Págs. 267-278.“La Escuela de Berlín”
Pese a la aparición de notables edificios modernos en ciudades como Dessau y Stuttgart, la contribución principal de Alemania a la arquitectura moderna, provino de Berlín, más aún la mayoría de los edificios notables de otras ciudades fueron obra de arquitectos vinculados, por lo menos, a Berlín. Como la segunda capital artística de Europa después de Paris, Berlín tenía bastantes probabilidades de producir obras de interés, además contaba con un grupo destacado de arquitectos de talento. A comienzos de la década 1920-1930, ninguna otra ciudad podía jactarse, como Berlín, de poseer más de una docena de arquitectos de vanguardia de talla superior a la corriente con una estructura mental suficientemente elástica para adaptarse a la revolución estética de primera magnitud que significó pasar del expresionismo al elementarismo y proyectar en ambos estilos con igual vigor y seguridad. Sin embargo, Bruno Taut, Mies van der Rohe, Erich Mendelshon y Walter Gropius fueron tan típicos de la arquitectura berlinesa de 1919 como de 1926; sus aportaciones a la segunda fase fueron tan notable como las realizadas a la primera y todos ellos, con la sola excepción de Mendelsohn, contribuyeron a hacer tanto del rascacielos un exponente típico del expresionismo, cuanto de la Siedlung un elemento típico de la fase elementarista en el Estilo Internacional.
En el capítulo anterior hemos pasado revista a las teorías de Eric Mendelsohn y en el siguiente lo heremos con las de Gropius; en este capítulo en cambio, nos ocuparemos de Bruno Taut y Mies van der Rohe. Taut presenta gran interés como reflejo de las ideas corrientes en su época, más que como pensador original: hacia finales de la década de 1920, aportó la única obra de tono ”popular” al grupo de trabajos enciclopédicos sobre arquitectura moderna; durante esa década, produjo una serie de trabajos de importancia secundaria e interés documental, y en los comienzos del período escribió su libro más importante desde el punto de vista histórico, por tratarse de uno de los pocos documentos importantes de la fase expresionista que puede colocarse junto a las conferencias de Mendelsohn: Die Stadtkrone.
Págs. 294-310. “Alemania: los enciclopedistas”
Está duda razonable, antirracionalista mas no irracional, no parece compartida por quienes, en esos dos o tres años, trataron de fijar la posición histórica del Movimiento Moderno. O bien se negaron a admitir la aparición de una arquitectura específicamente nueva y trataron de igual manera a toda arquitectura del siglo XX, progresista o no, o bien reconocieron la existencia de una nueva arquitectura, pero como continuación de la tradición racionalista del siglo anterior. La primera actitud permitió encuadrar la arquitectura moderna dentro de la serie existente de publicaciones consagradas a la historia del arte: tres volúmenes de los Blauen Bücher editados por Walter Müller-Wulckow y dedicados respectivamente a fábricas, viviendas y edificios públicos colocan a la arquitectura alemana moderna en una línea ya conocida y semi popular de libros ilustrados, mientras el enjundioso Die Baukunst der neuesten Zeit, de Gustav Platz, la elevó al plano de la Propylaën-Verlag y, con ello, a los más altos niveles editoriales en el campo de la historia del arte.
También aparecieron, tanto en los niveles populares como especializados, obras que reconocían el nacer de una nueva arquitectura, pero la vinculaban exclusivamente aspectos restringidos del siglo XIX. La más influyente de las primeras fue sin duda, Modern Architecturede Bruno Taut, publicada ese mismo año (1929) en edición alemana con el título Die Neue Baukunst in Europa und Amerika. La edición alemana tenía muy pocas reproducciones de plantas y secciones, la inglesa estaba totalmente desprovista de ellas; pero según las palabras de Gropius, esta característica al parecer se consideraba apropiada para obras destinadas a una amplia difusión. Además del gran interés que presenta por ser una de las primeras obras populares escritas en inglés sobre el Movimiento Moderno, el libro presenta cierto interés subsidiario: concede importancia a la obra de los expresionistas y de la escuela de Amsterdam en un momento en que su reputación declinaba y su actitud hacia los Estados Unidos es típica de una tendencia general de la época.
