COLQUHOUN Alan.,"Pax americana: la arquitectura en Estados Unidos, 1945-1965" en La arquitectura moderna una historia desapasionada. Gustavo Gili. Barcelona, 2005.
p. 231-245."Unos cuantos años después de comenzar a ejercer la profesión por su cuenta en 1947, la obra de Kahn empezó a apartarse radicalmente de la tradición heredada de la arquitectura moderna. En su nueva obra parece haber una fusión de las ideas de Viollet-le-Duc con las del neoclasicismo (que se pueden remontar en particular, a los escritos de Quatremère de Quincy, teórico de principios del siglo XIX), a todo lo cual Kahn había tenido acceso a través de la tradición beaux arts en la que se había formado. Por un lado se sentía atraído por el racionalismo estructural de Viollet-le-Duc; por otro, creía en el concepto de formas o tipos invariables.
Para Kahn la convergencia entre esas dos tradiciones venía sugerida por las geometrías platónicas encontradas en la naturaleza, tal como se ponía de manifiesto en los libros de Ernst Haeckel y D´Arcy Wentworth Thompson. Un interés similar por estas geometrías mostraron Richard Buckminster Fuller, Robert Le Ricolais (1897-1977) Korad Wachsmann (1901-80), cuyas estructuras poliédricas estéreas tuvieron una profunda influencia en la arquitectura de Kahn a principios de la década de 1950 (Kahn se refería a las estructuras estéreas como “piezas huecas”)"
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FRAMPTON Kenneth., “Lugar, producción y escenografía; práctica y teoría internacionales desde 1962” en Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
Pág.284-316." En el caso del grupo inglés Archigram -que empezó a proyectar imágenes neofuturistas justo antes de aparecer el primer número de su revista Archigram en 1961 -, resulta obvio que su actitud estaba estrechamente ligada a la ideología tecnocrática del diseñador norteamericano Buckminster Fuller y a la de sus apologistas británicos , JohnMcHale. Banham ya había señalado a Fuller como el ángel salvador del futuro en el último capítulo de su libro Theory and Design in the First Machine Age . El posterior compromiso de Archigram con un planteamiento centrado en la ‘tecnología punta’ ligera y de infraestructuras (la clase de indeterminación implícita en la obra de Füller e incluso más evidente en el libro L’Architecture mobile , de Yona Friedman) les llevó , de un modo bastante paradójico, a recrearse en formas irónicas de ciencia ficción más que a proyectar situaciones que fueran verdaderamente indeterminadas o capaces de ser realizadas por la sociedad para apropiarse de ellas . Esto, más que ninguna otra cosa, es lo que los distingue de ese otro discípulo destacado de Fuller en la escena británica, Cedric Price, cuyos proyectos para un Fun Palace (‘palacio de la diversión’, 1961) y para el Potteries Thinkbelt (1964) eran totalmente realizables y, al menos en teoría, indeterminados y capaces de satisfacer, respectivamente, una demanda evidente de entretenimiento público y un sistema fácilmente accesible de educación superior.
