Pág.241-249. “El eclipse del New Deal: Buckminster Fuller, Philip Johnson y Louis I. Kahn 1934-1964”.
Las crisis economicas y politicas en la Europa de los años treinta y las medidas sociales del New Deal de Roosevelt aportaron a los Estados Unidos una intelligentsia de refugiados a la vez que unos extensos programas de reforma y asistencia social. En tanto que el Museum of Modern Art y la Universidad de Harvard desempeñarán los papeles principales en la asimilación cultural de esta migración, el gobierno federal facilitó la base infraestructural para las numerosas tareas de ayuda social que serían ejecutadas entre la Housing Act de Roosevelt en 1934 y la terminación de la segunda guerra mundial. Los más famosos proyectos de planificación y asentamiento del New Deal fueron la Tennessee Valley Authority y las Greenbelt New Towns de Clarence Stein, estas últimas realizadas después de 1936 bajo los auspicios de la Federal Resettlement Administration. A diferencia de los notables embalses, grúas desplazables y diques construidos en el valle de Tennessee, los asentamientos Greenbelt de Stein no fueron agraciados con obras de distinción arquitectónica. Desde este punto de vista, se consiguieron mejores resultados en los pueblos para obreros financiados en el mismo periodo por la Farm Security Administration, con un ejemplo típico en la comunidad agraria de adobe en Chandler, Arizona, construida en 1937 según diseños de Vernon de Mars. Se alcanzó un nivel de vivienda igualmente eficiente y elegante en otros asentamientos financiados por similares entidades gubernamentales, entre ellos el poblado de New Kensington, Pennsylvania, construido en 1940 según planos de Walter Gropius y Marcel Breuer, y Channel Heights, en San Pedro, Los Ángeles, diseñado en 1943 por Richard Neutra. Una obra inexplicablemente desmañada, construida bajo unos auspicios similares, fueron las viviendas Carver Court en Coatesville, Pennsylvania, diseñadas en 1944 por George Howe, Oscar Stonorov y Louis Kahn. Esta obra parece tanto más sorprendente cuando se piensa que Kahn ya había demostrado su capacidad trabajando para Alfred Kastner en las Jersey Homesteads de Hightstown, Nueva Jersey, entre 1935 y 1937.
Sin contar su mérito arquitectónico, todas estas obras patentizaban la presencia de una ‘Nueva Objetividad’ en los Estados Unidos. El hecho de que este movimiento no fuese, ni mucho menos, tan consciente de sí mismo ni tan polémico como su contrapartida en Europa debiase a que no existía una base ideológica comparable. En cualquier caso, el ‘movimiento’ había de ser más sensitivo respecto a la cuestión de la aceptación popular y en este aspecto su antimonumentalidad procedía directamente de su empleo de materiales nativos y de su respuesta a las alternativas de topografía y clima.
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Págs. 131 - 147.“Mitos nacionales y transformaciones clásicas”
En el período que abarca aproximadamente de 1910 a 1920 se produjo en varios centros europeos un cambio generalizado en contra del romanticismo nacional, el Art Nouveau y su legado expresionista, y en favor de los valores clásicos. Este cambio adoptó muchas apariencias y configuró diferentes ideologías sociales y puntos de vista estéticos. Hablando en términos generales, era una “llamada al orden” que rechazaba el subjetivismo, el capricho y el provincianismo nacional a favor de unos ideales supuestamente más “universales” enraizados en varias fases del pasado clásico. Desde la perspectiva de los primeros años del siglo XX, la tradición clásica no se consideraba ni mucho menos monolítica.
Las interpretaciones más inventivas implicaban la transformación y la fusión de tipos y esquemas de orden del pasado para servir a novedosos impulsos creativos. Junto a las producciones algo rutinarias y agotadas del historicismo académico había movimientos, tanto “modernos” como “tradicionales” que recurrían a una interpretación más abstracta. El clasicismo bueaux arts, siguió siendo la modalidad dominante en el campo de la arquitectura pública, institucional y monumental de buena parte de Europa y Estados Unidos hasta bien entrada la primera mitad del siglo XX. Incluso un importante concurso internacional como el de la Sociedad de Naciones, en 1927, fue ganado finalmente por un proyecto de esta índole.