Durante la década 1920-1930, la atención de los arquitectos alemanes comenzó a alejarse de la obra de Wright, hacia la cual dirigieron a Berlage y las publicaciones de Wasmuth, y se orientó hacia la otra América, la América de los rascacielos, admirada por los futuristas y por Le Corbusier. Taut no hace lo mismo; en cambio, presta atención a un puñado de edificios neoyorquinos, tales como el Graybar (visto en un contexto puramente futurista con el ferrocarril elevado atravesando su base) y los elevadores de grano que ya habían sido canonizados por la tradición de los Ingenieurbauten, pero que otros observadores alemanes de temas arquitectónicos habían dejado de lado por completo. Tanto Mendelsohn como Richard Neutra habían viajado a los Estados Unidos con intención (o al menos con la intención fundamental) de conocer a Wright y a Sullivan, pero en las obras de Mendelsohn, Amerika y Russland-Europa-Amerika, la que domina es la imagen de rascacielos; en Wie baut Amerika? de Neutra, lo que más ocupa su atención es la técnica constructiva de los rascacielos de acero.
Pero Modern Architecturetambién coloca al nuevo estilo, con firmeza, en una línea proveniente de algunos aspectos selectos del diseño perteneciente al siglo pasado, hasta el extremo de declarar que con el estallido de la guerra, la historia de la arquitectura moderna puede considerarse terminada.
Consecuente con este punto de vista, no presta atención alguna a los movimientos cubista, futurista y abstraccionista, que habían contribuido a forjar el lenguaje formal usado entonces por el mismo Taut. En esto, sin embargo, tenía el apoyo – o sufría la influencia, podríamos decir – de un libro del cual había tomado algunas ilustraciones, y que había ejercido una amplia y curiosa influencia sobre la concepción que el Movimiento Moderno tenía de su propia historia: Bauen in Frankreich; Eisen, Eisenbeton, de Sigfried Giedion.
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Págs. 57-71.“Cultura e industria en Alemania, 1907-1914”
Muthesius y la noción de tipo. Estrechamente relacionado con la idea de Gestalt estaba el concepto, formulado por Muthesius , de Typisierung (tipificación) : una palabra que acuño para denotar el establecimiento de formas estándar o típicas. Su argumento era tan aparentemente trivial como que la producción en serie conllevaba la estandarización. Pero al recurrir a la ambigüedad inherente a la palabra «tipo» , Muthesius combinaba una noción pragmática de la estandarización con la idea del «tipo» como concepto universal platónico. Solo mediante la tipificación —decía— «[la arquitectura] puede recuperar el antiguo significado general que le correspondió en épocas de cultura armónica».
El concepto que Muthesius tenía de una cultura unificada era un ataque al capitalismo liberal, aunque no al monopolista. Para él, y para muchos de los que compartían sus visiones en el Werkbund, la degeneración del gusto moderno no se debía —como había pensado Ruskin --a la máquina como tal, sino al desorden cultural causado por el funcionamiento del mercado y al efecto desestabilizador de la moda. Si se pudiese eliminar a los intermediarios que manipulaban el mercado, sería posible recuperar esa relación directa entre el productor y el consumidor, entre la técnica y la cultura, que había existido en las sociedades precapitalistas. Muthesius preveía la aparición de grandes fábricas para la producción de bienes de consumo, similares a las corporaciones y los consorcios que cada vez eran más característicos de la industria pesada alemana. Al producir artículos de una calidad artística estandarizada, estas firmas serán capaces de dominar el mercado y de actuar como únicos árbitros del gusto, funcionando así como el equivalente moderno de los gremios medievales."
Cuando Muthesius presentó su concepto de Typisierung en el congreso del Werkbund en Colonia, en 1914, fue duramente criticado por un grupo de artistas, arquitectos y críticos entre los que estaban Henry van de Velde, Bruno Taut (1880-1938) y Walter Gropius (1883-1960). Van de Velde , aun siendo un apasionado discípulo de William Morris , no cuestionaba la necesidad de la producción mecanizada ni disentía de la noción de una cultura unificada, pero no estaba de acuerdo con los métodos burocráticos propuestos por Muthesius . Para él y sus partidarios, la cultura no podía crearse mediante la imposición de formas tipo . La elevada calidad artística dependia de la libertad del artista productos finales de un proceso evolutivo de desarrollo artístico, y no su condición inicial. Muthesius sencillamente había invertido el orden de causa a efecto. Este célebre conflicto se ha interpretado habitualmente como una batalla entre los vanguardistas partidarios de una nueva cultura de la máquina y los retrógrados partidarios de una tradición artesanal anticuada. La verdad es más compleja, y para comprender la situación es necesario desentrañar la confusión que reinaba por entonces con respecto a la posición del «artistas en las artes industriales modernas...