Aparte de cierto erotismo subversivo (la parodia biológicamente funcionalista evidente, por ejemplo, en el Sim Centre o ‘centro del pecado’, dibujado por Michael Webb en 1962), Archigram estaba más interesado en el seductor atractivo de las imágenes de la era espacial y, siguiendo la línea de Fuller , en el tono apocalíptico de la tecnología de supervivencia, que en los procesos de producción o en la relevancia de esa sotisficada técnica para las labores del momento. Pese a toda su ironía superficial , las ‘Walking Cities’ o ‘ciudades andantes’ dibujadas por Ron Herron en 1964 parecían claramente estar merodeando por un mundo en ruinas después del desastre de una guerra nuclear . Al igual que el ‘explorador Glomar’ de Howard Hughes , sugieren una suerte de salvación de pesadilla, en la que hombres y artefactos son rescatados tras el cataclismo . Puede considerarse que estos gigantes son un paralelo de la propuesta de Fuller en 1962 para levantar una enorme cúpula sobre la totalidad del centro de Manhattan. Este pulmón de acero para la ciudad se proyectó como un escudo geodésico contra la contaminación, un dispositivo que sin duda podría usarse también como refugio antiatómico en el caso improbable de un descuido nuclear. Con una despreocupación similar, Archigram no veía razones para preocuparse de las consecuencias sociales y ecológicas de sus diversas propuestas megaestructurales, de las que la ‘Plug-in-City’ o ‘ciudad para enchufar’, ideada por Peter Cook en 1964, era un ejemplo típico. De igual modo, en su obsesión por las cápsulas suspendidas de la era espacial , Dennis Cropmton, Michael Webb, Warren Chalk y David Greene no se sentían en la obligación de explicar por qué alguien podía decidir vivir dentro de una maquinaria tan cara y sofisticada, pero al mismo tiempo en unas condiciones brutalmente angostas. Con Banham representando los ademanes narcisistas de Visnú en su burbuja hinchable y solipsista, equipada con un aparato de alta fidelidad y presumiblemente otras comodidades (como homenaje, probablemente, al espíritu inculto de la letra irónica de Fuller para la canción Roam Home to a Dome, véase página 242), todos ellos proponían valores espaciales que estaban muy por debajo del Existenzminimum establecido por aquellos funcionalistas de antes de la guerra a quienes supuestamente
Si algo estaba destinado a reducir la arquitectura “al nivel de las actividades de ciertas especies de insectos y mamíferos” -por citar el ataque lanzado en 1956 por Berthold Lubetkin contra el reduccionismo de los arquitectos constructivistas soviéticos (su blanco era el grupo OSA , de Guinzburg)-, eran seguramente esas células residenciales proyectadas por Archigram . Inspiradas en el modelo de la casa Dymaxion (1927) de Fuller , o en su baño homónimo de una década después (véase página 242), estas viviendas aspiraban a ser ‘paquetes autónomos’, en el sentido de que estaban diseñadas principalmente para individuos o parejas. Aunque esta preocupación por las uniones sin hijos puede que fuera una crítica implícita a la familia burguesa , en última instancia la postura de Archigram apenas era crítica, como queda patente en el siguiente pasaje del libro de Peter Cook Architecture: Action and Plan , de 1967:”A menudo será parte de la labor del arquitecto investigar las ‘posibilidades’ de unemplazamiento; en otras palabras, usar el ingenio de la concepción arquitectónica para sacar el máximo beneficio de una parcela de terreno. En el pasado, este se habría considerado un uso inmoral del talento de un artista. Ahora simplemente forma parte de la sotisficación del conjunto del entorno y del proceso constructivo, en el que las finanzas pueden llegar a ser un elemento creativo en el diseño .”
El trabajo de Archigram estaba sorprendentemente próximo al de los metabolistasjaponeses..."
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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
Pág.169-179.“La nueva colectividad: arte y arquitectura en la Unión Soviética”
La reacción de Iván Leonídov, protegido de Guínzburg, consistió en proyectar un tipo de club totalmente distinto, más centrado en las instituciones educativas y en las instalaciones deportivas. En 1928 empezó a producir una serie de diseños que en realidad derivaban todos de su notable Instituto Lenin, proyectado un año antes para un solar situado en las colinas de Lenin, a las afueras de Moscú. El diseño de este instituto de estudios superiores se componía de dos formas primarias acristaladas: una torre rectilínea para la biblioteca y un auditorio esférico que descansaba en un único punto. Todo el conjunto, suspendido y flotante, arriostrado por cables tensados, debía estar unido a la ciudad mediante un tren monorraíl elevado. Este concepto de ciencia ficción que tenía Leonídov del club como una megaestructura suprematista -- una visión claramente influida por la obra de Malevich -- alcanzó su clímax en 1930 con el proyecto para un Palacio de la Cultura, cuyos auditorios, planetarios, laboratorios y jardines de invierno, todos ellos acristalados, se apoyaban en una matriz reticulada rectilínea que hacía pocas concesiones al paisajismo tradicional. El carácter casi metafísico de su superficie quedaba mitigado por macizos de exuberante vegetación y por prismas cuyas formas transparentes, aunque reveladoras de sus interiores, no estaban definidas en cuanto a su función. El dirigible y su mástil de amarre, incluidos en la composición, estaban pensados claramente como ejemplos de la misma tecnología ligera que se utilizaría en las construcciones pegadas al suelo, unos edificios cuya construcción a base de una malla espacial integrada anticipaba el trabajo realizado a mediados de siglo por diseñadores como Konrad Wachsmann y Buckminster Fuller.
