En 1951, el joven arquitecto catalán OrioL Bohigas publicó un artículo titulado “Posibilidades de una arquitectura barcelonesa”, en el que reflexionaba sobre los acuciantes problemas de la rápida urbanización y sobre la necesidad de retroceder para avanzar: volver al espíritu de las promesas incumplidas de las reformas urbanísticas del GATEPAC en la década de 1930; y volver incluso a algunas de las intenciones culturales del romanticismo nacional de principios del siglo XX.
Bohigas no abogaba por copiar las formas del pasado, sino que sugería que era posible reintegrar esas intenciones y dar un nuevo vigor a esas tradiciones de un modo apropiado a la situación del momento. En términos arquitectónicos esto significaba reinterpretar los medios regionales para afrontar el clima, reconsiderar los tipos urbanos genéricos, y ampliar la convenciones de la artesanía y la construcción catalanas basadas en el uso de la cerámica y el ladrillo.
Con respecto al lado “moderno” de la ecuación, debía surgir de una concepción espacial dinámica procedente del Neoplasticismo (una idea probablemente inspirada por Bruno Zevi).
En 1952, Bohigas y Sostres fundaron el Grup R, que se concentró en la necesidad de hacer edificios que abordasen las exigencias públicas, con una manera de hace que recordaba el neorrealismo italiano. En efecto, se trataba de un llamamiento a favor de una síntesis moderno-regionalista dirigido tanto a la arquitectura como al urbanismo. Por ningún sitio aparecía referencia alguna la “Estilo Internacional”.
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Ejemplar dentro del regionalismo crítico explícitamente anti-centralista fue el movimiento nacionalista catalán que surgió con la fundación del Drupo R en Barcelona en 1951. Este grupo liderado por J.M. Sostres y Oriol Bohigas, se vió desde un principio atrapado dentro de una compleja situación cultural. Por un lado se veía obligado a revivir los valores racionalistas y antifascistas del GATEPAC (rama española del CIAM); por otro, estaba consciente de su responsabilidad política de evocar un regionalismo realsta, asequible para el pueblo en general. Este programa bicéfalo fue anunciado públicamente por primera vez por Oriol Bohigas en su ensayo "Posibilidades de una arquitectura de Barcelona", publicado en 1951.
Los diversos impulsos culturales que constituían este regionalismo heterogéneo, tiende a confirmar la inevitablemente híbrida naturaleza de la moderna cultura regional. En primer lugar, estaba la tradición de la albañilería catalana que databa de la época del Modernisme; en segundo lugar estaba la influencia de Neutra y el Neo-plasticismo, este último sin duda estimulado por la Poética dell´architettura neoplástica de Bruno Zevi, de 1953. A esto siguió la influencia del estilo neorrealista del arquitecto italiano Ignacio Gardella, que utilizó persianas tradicionales, ventanas estrechas y anchos aleros en su casa de Borsalino en Alessandria, Italia (1951-53). A todo ellos hay que añadir, en particular en la obra de Mackay, Bohigas y Martorell, la influencia del neobrutalismo británico (ver edificio de viviendas en el paseo de la Bonanova, Barcelona, 1973).
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MONTANER J.M. MUXI Z., Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011.
Págs. 27-78.“Historias”
En Cataluña, este papel simultáneo de arquitecto, historiador y político que tuvo en Puig i Cadafalch fue renovado en la segunda mitad del siglo XX por Oriol Bohigas, personaje que será tratado más adelante....