Págs. 87- 107."Expresionismo y futurismo”
La arquitectura expresionista. La arquitectura expresionista es francamente difícil de definir. Como ha observado Iain Boyd Whyte, este movimiento se ha definido generalmente en función más de lo que no es (racionaismo, funcionalismo etc), que de lo que es, y hay algo de verdad en esa opinión de que el expresionismo es una tendencia permanente y recurrente en la arquitectura moderna. Entre los edificios que habitualmente se clasifican como expresionistas se incluyen cosas tan dispares como la obra inicial de Hans Poelzig, La Escuela de Amsterdam de aire Jugenstil y algunos arquitectos de la década de 1920 como Erich Mendelsohn y Hugo Häring; pero todo ello también se estudia con frecuencia de un modo más fructífero en otros contextos. Nosotros nos centraremos aquí en lo que generalmente se reconoce como el período culminante del expresionismo entendido como un movimiento con múltiples géneros y políticamente comprometido; es decir, entre 1914 y 1921. La atención se centrará en el grupo que se formó alrededor del arquitecto Bruno Taut (1880-1930) durante ese período, cuyos miembros más importantes, además del propio Taut, eran Walter Gropius y el crítico e historiador del arte Adolf Behne (1885-1948).
Aunque Behne fue el primero en usar el término “expresionistas” en relación con la arquitectura (en un artículo publicado en Der Sturm en 1915), probablemente es un artículo de Taut, aparecido en febrero de 1914 en esa misma revista y titulado “una necesidad”, el que tiene el legítimo derecho a considerarse el primer “manifiesto” de la arquitectura expresionista. Este artículo repite varias de las ideas de Worringer. En él, Taut señala que la pintura se está volviendo más abstracta, sintética y estructural, y entiende que eso está anunciando una nueva unidad de las artes. “La arquitectura quiere contribuir a esta aspiración”. Para ello debería desarrollar una nueva “intensidad estructural” basada en la expresión, el ritmo y la dinámica, y también en los nuevos materiales como el vidrio, el acero y el hormigón. Esta intensidad iría “mucho más allá del ideal clásico de la armonía”. Taut propone que se erija una construcción formidable en la que la arquitectura se convertiría nuevamente en el hogar de las artes, como ya lo era en las épocas medievales. Uno de los rasgos más llamativos de este artículo es su opinión de que la arquitectura sigue el ejemplo de la pintura. Pese a usar la imagen romántica de la catedral como una Gesamtkunstwerk (obra de arte total), no hay mención alguna de los oficios. Y mientras que Loos había entendido que la arquitectura estaba vinculada tanto a lo antiguo como a lo vernáculo, Taut consideraba que pertenecía a ese ámbito libre y utópico que Loos había reservado exclusivamente para la pintura....
... Bruno Taut fue el principal arquitecto ligado al ala berlinesa del movimiento expresionista. Tras estudiar con Theodor Fischer en Munich entre 1904 y 1908, Taut abrió un estudio en Berlín con Franz Hoffmann. Más tarde su hermano Max se unió a él, pero aunque compartían los mismos ideales arquitectónicos, nunca colaboraron en los proyectos. Al parecer Bruno Taut concebía la arquitectura como algo que actuaba entre dos polos opuestos; por un lado, las viviendas particulares de carácter práctico y, por otro, los edificios públicos de carácter simbólico que unían al individuo y la Volk en una unidad trascendental. Durante la primera parte de su actividad profesional Taut trabajó simultáneamente en ambos polos resaltando uno u otro de acuerdo con lo que consideraba que eran las necesidades objetivas del momento.
