KOSTOF, Spiro., Historia de la arquitectura. Alianza Editorial. Madrid 1988. Tomo 3
págs.1263-1315.“En paz con el pasado. Las últimas décadas”
El Estilo Internacional
Pero si los acontecimientos daban a los arquitectos modernos su gran oportunidad a mediados de siglo, también ellos estaban entonces plenamente preparados para asumirla. Durante los años difíciles de su revolución, cuando las oportunidades de construir eran escasas y modestas, habían estado rumiando esquemas prototípicos y grandiosos proyectos ideales, habían formado a arquitectos jóvenes, y habían luchado contra una situación establecida recelosa con un fervor propio de una cruzada. Le Corbusier lanzó planes exorbitantes para Barcelona, Argel y, en repetidas ocasiones para su propia ciudad de Paris; dio conferencias en Brasil y se involucró en el diseño de un nuevo Ministerio de Educación (en donde sus parasoles tendrían una primera aplicación a gran escala):y escribió y dibujó incansablemente. Su taller en Paris era ahora un afamado lugar de parada obligada. Los aprendices llevaban un mensaje a rincones distantes. Dos de ellos, Kunio Mayekawa (nacido en 1905) y Junzo Sakakura (1904-1974), llevaron su estilo a Japón, país que brillaría inesperadamente después de la guerra como una brillante avanzada de la arquitectura moderna con la obra de una joven generación que incluye al prolífico Kenzo Tange (nacido en 1913).
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BENEVOLO, L.,Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
Págs. 733-770."La difusión mundial”
Págs.755-770. Japón
El acoplamiento de estos elementos heterogéneos se hace cada día más difícil a causa del desarrollo económico y social: en este marco debe colocarse el renacimiento de la arquitectura nipona que hoy llama la atención de todo el mundo.
Los arquitectos de la generación que se ha formado entre las dos guerras siguen produciendo obras de excelente nivel: entre las más notables, el Museo de Arte Moderno en Kamakura, de J. Sakakura (1951), la Banca Nippon Sogo en Tokio, de K. Maekawa (1952), las oficinas del «Reader 's Digest de A. Raymond (1952) y el asilo para jubilados de M.Yamada (1953), todos ellos en la capital nipona. Pero el ambiente japonés se convierte entema de discusión a causa de otro grupo de obras, dotadas de una mayor carga polémica yque suponen una más claraalternativa al desorden de los actuales organismos urbanos.
Kenzo Tange, antiguo ayudante de Maekawa, se manifiesta en la posguerra con algunos edificios duros y artificiosos, un pabellón para exposiciones en Kobe, en 1950; el memorial de Hiroshima. comenzado en 1951 en los cuales el mecanismo estructural es exhibido minuciosamente, confiriendo a la arquitectura una corporeidad sumaria, elemental.
En la prefectura de Kagawa, iniciada en 1954, afronta con la misma resolución los aspectos distributivos del tema y crea una obra totalmente nueva en el Japón: no es un edificio para oficinas cerrado y hostil, sino un centro cívico abierto y acogedor, con una planta baja que los peatones pueden recorrer en su totalidad, sobre la cual se levanta el bloque bajo de los locales en contacto con el público y la torre cuadrangular de las oficinas, la estructura de hormigón armado queda siempre rígidamente marcada, con encajes aparatosos, especialmente en los balcones corridos que rodean la torre de las oficinas, imitando vagamente los múltiples aleros de las antiguas pagodas. Junto al edificio de Tange, Maekawa construye una biblioteca con sala de música, de formas más discretas, pero siempre rodeada de amplias zonas peatonales, cubiertas y al aire libre, con objeto de crear un auténtico centro cívico, en el sentido europeo.
Por la misma época, Hiroshi Oe, coetáneo de Tange y profesor de la Universidad la ville de Hosei, construye para dicha Universidad un grupo de edificios pensados para propiciar la vida en común de los estudiantes También aquí se despeja el terreno por medio de pilotis y se cuida particularmente la distribución de los espacios exteriores, en estrecha relación con los ambientes destinados a reuniones, situados en la planta baja.
