante el desafío de volver a evaluar críticamente toda la evolución de la arquitectura moderna, y muy especialmente la de las décadas de 1920 y 1930. "


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. (edición original 1982). 


Págs.617-633 . "Aunque Botta y varios de sus coetáneos del Ticino fueron agrupados a veces como un movimiento, la verdad es que tenían distintos puntos de vista y estilos personales diferenciados dentro del área de sus intereses ampliamente compartidos. Mario Compi estaba muy en deuda con los racionalistas italianos de los años 1930, y trabajaba a menudo con variaciones del entramado rectangular, la apertura y el pilar, y en torno a reinterpretaciones de ideas antiguas como la casa con atrio. Las creaciones conjuntas de Bruno Reichlin y Fabio Reinhardt se apoyaban de un modo casi manifiesto en los tipos de plantas y los sistemas proporcionales de las villas de Palladio. Aunque el Ticino era parte de Suiza, también miraba a Italia en cuestiones culturales y artísticas; los lazos mitológicos con el mundo mediterráneo no eran tan difíciles de imaginar. Después de todo, Le Corbusier había establecido lazos análogos entre la Suisse Romande (la parte de Suiza de habla francesa) y las tierras del sur, y Alberto Sartoris, historiador y arquitecto, había desarrollado temas paralelos en sus escritos (véase el capítulo 21). Esto no significa que todos los arquitectos interesantes del Ticino estuviesen obligados a trabajar con analogías clásicas. Por ejemplo, Luigi Snozzi, estaba más interesado en hacer incisiones minimalistas en las laderas de las colinas y en organizar sus edificios como recorridos topográficos; usaba unos cuantos planos de hormigón para definir los límites o liberar el espacio, y para resolver la transición desde las entradas situadas en los niveles superiores hasta los vastos panoramas de lagos y montañas".


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