Gran parte del trabajo inicial de su estudio consistió en viviendas de bajo coste situadas en un contexto de ciudad jardín. Uno de los rasgos más originales de su obra era el uso del color en las superficies exteriores de los edificios, un recurso que Taut, siguió aplicando a lo largo de toda su carrera. Por la misma época, Taut estaba desarrollando los conceptos de Volkhau (casa del pueblo) y de Stadkrone (corona de la ciudad), esbozados por primera vez en el citado artículo “Una necesidad”. Con estos dos conceptos estrechamente relacionados, Taut trataba de definir una construcción que captase la esencia de la ciudad medieval en términos modernos; la visualizaba como “un edificio de cristal con vidrios de colores” que, “brillaría como un diamante resplandeciente” sobre cada nueva ciudad jardín, una visión laica de la ciudad medieval. Durante la I Guerra Mundial, en un período de forzada inactividad, Taut preparó dos libros La corona de la ciudad y Arquitectura alpina, ambos publicados en 1919. El primero de ellos se ocupaba principalmente de ejemplos históricos de edificios que simbolizaban el Volk. El segundo incluía visiones apocalípticas de una arquitectura imaginaria, y en él se mezclaban las imágenes y los textos más bien a la manera de un libro de emblemas barrocos.
Antes de escribir estos dos libros, Taut ya había construido el Pabellón de Vidrio en la exposición del Werkbund en Colonia en 1914. Este edificio era un anticipo en miniatura de la Volkhaus. Financiado por un grupo de fabricantes de vidrio, era al mismo tiempo una exposición de productos de este material, una “casa de arte” y una especie de alegoría. Se guiaba a los visitantes a través de una secuencia de espacios sensualmente calibrado en los que predominaban los efectos del vidrio coloreado y de las cascadas de agua, y donde se experimentaba un ascenso que iba desde la oscuridad telúrica hasta la claridad apolínea.
Tanto el pabellón de vidrio como los dos libros escritos durante la guerra estaban en deuda con las ideas de Paul Scheerbart (1836-1915) amigo de Taut y a quien Herwarth Walden, director de Der Sturm, describió como “el primer expresionista”. En una serie de novelas anticipatorias de la ciencia ficción que culminaron con La arquitectura de cristal, de 1914, Scheerbart describía, a veces con minuciosos detalles técnicos, una arquitectura universal de vidrio y acero – transparente, móvil y llena de color - que sería el preludio de una nueva era de armonía social. Esta utopía de Scheerbart derivada en buena parte de algunos escritores del período romántico, en particular Novalis, que había reavivado el simbolismo de la luz y el cristal propio del misticismo judeocristiano e islámico (el propio Sheerbart había estudiado la mística sufí).
Las ideas de Taut sobre el urbanismo deberían considerarse también en otro contexto: el movimiento internacional relacionado con el urbanismo que estaba floreciendo en una época tanto en Europa como en Estados Unidos. Este movimiento – que se ha analizado brevemente en la página 49- fue consecuencia de dos movimiento: la ciudad jardín y city beautiful. La ciudad utópica de Taut, con su edificio simbólico central, tiene cierto parentesco con algunos proyectos visionarios como la Ciudad Mundial, dedicada a la paz del mundo, impulsada por el industrial y promotor ferroviario Paul Otlet, y proyectada por Ernst Hébrard y Hendrik Andersen en 1912.
El expresionismo y la política.
La corona de la ciudad de Taut era un intento de dar forma artística al anarquismo de Piots Kropotkin. Basada en una idea de las ciudades jardín dispersas como alternativa a la metrópolis moderna, representaba una ideología antiurbana que – pese a todas las diferencias ideológicas – era compartida por los conservadores radicales. Pero a pesar de su oposición a muchos aspectos del marxismo, Taut apoyaba los consejos obreros y, como muchos otros expresionistas, se vio envuelto en la evolución que sacudió Alemania en 1918.Gropius, Behne y Taut fundaron Arbeitsrat für Kunst (AFK), un sindicato de artistas a imagen de los soviets obreros característicos de la revolución, y más concretamente del Consejo Proletario de Trabajadores Intelectuales, fruto del movimiento literario “activista” de Kurt Hiller. Tomando como ejemplo las ambiciones políticas de ese movimiento. Taut imaginó dentro del AFK un grupo de arquitectos que controlarían todos y cada uno de los aspectos del entorno visual. En una carta abierta fechada en noviembre de 1915 y dirigida al “gobierno socialista”, Taut escribía:
“Arte y vida deben construir una unidad. El arte no debe ser nunca más el placer de unos pocos, sino la vida y la felicidad de las masas. El objetivo es lograr la alianza de las artes bajo el ala de una gran arquitectura… De ahora en adelante, sólo el artista será el modelador de las sensibilidades del Volk, y el responsable de la estructura visible del nuevo estado; deberá determinar el proceso de dar forma a los objetos, desde una estatua hasta una moneda o un sello de correos”.