Tange ha construido también el Palacio Municipal de Tokio, una de sus obras más discutidas; el bloque para oficinas está precedido por una plaza pública pavimentada con losas, que se prolonga bajo los pilotis y embellecida con los más refinados recursos de la jardinería tradicional. Se subvierte así la habitual concepción de un organismo semejante: son los visitantes, y no los empleados, los protagonistas de su funcionamiento. Architectural Forum reproduce unas declaraciones de uno de los colaboradores de Tange: «Parece que los ascensores son demasiado pequeños porque habíamos creído que las horas punta del tráfico corresponderían con las horas de entrada y salida de los empleados, pero en realidad corresponden con el mediodía, cuando los visitantes llegan en masa» y el redactor comenta: “Está bien que se den estos inconvenientes en los edificios públicos”
Tange ha tenido que vencer resistencias muy grandes para poder llevar a término este edificio, y sus arquitecturas han suscitado en Japón tan fuertes adhesiones como oposiciones. En cambio, en el extranjero, se hace inmediatamente famoso. En 1959 recibe el Grand Prix d'architecture et d'art de la revista L'architecture d'aujourd'hui, en 1960 dicta un curso en el Massachusetts Institute of Technology. Naturalmente, el consenso internacional ha terminado por consolidar su posición también en Japón, y le ha proporcionado recientemente algunos grandes encargos oficiales, entre ellos las espléndidas salas cubiertas, realizadas para las Olimpiadas de 1964. Es lícito, incluso, atribuir a su estimulante actividad la mayor vitalidad de toda la producción nipona de los últimos años; incluso los proyectistas más confirmados realizan edificios que levantan violentas polémicas como la unité d'habitation de Maekawa en Tokio, que conmueve la tradicional organización doméstica, aplicando los principios de Le Corbusier, y el municipio de Yonago de T. Murano, donde éste parece repetir los acentos expresionistas del célebre almacén Sogo en Osaka de 1935 volviendo a ascender, por su parte, las discusiones en pro y en contra de la tradición. Actualmente Maekawa y Sakakura dirigen la ejecución del Museo de Arte Occidental en un parque de Tokio, proyectado por Le Corbusier con su habitual garra polémica.
La nueva arquitectura japonesa encuentra su complementación coherente en algunas propuestas urbanísticas formuladas por Tange y otras después de 1959. La carga polémica que distingue las experiencias precedentes se manifiesta en el carácter intransigente y casi dramático de estas propuestas, que han desatado un gran interés en todo el mundo.
Durante el curso impartido en el MIT en 1959, Tange estudia con los alumnos el proyecto de una comunidad para 250.000 habitantes, a situar en la bahía de Boston, en el cual las calles, viviendas y servicios están dispuestos en varios niveles dentro de una estructura de caballetes. Una organización de tal género dice que la explicación expresa la jerarquía de las distintas escalas: la de la naturaleza, la de las relaciones colectivas, la de la colectividad ligada a las funciones sociales y, por último, la escala individual de la vida humana... En este último nivel los detalles y la misma disposición de la casa pueden configurarse indiferentemente según el gusto de cada uno. Ello significa que existe la posibilidad de diferenciarse individualmente dentro del conjunto.
En 1960, junto con K. Kamiya, A. Iso- zaki. S. Watanabe, N. Kurokawa y H. Koh, Tange publicó el Plano para Tokio, en el que esta idea pasa a convertirse en el medio para crear en la metrópoli una nueva estructura lineal capaz de romper el esquema centrípeto ahora inadecuado.
Los proyectistas reconocen que la metrópoli con más de diez millones de habitantes es un hecho inevitable y presenta diversos problemas de organización, distintos de los anteriores por cuanto corresponden a la creciente importancia de las actividades terciarias, que exigen un tipo nuevo de sistema circulatorio, es decir, adaptado a la absorción de un tráfico más intenso y dotado con enlaces más exactos y abundantes. De aquí la idea de un gran eje circulatorio que desde el actual centro de negocios se prolongue sobre las aguas de la bahía y forme el esqueleto sobre el que se apoyan las nuevas zonas comerciales, residenciales, administrativas y recreativas, relacionadas entre sí de modo orgánico.
“Para organizar una metrópoli de tal modo que se imprima un orden a los distintos niveles de espacio urbano, tanto el privado como el público, es necesario disponer tales espacios con una neta configuración dentro del marco de la estructura urbana.
Cuando se afronta el problema de las casas, se presenta la necesidad de construir un conjunto dinámico y global en el que se observe un orden progresivo, desde la casa al área de juegos para los niños, desde los espacios destinados a tranquilas reuniones hasta las grandes zonas abiertas y a los amplios centros de distracción y deporte: desde la guardería a la escuela elemental, a la escuela media, a las otras instituciones recreativas y sociales; desde las plazas de aparcamiento hasta las plazas para los transportes y las carreteras. La medida de estos distintos elementos debe disponerse en un todo orgánico, que se conecte bien con las viviendas particulares y que, al mismo tiempo, se adapte a los cambios, a la expansión y a la contracción”.