... En Cataluña Oriol Bohigas(1925) comenzó sus actividades visibles más allá de la arquitectura al formar parte del Grupo R en la década de 1950. Si en su juventud fue próximo a grupos católicos, con los años fue derivando a posiciones críticas y progresistas, y fue cofundador de la revista Arquitectura Bis en 1974 y director de la Escuela Técnica Superior d´Arquitectura de Barcelona (ETSAB, 1977-1983), al comienzo del período democrático, aprovechando la oportunidad de renovar la plantilla docente, doblándola con la contratación de jóvenes profesores. Fue delegado de Servicios de Urbanismo de Barcelona (1983-1989), en el momento del gran cambio de la ciudad a finales del siglo XX, con ocasión de los Juegos Olímpicos de 1992. Más tarde llegaría a ser elegido delegado de cultura del Ayuntamiento de Barcelona, sin conseguir dejar ya una impronta en la política cultural de Barcelona. Posteriormente, sin estar implicado directamente con instituciones públicas, ha seguido comprometido en las cuestiones de la ciudad. Su último cargo cultural fue la presidencia del Ateneu Barcelona (2006-2011), una histórica entidad civil a la que ha conseguido volver a otorgarle su peso cultural y social dentro de la ciudad.
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BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
Pág. 813-941. "La segunda posguerra en Europa"
6.-España.
Dos generaciones distintas serán las que confluirán en la formación del Grupo R. Por una parte, gente de una generación contemporánea a la época republicana - Moragas, Pratmarsó y Mascaro - y, por otra, gente joven - Bohigas y Martorell - recién salida de la Escuela. Los verdaderos animadores del grupo, representantes de sus respectivas generaciones, serán Moragas y Bohigas, junto a la única persona capaz en aquellos momentos de hacer de puente cultural y de transmisor de los conocimientos sobre la arquitectura moderna, Josep M.ª Sostres.
Una posición de resistencia cultural - de desobediencia cultural, incluso a unas instituciones, a un cierto papel funcionarizado asignado al arquitecto, a un ambiente que les resultaba hostil y vacío, será lo que en el fondo les habrá movido a agruparse, reproduciendo la actitud elitista y de autoafirmación de considerarse los elegidos para impulsar una completa reorganización profesional según las nuevas exigencias del sistema productivo.
Siguiendo en cierta manera las pautas del precedente GATCPAC, el Grupo R se dedicó a organizar concursos entre los estudiantes de arquitectura, exposiciones de sus obras y de los nuevos materiales para la construcción y ciclos de conferencias con el fin de estimular la recualificación y recomposición disciplinar.
La misma heterogeneidad de los componentes del grupo, sencillamente, un repaso a las obras realizadas, evidencian cómo no se pretendió tanto perseguir una unidad de criterios o una práctica homogénea, como plantear una actitud crítica y polémica, redefiniendo ampliamente el papel del arquitecto según una recualificación de las coordenadas profesionales en el sentido de: presentar una alternativa a la inercia de la funcionalización del arquitecto; abrir el país a las realidades europeas y americanas, difundiendo metodologías, lenguajes y técnicas modernas, por una parte, y prestar atención a la tradición de la arquitectura autóctona, por otra; insistir en la importancia del planeamiento urbano y en las relaciones que el urbanismo mantiene con la economía y la sociología; plantear una revisión de la enseñanza de la arquitectura; sensibilizar a los arquitectos hacia las nuevas técnicas, hacia los nuevos materiales, hacia el diseño industrial....
... Grupo R y firmantes del Manifiesto toman referencias diferentes. Los primeros, el procedente del GATCPAC como actitud de modernidad, de preocupación civil y de énfasis en los temas técnicos, económicos y sociológicos. Los segundos, aún con un cierto lastre, toman el precedente de la Alhambra que les ha de permitir reflexionar desde unos criterios básicamente disciplinares y formales. Diferentes actitudes de principio que pueden explicar, en parte, corrientes diversas en las décadas posteriores.
... La arquitectura que se realizará durante este período (Grupo R, Manifiesto de la Alhambra) de entusiasta renovación puede encuadrarse en diferentes apartados en la media en que, si bien la búsqueda de un lenguaje y una arquitectura moderna es común, esta búsqueda se realiza insistiendo en diferentes temáticas.