Cuando el AFK fracasó en su intento de que el gobierno se interesase por estas propuestas, Taut concibió la idea de una Exposición de arquitectos desconocidos, que apelaría directamente al pueblo, pero abandonó la presencia del consejo antes de que la muestra se hiciese realidad, siendo sustituido por Gropius.
Gropius estaba de acuerdo con los objetivos reformistas de Taut, pero no con sus métodos provocadores, tras asumir la presidencia, el AFK abandonó su programa revolucionario, “girando hacia la derecha en lo político y hacia la izquierda en lo artístico”. La intención de Gropius era convertir al AFK en un pequeño grupo de arquitectos, pintores y escultores radicales, ocupados solo en asuntos artísticos; una “hermandad conspirativa” que trabajase en secreto y que evitase chocar frontalmente con el estamento artístico dirigente. Pero incluso esos planes se evaporaron cuando, en Diciembre de 1919, el AFK se quedó sin fondos y fue absorbido por el Novembergrupe. Entretanto, Griopius había sido nombrado director de la Bauhaus (primavera de 1919) y ésta se convirtió en el centro de sus planes a largo plazo para unificar las artes bajo el liderzgo de la arquitectura en un marco socialdemócrata.
La exposición de los arquitectos desconocidos.
El acontecimiento más importante durante la dirección de Gropius en el AFK fue la citada Exposición de arquitectos desconocidos, montada en abril de 1919. Como ya se ha comentado, esta exposición había sido propuesta por Taut antes de su dimisión; no estaba restringida a los arquitectos, y a los participantes se les animó a presentar pequeñas propuestas visionarias no limitadas por condicionantes programáticos o estéticos. Aunque no tubo éxito en sus objetivos de divulgación, llegó a ser un acontecimiento de gran importancia en la historia de la arquitectura moderna.
Las obras mostradas en la exposición correspondían a dos categorías más o menos diferenciadas. La primera comprendía dibujos que representaban edificios posibles, aunque poco convencionales, de dos tipos formales: el cristalino-geométrico y el amorfo-curvilíneo. El tipo amorfo estaba representado exclusivamente por el trabajo de Hermann FInsterlin, mientras que la obra de la mayoría de los participantes correspondía al tipo cristalino. La segunda categoría consistía en fantasías pictóricas que hacían uso de algún tema arquitectónico. Mientras que la primera categoría representaba los objetivos de un modo naturalista, la segunda tendía a ser antinaturalista; incluso cuando implicaban cierta profundidad, las imágenes era bidimensionales en un sentido que evocaba el arte primitivo o infantil, y a menudo eran deliberadamente fantásticas, incluso absurdas.
Imágenes similares a las mostradas en la exposición aparecen en las cartas de la Gläserme Kette (La cadena de cristal); un grupo de arquitectos y artistas cercanos a Taut que iniciaron una correspondencia en 1919 (por iniciativa del propio Taut) con el propósito de intercambiar ideas y fantasías arquitectónicas. Muchos de los dibujos surgidos de esta “cadena de cristal” fueron publicados posteriormente por Taut en su revista Frühlicht (1920-1922).
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Págs. 99 - 111.“La respuesta a la mecanización. El Deutsche Werkbund y el futurismo”
No hace falta resaltar que Gropius y Taut , cada uno a su manera, estaban intentando exaltar la industrialización, revelar su capacidad para la poesía e indicar su potencial cultural, genuino y progresista. Sin embargo, iban a ser la visión y el vocabulario de Gropius -con la sugerencia inherente de que la rectangularidad y la transparencia eran rasgos visuales apropiados para un nuevo orden arquitectónico industrial- los que resultarían más influyentes. No obstante, antes de que estas sugerencias fragmentarias de los edificios de Gropius anteriores a la guerra pudiesen cuajar en el estilo maduro de la década de 1920, serían necesarios otros catalizadores, en particular los recursos espaciales y formales del arte abstracto, y las actitudes poéticas del Futurismo , que se fundirían en la filosofía y la forma de De Stijl al final de la década de 1910.
Págs.371-391. “Internacional, nacional y regional: La diversidad de una nueva tradición”
Fue gracias a publicaciones como Internationale Architekturde Gropius y la Oeuvre complète 1910-27 de Le Corbusier, y a informes detallados sobre tendencias como De Stijl y L´Esprit Nouveau, como la arquitectura moderna occidental se fue dando a conocer gradualmente en Japón. Extranjeros como Bruno Taut, señalaban afinidades entre la sencillez modular de las formas autóctonas y el reduccionismo del diseño moderno.