El gran entramado, formado por el sistema circulatorio y por las líneas de asentamientos, da al proyecto su carácter gigantesco y costoso pero que, según los proyectistas, no es utópico, siendo el que corresponde a una actividad constructiva tradicional que moviliza para la ampliación de la metrópoli sumas que ya hoy resultan increíblemente altas; se trata de una de las primeras megaestructura que se convertirán en la utopía característica del decenio siguiente, cuyas realizaciones, sin embargo, sólo serán parciales.
Estas propuestas arquitectónicas y urbanísticas que sólo en parte son aceptadas por la Administración y las fuerzas económicas japonesas tienen, por el contrario, un vivo y rápido eco en el medio internacional. Tange y los otros se han convertido en poco tiempo en personajes cosmopolitas, que trabajan y polemizan a escala mundial.
La investigación arquitectónica, naturalmente, sólo es un aspecto del gran experimento en curso que permitirá insertar la sociedad japonesa en la internacional, y su suerte depende del éxito general. Los arquitectos japoneses se han lanzado políticamente en contra de los programas tradicionales de conciliación inmediata entre lo antiguo y lo moderno. En presencia de una ilustre tradición aún vigente y cuando la crítica está en posición de distinguir los aspectos secundarios de los sustanciales, reconociendo, por ejemplo, la modernidad de la casa tradicional con sus elementos unificados, la continuidad entre interior y exterior, la capacidad orgánica de ampliación. la nueva generación está convencida de que es imposible basarse en la conservación de aquella antigua armonía, ya imposible de reproducir en el mundo actual: es por ello que han aceptado los riesgos de una ruptura parcial, haciendo gravitar, decididamente, la importancia en los contenidos y no en las formas, e insistiendo en las posibilidades aún futuras de la técnica contemporánea.
Págs. 491- 511.“El proceso de asimilación: América latina, Australia y Japón”
En las viviendas japonesas de los años 1950 no era insólito tener habitaciones al estilo occidental en la parte delantera y una habitación tradicional en la trasera: prueba suficiente de una mentalidad escindida en cuestiones cotidianas. Los arquitectos japoneses más creativos esperaban superar esta escisión' y establecer un diálogo, por no decir un maridaje entre los conceptos espaciales tradicionales y los modernos.
Entre los arquitectos japoneses de posguerra que intentaron esto se encontraba Kenzo Tange, que había sido discípulo de Mayekawa y Le Corbusier y, por tanto, era capaz de manejar la herencia de Occidente con menos aprensión que sus coetáneos. Su Monumento y Museo de la Paz en Hiroshima(1949-1955) empleaba una versión actualizada de los 'cinco puntos de una arquitectura nueva' repleta de delicadas pantallas que eran los parientes japoneses de los brise soleil de Le Corbusier. Recursos similares se empleaban en la Prefectura de Kagawa(1955-1958), donde pilares y celosías de hormigón ponían de manifiesto la jerarquía de la estructura de un modo que recordaba la gramática de los edificios tradicionales de madera. Incluso el mobiliario interior repetía los temas del edificio, pero a una escala menor. Tange combinaba una interpretación crítica del programa de un edificio institucional con una reevaluación radical de los tipos monumentales japoneses. La planta baja de la Prefectura estaba totalmente abierta a los peatones y había un fácil acceso a las funciones públicas en el bloque bajo lateral. Las oficinas estaban situadas en una torre cuadrangular un objeto diferenciado del uso comercial por cierta retórica en el tratamiento de las vigas estructurales vistas y de las barandillas.