Más allá del uso evidente de elementos clásicos (columnas, cúpulas, frontones etc.) y fachadas ornamentadas esto solía significar plantas simétricas con ejes mayores y menores que marcaban las salas de mayor importancia, generosas superficies de circulación, muros gruesos y articulados por nichos o pilastras, y una combinación de ejemplos clásicos venerados y muy estudiados procedentes de varios períodos.
En realidad, a principios del siglo XX el clasicismo asumió distintos significados en las distintas tradiciones nacionales. En los Estados Unidos, el clasicismo tenía una digna genealogía que se remontaba hasta la fundación de la república, aunque el florecimiento del gran estilo y la visión de la “Ciudad Blanca” hacia finales del siglo XIX parecieron coincidir con la “gran flota blanca” (como se llamó a la ampliación de la armada por el presidente Theodor Roosevelt) y con la expansión del poder norteamericano
Págs.217-240 .“Los rascacielos y la periferia suburbana en los Estados Unidos en el período de entreguerras”
Resulta irónico que este énfasis formalista se hiciese en los años de la Depresión y justamente antes del lanzamiento del New Deal de Roosevelt, una atmósfera en la cual las sutilezas estilísticas apenas parecían relevantes, pero una situación en la que las indagaciones ideológicas del movimiento moderno muy bien podrían haber resultado adecuadas. En cierto sentido, Hitchcock y Johnson hicieron un flaco servicio a la arquitectura moderna al presentarla de esa manera. Wright denunció la arquitectura abstracta de las cajas por su falta de una visión integrada del hombre, y por su formalismo superficial; los regionalistas lamentaron la importación de otro barniz cosmopolita más; el ingeniero e inventor Richard Buckminster Fuller arremetió contra la falta de una auténtica funcionalidad y contra el coqueteo superficial con la tecnología; y en el campo de los proyectos cívicos varias ramas del historicismo continuaron sin verse prácticamente afectadas. Aparte de algunos experimentos interesantes de A. Lawrence Kocher y Albert Frey (por ejemplo, su casa ligera 'Aluminaire' en Long Island, 1931-1932) y de Frederick Keck mediada la década de 1930, y las obras continuistas (aunque poco conocidas) de Schindler y Neutra en la Costa Oeste, aproximadamente hasta aquí llegó el asunto del “Movimiento Moderno Internacional” en los Estados Unidos hasta finales de la década de 1930. Mientras tanto, por supuesto, Wright continuaba produciendo algunas de sus creaciones más profundas e inclasificables de esos mismos años.
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Págs. 27-78.“Historias”
En la posguerra fue destacable la labor de expansión del urbanismo moderno de raíces estadounidense por toda Latinoamérica que llevaron a cabo Josep Lluis Sert y Paul Lester Wiener. Wiener era yerno del secretario de Estado del presidente Franklin Delano Roosevelt que el equipo tuvo para dedicarse a proponer proyectos de planificación en ciudades latinoamericanas. Sert, a su vez utilizó su cargo de presidente de los CIAM y su red de amistades latinoamericanas para conseguir todos estos encargos laborales. Ambos fueron autores de propuestas de campus para los centros cívicos de sus proyectos, la mayoría no realilzados, como la Ciudad de los Motores, cerca de Rio de Janeiro, Brasil (1943-1948), el centro administrativo de la nueva ciudad industrial de Chimbote (1947-49) y el plan para Lima(1947-1950), ambos en Perú, así como el plan piloto de Bogotá Colombia(1950), con la intervención inicial de Le Corbusier. Sin embargo muy poco de lo proyectado llegó a realizarse en estas capitales latinoamericanas.
Las concepciones urbanas y políticas de Sert quedaron expresadas en textos suyos como Can our Cities survivre?, en el que mas allá de incipientes autocríticas a la falta de humanismo y monumentalidad de la ciudad moderna, se seguía defendiendo una concepción liberal, capitalista y zonificada de la ciudad, dentro de la ortodoxia moderna. Y fue precisamente Sert quien invitó a Belaunde a ser profesor de planeamiento regional y urbano en Harvard University tras su derrocamiento y exilio decretado por los militares peruanos.