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Págs. 27-78. “Historias”. Arquitectura y espacio doméstico.
La vivienda desempeñó un papel fundamental en el proceso de transformación social resultante de la Revolución industrial y fue la base de las metrópolis industriales del siglo XX.
En medio de este proceso, y al dedicarse a los barrios de vivienda social, los arquitectos europeos de principios del siglo XX consiguieron situarse en el centro del proyecto de la ciudad, que en el siglo XIX había estado en manos de médicos, higienistas, ingenieros militares y civiles, políticos y perfectos de policía. La conquista de este lugar decisivo en el proyecto de la gran ciudad, no sólo desplazó a estos ingenieros, higienistas y prefectos, sino también a los maestros de obras y otros técnicos que habían proyectado las viviendas y las arquitecturas consideradas de segundo orden en ciudades y pueblos a lo largo de todo el siglo XIX. Y los arquitectos lo lograron porque consiguieron otorgar forma tipológica, morfológica, tecnológica y urbana a una búsqueda colectiva de décadas en torno al higienismo, al funcionalismo, al orden urbano y al control.
Por primera vez en la historia, la vivienda social para las masas trabajadoras, pasó a estar de lleno en el centro del pensamiento arquitectónico y constituyó una parte muy importante de la teoría y de la obra de arquitectos como Adolf Loos, Alexander Klein, Ernst May, Margarette Schütte-Lihotsky, J.J.P Oud, Bruno Taut, Lilly Reych, Ludwig Mies van der Rohe, Heinrich Tessenow. Walter Gropius o Le Corbusier, que pensaron todo tipo de viviendas dentro de la lógica de la producción en serie que pudieran servir para el objetivo de la vivienda social y la igualdad.
Paralelamente, en el campo de la vivienda unifamiliar, en contextos sociales distintos y para clases medias y altas, autores como Frank Lloyd Wright, Gerrit Th Rietveld, Ludwig Mies Van der Rohe, Louis I. Kahn, Max Cetto, Luis Barragán,José Antonio Coderch, Jean Prouvé, Eileen Gray, Charlotte Perriand, Alvar Aalto, Charles y Ray Eames, Mary y Russel Wright o Alison y Peter Smithson realizaron experimentos, prototipos y propuestas con la voluntad de revolucionar el funcionamiento del espacio doméstico, creando espacios flexibles y utilitarios relacionados con el entorno natural o el contexto urbano que rompían los condicionantes rígidos de la caja tradicional para potenciar patios y dobles espacios, proporcionar espacios de refugio o recurrir a nuevas tecnologías y nuevas imágenes de los medios de comunicación de masas.
En todo este proceso tuvieron un papel trascendental las mujeres, fueran o no arquitectas, como Catherine Beecher, Christine Frederick, Erna Meyer, Lilly Reich, Margarette Schutte-Lihotzky, Charlotte Perriand, aún hoy poco conocidas, que fueron las que trazaron una fuerte tradición de repensar la vivienda desde la experiencia y la eficiencia.
Ha quedado pendiente resolver las cuestiones previas planteadas si en este proceso de la vivienda obrera fue pensada de nuevo o resultó de una reducción de la vivienda burguesa, si mejoraron las condiciones de vida o la vivienda siguió siendo un espacio de dominio, y si las propuestas de las arquitectas y diseñadoras fueron cualitativamente distintas de las de los arquitectos.
...Otros arquitectos alemanes también desarrollaron su vida en función de su compromiso social, como el ya citado Henner Meyer o como Bruno Taut (1880-1938), también formado en el expresionismo y miembro del grupo Utopía, quien tras realizar espléndidas siedlungen en Berlín, como la Siedlung Britz (1925) y escribir e ilustrar magníficos libros experimentales, trabajó en la Unión Soviética entre 1932 y 1933; huyó a Suiza y más tarde a Japón, en 1933, donde vivió durante un tiempo y se trasladó a trabajar a Estambul en 1936, donde realizó edificios públicos, como escuelas. Taut murió prematuramente en Ankara.
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3.- Las publicaciones.
