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Donato Bramante

BRAMANTE, Donato

  • Pintor y Arquitecto
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  • 1444 - Fermignano, Urbino. Italia
  • 1514 - Roma. Italia
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Donato Bramante es una figura clave dentro de la producción artística, para comprender el paso del Renacimiento al Manierismo arquitectónico que luego desarrollará Miguel Angel con su singular personalidad. 


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Bramante desde su ciudad natal de Urbino y bajo el mecenazgo del Duque de Montefletro, intenta desde su infancia continuar las huellas de Filippo Brunelleschi, profundizando en la aplicación y desarrollo de la perspectiva. La famosa escuela de perspectivistas de Urbino de la que Bramante forma parte, centra buena parte de su interés en el ilusionismo pictórico, tomando la perspectiva arquitectónica con su valor tridimensional como base de trabajo. Las primeras obras de Bramante las lleva a cabo en Urbino dentro del campo de la arquitectura dibujada, para posteriormente, y a partir de su estancia en Milán, ya en contacto con Leonardo da Vinci, dar el paso a la arquitectura real, reflexionando sobre los problemas técnicos de la construcción. Sus obras milanesas como Santa María Presso in San Sátiro (1481-1482), o el claustro del Convento de San Ambrosio de Milán (1498) no son más que pasos previos de la obra más madura que desarrollará a partir del cambio de siglo en Roma. Tal y como nos comenta Bruschi, parece que la Asociación Julio II- Bramante fue una de las más productivas en la Historia de la Arquitectura. El tempietto de San Pietro in Montorio (1502), el Cortile de Belvedere (1505) y el proyecto para la construcción de la Basílica de San Pedro del Vaticano (1506), forman parte de los hitos de la arquitectura renacentista, y nos dan una visión ya madura de la arquitectura del humanismo, preparándonos para una nueva etapa arquitectónica que desarrollará Miguel Angel con su singularísima personalidad. Con Bramante uno de los principios fundamentales de la arquitectura del humanismo, como es el valor absoluto de las proporciones, queda en entredicho y se refuta en nombre del ilusionismo visual.


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GIEDION S., Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Edit. Reverté. Barcelona, 2009.


Págs. 65-183. “Nuestra herencia arquitectónica”


La peerspectiva y los nuevos elementos constitutivos de la ciudad.


Resultaría engañoso juzgar simplemente el urbanismo renacentista por estas versiones sucesivas de la città ideale. La idea de la ciudad como una entidad en la que pueden coordinarse las interacciones de miles de vidas diferentes era ajena al temperamento de esa época. Ninguno de los grandes artistas del Renacimiento nos ha dejado una planta para una nueva clase de ciudad: ni Bramante, ni Miguel Ángel, ni siquiera Leonardo, de cuya visión de futuro -que tan a menudo iba siglos por delante de su tiempo- casi se podría haber esperado.


Lo que era nuevo en el diseño cívico del Renacimiento debe buscarse en otro sitio: en la absoluta maestría de algunos de los elementos constitutivos de una ciudad. En ese campo, Bramante y Miguel Ángel abrieron posibilidades desconocidas hasta entonces. Situado entre la fructífera época del Gótico -con su espíritu comunitario- y el absolutismo del Barroco, el Renacimiento fue un periodo preparatorio en el ámbito del urbanismo. En los países septentrionales, el siglo XV era todavía completamente gótico, pero en Italia la situación era más complicada. Aunque la perspectiva estaba creando una nueva actitud mental, la tradición gótica perduraba de muchas maneras e influía en la implantación de las mejoras urbanas, particularmente en las plazas públicas. En términos sociológicos, Italia y los países del norte no tenían en absoluto unas diferencias tan marcadas durante este periodo de transición.

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