Richard Buckminster Fuller fue un arquitecto estadounidense sin título que le acreditase profesionalmente. Su carácter innovador le llevó a la creación de la conocida cúpula geodésica. Su arquitectura se desarrolla junto con los movimientos artísticos del siglo XX. Además de ser inventor, era filósofo e influyó en varias generaciones de arquitectos e ingenieros por su visión optimista de un mundo transformado por una aplicación eficaz de la tecnología. Fuller tenía un pensamiento futurista y defendía que la sociedad debía adaptarse a las nuevas tecnologías para poder resolver problemas sociales.
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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
Pág.284-316. “Lugar, producción y escenografía; práctica y teoría internacionales desde 1962”
Como hemos visto, además de la cultura ‘marginal’ de la cúpula geodésica procedente del oeste norteamericano, el mayor impacto de Buckminster Fuller se produjo en Japón y , sobre todo, en Gran Bretaña , donde puede rastrearse un desarrollo continuo de tipo ‘Dymaxion’ desde los primeros proyectos con mallas espaciales y cúpulas de Cedric Price y Peter Cook, hasta las obras posteriores de Foster Associates .
Págs. 395 – 415 "También había implícito un atractivo sentimiento progresista y cuando el apologista e historiador de la arquitectura moderna Siegfried Giedion, presentó la obra de sus amigos europeos como la única tradición verdadera de la época moderna en las conferencias Charles Eliot Norton, pronunciadas en Harvard en 1938, pareció que la manifestación del destino había elegido Massachusetts. Por supuesto, ya habían habido corrientes modernas en los Estados Unidos antes de esta fecha, como ya hemos visto. Los edificios de Howe y Lescaze, Neutra y Schindler, las obras inclasificables de la época intermedia de Wright, los experimentos de Buckminster Fuller y Kocher & Frey, y el libro de Hitchcock y Johnson ‘The International Style’ 1932, habían contribuido a cambiar los gustos. Pero Gropius trajo consigo toda la autoridad de uno de los padres fundadores, y llegó a una región de los Estados Unidos que había carecido de innovaciones arquitectónicas importantes durante más de una generación. Con la extinción del Movimiento Moderno en Europa durante la década de 1930, pareció como si la abundante generosidad de los Estados Unidos estuviese permitiendo mantener encendida una llama que de otra manera podría haberse apagado. Una nueva generación de jóvenes norteamericanos, decepcionados por el pobre eclecticismo de su país, acudió en masa a Cambridge para escuchar el nuevo evangelio. Entre los primeros discípulos se encontraban Paul Rudolph, Edward L. Barnes, Ieoh Ming Pei, Philip Johnson y Benjamin Thompson.
Págs. 547- 565.“ Extensión y crítica en la década de 1960”
En los Estados Unidos, entre 1950 y finales de los años 1960, la arquitectura siguió algunas vías paralelas a las de Europa, si bien las condiciones de la economía y la clientela requerían reacciones distintas.....
... El ingeniero R. Buckminster Fuller consiguió popularizar la cúpula geodésica y fomentó una escuela de destreza tecnológica que llegó incluso a proponer la fantástica idea de cubrir Manhattan con una gigantesca burbuja ambiental. La confianza norteamericana en la tecnología punta se reflejó también en una compulsión megaestructural que afectó a la profesión a mediados de los años 1960.