Tras el folleto de Gropius Internarionale Architektur, publicado en 1925, se multiplican rápidamente las publicaciones sobre el Movimiento Moderno: una modesta contribución de Hilberseimer en 1926, el voluminoso libro sistemático de Platz, en 1927, los ensayos de Ivleyer, en 1928, de Hitchcock y de B.Taut, en 1929, de Malkiel-Jirmounsky y de Cheney, en 1930: entre 1929 a 1932 salen los cuatro tomos del Wasmuth Lexicón der Baukunst y, en 1930, el primer volumen sobre la obra de Le Corbusier de 1910 a 1929; en Italia se publica, en 1931, la antología de Fillía y, en 1932, el libro iconográfico de A. Sartons. En estos libros la arquitectura moderna está presentada no como un ideal futuro, sino como un resultado en cierta medida ya realizado en el presente y que contiene, por lo tanto, en sí mismo, sus justificaciones.
También en el campo de las revistas la situación cambia: desaparecen, uno después de otro, los periódicos de vanguardia: L'Esprit nouveau en 1925, De Stijl en 1928, la revista de la Bauhaus en 1929, pero nacen en compensación otros nuevos periódicos de orientación moderna y de más amplia difusión. En 1926 aparecen Die Form, órgano del Deutscher Werkbund, y Das neue Frankfurt, que refleja la experiencia de E. May; en 1930 sale L'Architecture d'ajourdhui y, en Italia, Pagano toma la dirección de La Casa bella; los artículos y las obras de los arquitectos modernos empiezan a publicarse también en revistas tradicionales como Moderne Dan-formen, Wasinuth Monatshefte für Baukunst und Stiidtebau, The Architectural Review.
No se trata de propugnar una nueva tendencia, sino de documentar y explicar un movimiento ya operante, y se hacen esfuerzos para dar explicaciones simples, positivas y compresibles a todos, utilizando argumentos técnicos y abandonando las justificaciones formales...
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Bruno Taut en su libro de 1929, resume los caracteres del movimiento moderno en estos cinco puntos:
1)La primera exigencia de cada edificio es el alcance de la mejor utilidad posible.
2) Los materiales y sistema constructivo empleados deben estar completamente subordinados a esta primaria.
3) La belleza consiste en la relación directa entre edificio y finalidad, en las oportunas características de los materiales y en la elegancia del sistema constructivo.
4) La estética de la nueva arquitectura no reconoce ninguna separación entre fachada y planta, entre calle y patio, entre delante y detrás. Ningún detalle vale por sí mismo, sino que forma parte necesaria del conjunto. Lo que funciona bien se presenta, asimismo, bien. Ya no creemos que algo tenga un aspecto feo y, a pesar de esto, funcione bien.
5) También la casa, en su conjunto, igual que sus elementos, pierde el aislamiento y la separación. Así como las partes viven en la unidad de las relaciones reciprocas, la casa vive en relación con los edificios que la rodean. La casa es el producto de una disposición colectiva y social. La repetición no debe ya considerarse como un inconveniente que hay que evitar, sino que, al contrario, constituye el medio más importante de expresión artística. A exigencias uniformes, edificios uniformes, mientras la anomalía queda reservada para los casos de exigencias singulares: es decir, sobre todo para los edificios de importancia general y social.
Estos razonamientos, como los de Gropius citados en el capítulo precedente, sólo se comprenden si se tiene en cuenta su naturaleza metafórica.
La nueva orientación del Movimiento Moderno no puede ser explicada completamente con la terminología tradicional. Y, cuando hay que hablar al gran público, existe un contraste entre precisión y sencillez: los razonamientos exactos resultan complicados, los sencillos son ambiguos y aproximativos.
Las distintas etiquetas que defensores y adversarios aplican en este periodo al Movimiento Moderno son frases tradicionales que deberían evidenciar algunos aspectos del movimiento, pero también se prestan a una serie de equívocos.
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BENEVOLO, L., Historia de la Arquitectura Moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
Pág. 530-564.”Formación del Movimiento Moderno en Europa entre las dos guerras. Aproximación a los problemas urbanísticos”
2.- Las primeras aplicaciones de los nuevos standars en la posguerra alemana.
En principio, la distinción entre arquitectura moderna y arquitectura tradicional depende de la aceptación o del rechazo de la estandarización de los elementos, que rompe la continuidad del tejido urbano tradicional y debilita o destruye totalmente - es decir, descarta para el futuro - la «composición conjunto» que, en el trazado urbano tradicional o de vanguardia, representa todavía el instrumento que absorbe cualquier nueva intervención en el sistema de la ciudad burguesa...