Tendríamos primeramente la arquitectura más doméstica, que parte de una recuperación de la tradición popular y que se realiza esencialmente en Cataluña. Se situarían aquí primeramente obras en las que la interpretación de lo vernáculo se hace desde un gran ánimo de purismo y especialización, como en la casa Agustí en Sitges (Barcelona, 1955 de Sostres o en muchas de las obras de Coderch, como la casa Ugalde en Caldetes (Barcelona, 1951-1952). Entrarían también propuestas en las que se introduce la variable de la experimentación y del juego, para conseguir espacios matizados, privatizados y variados, como sucede en el edificio de viviendas en la Barcelona (Barcelona. 1952-1954) de Coderch. Por último, estarían obras que, como muchas de este momento, asumiendo el valor de manifiestos, enfatizan temas como el trabajo artesanal y el proceso de montaje. Nos referimos, respectivamente, al conjunto de viviendas en la calle Pallars de Barcelona (1955-1960) de Bohigas y Martorell y a la Parroquia de Sant Jaume en Badalona (Barcelona, 1957) de Moragas. El primero, además de ser la obra que con más dignidad se mantiene presente como símbolo de la nueva arquitectura realista que se hará en Cataluña, nos muestra como una arquitectura que enfatiza los valores artesanales lógicamente habrá recurrido a la referencia contemporánea más completa en el esfuerzo por recrear un mundo artesanal amenazado de extinción, es decir, el barrio Sur de Amsterdam: la influencia del conjunto de viviendas en la Henriette Ronner-plein de M. de Klerk (1923) es manifiesta. Y la segunda como claro manifiesto de la redención de lo vulgar a través del valor didáctico que una arquitectura lo que pobre puede poseer....
.... Definiendo desde la Administración las pautas de crecimiento para garantizar un desarrollo racional, la Ley de Viviendas de Renta Limitada (1954) y la Ley del Suelo de 1963 habrán dado el soporte legal a esta opción por abandonar el Estado su intervención directa.
En el campo más estrictamente arquitectónico, el inicio de la labor difusora del FAD y la celebración periódica desde 1959 de los Pequeños Congresos, de ámbito peninsular, son pruebas claras de que la ruta ha sido ya asegurada, coincidiendo con la disolución del Grupo R, que ya ha cumplido su misión, y continuando la tradición de las madrileñas Sesiones Críticas de Arquitectura.
Lógicamente, si uno de los planteamientos de los arquitectos más inquietos de la década anterior ha sido el de la necesidad de conocer las discusiones teóricas y las realizaciones de los demás países avanzados, la crisis de la ortodoxia del Movimiento Moderno, que se manifestará en los dos últimos CIAM y que motivará la agrupación de los arquitectos más renovadores en el Team X, habrá servido de toque de atención para los arquitectos españoles más preparados culturalmente. Es normal, por tanto, que desde aquí se acuse recibo de las nuevas corrientes europeas alternativas a la ortodoxia tales como el new-empirisme escandinavo, el new-brutalisme inglés o los neo-liberty y neo-realismo italianos.
En Cataluña, dos textos de las dos figuras que gozan en el momento de mayor fuerza moral, Coderch y Bohigas, marcarán hitos esenciales para la arquitectura de los sesenta.
...En el contexto catalán, manteniendo cierta autonomía de la dinámica de la más estricta Escuela de Barcelona, tendrán un peso y una claridad ineludibles las obras de Coderch y de Sostres.
Coderch seguirá desarrollando su arquitectura personal, la cual, en contextos no urbanos, seguirá interpretando los paradigmas de la arquitectura popular desde su racionalismo depurado y matizado, como en la casa Uriach en L'Ametlla del Valles Barcelona, 1962), y en contextos urbanos adoptará posiciones neutras y sutiles, como en el edificio de viviendas en la calle J. S. Bach de Barcelona (1957-1961), o posiciones más polémicas y experimentales como en el edificio Girasol en Madrid (1964).