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p. 231-245".El programa de las Case Study Houses, Fue en Los Angeles durante la posguerra, donde se hizo un vigoroso intento por orientar el sector más caro del mercado residencial de posguerra en la dirección de la arquitectura moderna; el programa de las Case Study Houses, iniciado por John Entenza, un aficionado al arte y la arquitectura modernos que en 1938 se convirtió en propietario y directos de la revista Arts and Architecture y la transformó en portavoz de la vanguardia. En el número de julio de 1944, Entenza – junto con el fotógrafo y artista gráfico Herbert Matter y los arquitectos y diseñadores Ray & Charles Eames (1912-88 / 1907-78), Eero Saarinen (1910-1961) y Richard Buckminster Fuller (1895-83) – publicaron un manifiesto a favor de la aplicación de la tecnología de guerra para resolver el problema de la vivienda en la posguerra. Los montajes de Matter para anunciar el manifiesto mostraban cierta familiaridad con el grafismo futurista y constructivista, pero hacía un énfasis novedoso en la analogía entre las máquinas, el sistema nervioso humano y las estructuras moleculares. El manifiesto refundía la ideología de la Bauhaus y Le Corbusier desde la óptica de la tecnología norteamericana de posguerra. Al definir los principios en los que debía basarse la vivienda de posguerra afirmaba: “La casa es un instrumento de servicio. Los grados de servicio son reales y pueden medirse; no dependen del gusto. La casa no debería hacerse valer por su diseño arquitectónico. En realidad, cuanto mejor llegan a integrarse los servicios de la casa, menos probable resulta que seamos conscientes del modo en que se ha realizado físicamente. La cocina, el baño, el dormitorio, el equipamiento y almacenaje se beneficiarán al máximo de un sistema industrializado de prefabricación. En las zonas de estar y distraerse, la variación se convierte en una preferencia personal legítima. Un diseñador ha de conocer lo que la casa debe proporcionar para satisfacer las necesidades fisiológicas y psicológicas de los miembros de la familia”.
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FRAMPTON Kenneth., “El eclipse del New Deal: Buckminster Fuller, Philip Johnson y Louis I. Kahn 1934-1964” en Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
Pág.241-249."Figura única y combativa en la vanguardia arquitectónica norteamericana durante el New Deal, Richard Buckminster Fuller había adoptado una actitud claramente ‘objetiva’ -por no decir constructivista-....
... Una actitud tan utilitaria y al mismo tiempo complaciente parece muy distante de las propuestas que Fuller presentó seriamente en 1932 para la conversión de las vacías estructuras de los rascacielos de oficinas (vacantes como resultado de la Depresión) en viviendas provisionales. Fuller aseguraba que al finalizar el año un noventa por ciento de las personas que todavía vivían en la ciudad no podrían pagar sus impuestos ni comprar alimentos. Esto, más que cualquier otra cosa, tiende a confirmar la afinidad que existían entonces, coincidentemente, entre las inquietudes de la Neue Sachlichkeit europea y el grupo Structural Study Associates -Simon Breines, Henry Churchill, Theodore Larsen y Knud Lonberg-Holm- socios de Fuller durante la breve dirección de éste en la revista Shelter, en 1932"
Págs.. 90-115. ".... Las megaestructuras tienen muchos antecedentes, como el plan Obús para Argely la Unité d'Habitation de Marsella de Le Corbusierel proyecto de torres para la Philadelphia City Planning Commission (1957), en el que Louis I. Kahncontó con la colaboración de Kenneth Day, Louis E. McAllister, George Braik y Anne GriswoldTyng; los diversos prototipos de Richard Buckminster Fuller; y las ciudades espaciales(1970) de Yona Friedman. La intención de las megaestructuras es convertir la arquitectura en ciudad. Esta ciudad como megaestructura se desarrolló en los proyectos fantásticos de cápsulas y torres tecnológicas del grupo Archigram(fundado en 1960) y en la mezcla de utopía y pragmatismo del grupo de los metabolistas japoneses, surgidos en el Congreso Mundial de Diseño celebrado en Tokio en 1960 y para quienes el racionalismo tecnológico era superado por el organicismo."
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