Pero el poderoso estilo tardío de Le Corbusier podía revelarse útil como punto de partida para algunos talentos por sensibles que retomasen no sólo los efectos externos, sino también los planteamientos intelectuales para la transformación de los antecedentes. Los ejemplos japoneses citados en el capítulo anterior indican algunas vías las cuales arquitectos como Mayekawa y Tange fueron capaces de combinar las sugerencias de Le Corbusier con una reinterpretación de las tradiciones asiáticas en madera, al crear una iconografía cívica para nuevas instituciones democráticas como los ayuntamientos.
págs. 635-655....La reevaluación crítica de la arquitectura moderna avanzó a ritmo acelerado en los años de posguerra, a veces en un intento de encontrar el adecuado equilibrio entre los ideales progresistas de la modernización y la industrialización, los mitos nacionales y las fuerzas. naturales de unas regiones concretas. Después de todo, éste fue el periodo de los espléndidos logros individuales de arquitectos como el mexicano Luis Barragán, el japonés Kenzo Tange, el brasileño Oscar Niemeyer o el turco Sedad Hakki Eldem, que trabajaban en Medio de la tensión existente entre la influencia internacional y la interpretación de su sociedad en particular. El término 'regionalismo' se ha usado a veces para describir estas tendencias, pero no las explica adecuadamente a que puede implicar algo provinciano o periférico. Tanto los objetivos como los logros de dichos arquitectos trascendían sus situaciones locales. En todo caso, lo que querían era combinar diferentes `universalismos': Los que percibían en las obras fundamentales de los arquitectos modernos, y los que percibían en las subestructuras de sus culturas respectivas, algunas de las cuales (por ejemplo, México, Turquía o Japón) descansaban sobre los cimientos de antiguas civilizaciones y grandes tradiciones. A su vez, estos arquitectos aportaron nuevas ideas fundamentales al mundo más amplio de la arquitectura.
En la década de 1970, tanto el mapa político como el universo arquitectónico habían cambiado, lo que se plasmó en la concesión de un estatus y una validez mayores a las tradiciones no occidentales, así como en una actitud mucho más permisiva con respecto al uso del pasado.
Págs. 635-655” Lo Universal y lo local. Paisaje, clima, cultura”
Este libro ha hecho lo posible por demostrar que la arquitectura moderna no es ese fenómeno desarraigado que a veces se pretende que sea, y que ha interactuado con la herencia de varias culturas prácticamente desde el principio. La noción misma de 'modernidad' ha inspirado ideales que van más allá de la nación, la casta y el credo, mientras que la generalización y la difusión de las formas han supuesto una tensión constante con las tradiciones locales. A veces, estas interacciones de lo internacional y lo regional, de lo nuevo y lo viejo, se han visto implicadas en proyectos de identidad nacional; a veces han contribuido a lograr la riqueza simbólica de algunas obras singulares sin propósitos específicamente territoriales; y a veces han ayudado a cristalizar mitos sobre los orígenes de la arquitectura, la condición humana o el mundo natural.
La historiografía de la arquitectura moderna siempre ha reflejado un sesgo occidental y aún sigue haciéndolo. No se trata de cuestionar que las creaciones primordiales de la modernidad arquitectónica se produjeron mayoritariamente en Europa y los Estados Unidos. Pero hay que indicar que normalmente se ha prestado una atención y un crédito insuficientes a la contribución de lugares alejados de los puntos de origen. Ya antes del estallido de la II Guerra Mundial existían comentes de arquitectura moderna en México, Japón, Brasil, Palestina y Suráfrica (por mencionar sólo algunos sitios), y varias de ellas suponían una juiciosa adaptación de los rasgos genéricos de esa modernidad a los climas, las culturas, los recuerdos y las aspiraciones de sus respectivas sociedades. Ni el concepto de un Estilo Internacional ni el mito de la pureza autóctona pueden expresar debidamente esta compleja mezcla de elementos que combina nuevas visiones del futuro y nuevas versiones del pasado.
La reevaluación crítica de la arquitectura moderna avanzó a ritmo acelerado en los años de posguerra, a veces en un intento de encontrar el adecuado equilibrio entre los ideales progresistas de la modernización y la industrialización, los mitos nacionales y las fuerzas. naturales de unas regiones concretas. Después de todo, éste fue el periodo de los espléndidos logros individuales de arquitectos como el mexicano Luis Barragán, el japonés Kenzo Tange, el brasileño Oscar Niemeyer o el turco Sedad Hakki Eldem, que trabajaban en Medio de la tensión existente entre la influencia internacional y la interpretación de su sociedad en particular. El término 'regionalismo' se ha usado a veces para describir estas tendencias, pero no las explica adecuadamente a que puede implicar algo provinciano o periférico. Tanto los objetivos como los logros de dichos arquitectos trascendían sus situaciones locales. En todo caso, lo que querían era combinar diferentes `universalismos': Los que percibían en las obras fundamentales de los arquitectos modernos, y los que percibían en las subestructuras de sus culturas respectivas, algunas de las cuales (por ejemplo, México, Turquía o Japón) descansaban sobre los cimientos de antiguas civilizaciones y grandes tradiciones. A su vez, estos arquitectos aportaron nuevas ideas fundamentales al mundo más amplio de la arquitectura.