Contemporáneamente, Josep M.ª Sostres (1915) realizará su obra más contundente: el edificio para el periódico El Noticiero Universal, en el Ensanche de Barcelona (1964-1965). Para él la tensión entre la necesidad de actuación colectiva y la inercia de la proyectación individual puede superarse con la adopción de la ciudad como marco de referencia. Mediante un proceso de reducción a la esencia, el arquitecto interpreta los principios objetivos que rigen en la ciudad: el trazado del Ensanche Cerda está definido por líneas que separan lo público de lo privado, la calle del edificio. Esta línea desarrollada es un plano liso. Sobre este plano liso la misma ciudad ha ido definiendo las formas de los huecos.
Si bien la presentación de la Escuela de Barcelona siempre se hará a partir de unos arquitectos concretos y de un delimitado número de obras representativas, en realidad será una actitud más generalizada, abierta y difundida la que irá ligada a los principios de la Escuela y, de hecho, con el tiempo, se irá extendiendo a diferentes arquitecturas tanto arquitecturas intermedias como obras de consumo, prolongándose sus referencias estilísticas durante todos los años setenta.
La obra de estos años del equipo Martorell-Bohigas-Mackay, es decir, los edificios de viviendas en la Avenida Meridiana (1960-1964) , en la calle Secretari Coloma (1960-1965) y en la calle Entenza (1964-1972), todos ellos en Barcelona, y los apartamentos Santa Águeda en Benicasim (Castellón, 1967); junto a la ampliación de la fábrica Godó y Trías en L'Hospitalet (Barcelona, 1962) de Correa y Mila, la Residencia de estudiantes Madre Güell en Barcelona (1963-1967) de Cantallops y Rodrigo, y la Residencia de Ancianos en Lérida (1966) de Sabater, Puig y Domènech, son los ejemplos más característicos y difundidos de esta arquitectura de Escuela.
En 1969, el mismo Bohigas y a modo de inventario, cuando las condiciones están cambiando y la Escuela empieza a atomizarse, intentará definir cuáles son y han sido sus características más esenciales, cierto tipo de encargo, por su tamaño y cliente; la adecuación a unas realidades modestas; el situarse en la tradición racionalista; el mantener una actitud de vanguardia, y el pesimismo». A ello se tendría que añadir la voluntad de crear grupo y la capacidad de difundir la realidad de la Escuela, lo cual la ha convertido en conocida y admirada en muchos países. La admiración internacional hacia el modernismo catalán se repetirá, en cierta manera, respecto a esta Escuela de Barcelona. Bohigas dirá en su escrito:
Es sorprendente cómo los arquitectos de un determinado sector europeo ingenuo y simplista son devotos de aventuras como las que representó De Stijl y, en cambio, a este grupo catalán le interesa más el movimiento coetáneo, enfermizo, decadente que representó Wendingen, de la misma manera que le interesa más el Manierismo que el Renacimiento pleno, la culta sofisticación de Albini que la primaria, reaccionaria y consumista rotundidez de Archigram, la elaboración titubeante de alto que la simplicidad de Mies.
Observando las obras mencionadas de la Escuela de Barcelona, siempre de tamaño pequeño o medio, se comprueban cuáles son sus características: búsqueda de un método compositivo que defina el todo a través de las partes, cualificando el edificio a través de la calidad de los elementos de la pequeña escala; utilización de un lenguaje que exprese la sinceridad de la lógica constructiva, el énfasis puesto en la calidad del trabajo artesanal y el uso de materiales con significación en la tradición arquitectónica catalana y por tanto con capacidad comunicativa y educativa; cualificación de la escala doméstica del edificio a través del énfasis puesto en los espacios intermedios como accesos, patios, escaleras; compromiso con la responsabilidad civil de creer en el papel educador y comunicativo de la arquitectura como intermediaria entre la cultura arquitectónica y el hipotético usuario, la sociedad en definitiva. Toda esta arquitectura, enraizada en la cultura catalana, estará impregnada del realismo, empirismo y posibilismo típicos de los catalanes.