... Después de 1924, en Alemania, la investigación sobre la estandarización de la tipología de los edificios se desarrolla y adquiere relieve urbanístico cuando aborda conjuntos bastante grandes, que se apartan del trazado vinculante de la ciudad burguesa y entran en relación con los grandes espacios no construidos del territorio. En muchas ciudades administradas por el partido socialdemócrata los arquitectos modernos dirigen los programas de edificación municipal: Taut en Magdeburg, Haesler en Celle, May en Frankfurt, Wagner en Berlin. Taut trabaja en Magdeburg sólo hasta 1924; demasiado poco para poder organizar un programa consistente...
...En Berlín falta una dirección unitaria de los programas municipales y las empresas constructoras siguen direcciones distintas el planteamiento moderno es defendido por Martin Wagner (1885-1981), el arquitecto que dirige una de las secciones de la oficina técnica municipal y que promueve, en 1924, la formación de la Gemeinnützige Heimstätten-Aktiengesellschaft (Gehag), la mayor sociedad de edificación berlinesa; bajo el consejo de Wagner, la Gehag nombra a Bruno Taut director de sus construcciones de 1924 a 1933 y realiza algunos grandes barrios: Berín-Britz (1925) y Berlin-Zehlendorf (1926). Aquí también impone Taut una rigurosa unificación de la tipología de la edificación (cuatro en Britz, tres en Zehlendorf); pero varía artificiosamente las planimetrías de los barrios para conferir a los grandes conjuntos una aparente unidad. Los barrios quedan relativamente aislados de la periferia precedente y son estudiados en relación con el sistema ciudadano de parques y zonas agrícolas vinculadas, definido por Wagner en 1929.
La menor coherencia del programa berlinés depende también del leadership menos satisfactorio; falta un administrador decidido como Landmann y el papel de May está repartido entre Wagner - que se interesa sobre todo por los problemas cuantitativos y Taut que se interesa principalmente por los problemas cualitativos-. La síntesis afirmada teóricamente por Gropius y por el propio Taut no llega a realizarse dentro de las instituciones.
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El conflicto entre el Movimiento Moderno y los regímenes autoritarios es el hecho sobresaliente y más significativo del cuarto decenio de 1900. Pero, precisamente por el carácter del movimiento, el problema de la nueva arquitectura no puede reducirse a una cuestión de principios y debe concretarse en una serie de investigaciones y resultados parciales.
En relación con el conflicto político, el trabajo de los arquitectos que se aíslan para continuar una búsqueda limitada, adquiere más bien un valor programático preciso: a la retórica de los símbolos se contrapone la realidad de las necesidades cotidianas, a las exigencias representativas del poder público, las demandas de las gentes sencillas. Es la arquitectura «para los que van en tranvía» de la que habla Persico en 1932.
A partir de un cierto momento después de 1935 -el carácter radical del conflicto político elimina el espacio indispensable a estas experiencias, que sobreviven sólo marginalmente en Italia y Francia, desparecen totalmente en Alemania y Rusia, y encuentran, en cambio, un terreno favorable en Inglaterra y en las pequeñas naciones del norte de Europa. Al lado de los maestros de los años veinte expulsados de sus países de origen, o mantenidos al margen, como Le Corbusier- trabaja una nueva generación de proyectistas, nacidos después de 1900, capacitados para traducir a la práctica muchas propuestas teóricas, formuladas en el decenio precedente.
1.-Los maestros alemanes en Inglaterra y el renacimiento de la arquitectura inglesa.
Entre los arquitectos condenados por el nazismo después de 1933, algunos reaccionan acentuando su radicalismo político -como Meyer, May, Taut se concentran en la urbanística y encuentran un nuevo campo de trabajo en Rusia, donde chocan casi inmediatamente con el régimen estaliniano. Otros tienen una reacción opuesta, como Mies van der Rohe, que elimina de su arquitectura toda referencia social, llegando hasta las puertas del formalismo.
A causa de los acontecimientos ya referidos en el capítulo precedente, la experiencia de los primeros queda prácticamente perdida; la obra de Mies, mientras sigue en Alemania, queda cerrada en sí misma y produce sus frutos sólo después de 1938, en Chicago. como comentaremos luego.