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págs.685-689."Conclusión: modernidad, tradición y autenticidad"
Los propios maestros modernos ampliaron sus vocabularios en ciertos ámbitos, al tiempo que mantenían algunas cualidades esenciales de sus obras anteriores. Algunas figuras menores construyeron, tres décadas más tarde y de forma muy degradada, los rascacielos y los conjuntos de viviendas concebidos sobre el papel en los años 1920. Algunos perspicaces herederos de la tradición retomaron algunos conceptos y rechazaron otros; las ideas del Team X o de artistas tan individuales como Kahn, Van Eyck, Tange, Lasdun y Utzon se caracterizaron por un tenso reconocimiento de la persistente relevancia de los esquemas arquitectónicos modernos, combinado con la impresión de que debían descubrirse nuevos territorios expresivos. Esto no es denigrar a esas figuras por falta de originalidad; es más bien resaltar que la misión de un creador puede variar de acuerdo con el momento en el que entra en una tradición, y recalcar que los individuos creativos y las tradiciones se necesitan mutuamente si quieren mantenerse vivos.
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Págs.445-549. “Un código virtual”
En su conjunto, el proyecto (no realizado) de Kahn para el centro de Philadelphia, y a pesar del edificio descrito, forma parte de la poética de las grandes dimensiones más por su concepción urbanística que por la arquitectónica. Carece precisamente de esa dimensión intermedia entre estas dos experiencias, falta el concepto de polivalencia y de plurifuncionalidad de otras hipótesis más utópicas, así como la propia dimensión de la macroestructura.
Estas son, sin embargo, las características más destacadas de la obra de Kenzo Tange. Tras una serie de edificios en la línea lingüística de Le Corbusier, Tange se introduce en la poética de las grandes dimensiones con un proyecto redactado en colaboración con un grupo de estudiantes del MIT, en 1959, que preveía la expansión de Boston sobre la bahía con un núcleo residencial para 25.000 habitantes. Consiste en dos macroestructuras que se articulaban entre ellas cercando un amplio espacio central organizado de diversas formas; cada una de ellas presenta en sección unas grandes estructuras triangulares de hormigón que sostienen en su interior plataformas para calles, que discurren a diversos niveles, y en el lado exterior, otras plataformas en que apoyan las viviendas, cuya dimensión y potencia arquitectónica son despreciables respecto a las de la gran estructura portante, lo que permite su transformación o su eliminación sin modificar el equilibrio del sistema. En la base de los pórticos triangulares se sitúa la red de circulación principal, con tres niveles que corresponden al metropolitano, a una autopista y a un monorrail. Un grupo dirigido por Kenzo Tange redacta en 1960 en Tokio, al que se anticiparon las propuestas del grupo “el super Veía Bolism", que trabajaba también en el ámbito de la poética de las grandes dimensiones y que intentaba configurar estructuras tan variables como las transformaciones socioeconómicas y utilizando las posibilidades más avanzadas de la tecnología.
En el organismo de dicho plan, que en una primera aproximación puede asimilarse a un inmenso puente sobre labahía, las macroestructuras con función arquitectónica están concebidas según un sistema que se denominacomo «medular». Las médulas son unos pilotes gigantes que además de asumir un papel estructural contienenlos ascensores, conductos e instalaciones. Dispuestas en una retícula cuadrada y plana con una dimensión decerca de 200 metros, estas médulas constituyen un sistema que soporta, en direcciones ortogonales, edificiosde diez a veinte plantas. Estos, a su vez, para salvar las enormes distancias entre uno y otro soporte, estánconstituidos por unos grandes muros que convierten las fachadas en gigantescas vigas reticulares antisísmicas.Aparte de la evidente carga utópica de estos grandes organismos, no podemos ignorar otra, por así decirlo,histórica; en efecto, el sistema medular, con todas sus posibilidades tecnológicas, no se aparta en el fondo de lalógica del sistema trilítico. Por esta razón, entre otras, el dibujo de Arata Isozaki, uno de los colaboradores deTange en el plan de Tokio, en que mediante un fotomontaje sustituye parte de las médulas de la macroestructuradescrita por columnas dóricas, es el más embrionado marco de código virtual que proponemos, compuesto dehistoria y de utopía.
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