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William Gough HOWELL

HOWELL, William Gough

  • Arquitecto y jardinero
  •  
  • 1922 Reino Unido
  • 1974 Reino Unido

FRAMPTON Kenneth., “El Nuevo Brutalismo y la arquitectura del Estado asistencial: Inglaterra. 1949-1959” en Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.266-272."Si bien la obra de Edman y Holm pudo haber suscitado la invención del término "Nuevo Brutalismo" , fue en Inglaterra más que en Suecia donde surgió la reacción radical que este denota. El grato populismo del Festival of Britain fue rechazado contundentemente por Alison y Peter Smithson, los primeros defensores del ethos brutalista, quienes contaron entre sus simpatizantes y colegas a muchos de los pertenecientes a la inmediata generación de posguerra, entre ellos Alan Colquhoun, William Howell, Colin St. John Wilson y Peter Carter, todos los cuales trabajaban a principios de los años cincuenta para el LCC Architect's Department , sin suscribir la "línea sueca". Acerca de esta situación, Reyner Banham observaría: El aspecto negativo de la actitud de la joven generación puede resumirse en la exasperada manifestación de James Stirling: "No nos engañemos. i William Morris era un sueco!". La precisión factual de esta afirmación no debe entretenernos aquí; es su verdad emocional como repudio total del estilo de todas las formas de la arquitectura social lo que tiene importancia. El revival William Morris o People's Detailing , o cualquier otro término normalmente empleado para satirizar los intentos encaminados a revivir las técnicas de construcción en ladrillo propias del siglo XIX, completas con pequeñas ventanas del arco escocés, etc., fue en ocasiones dignificado por el título grandioso de "El Nuevo Humanismo" que era en sí mismo un refrito de un título inventado (por The Architectural Review) para la retirada sueca a partir de la Arquitectura Moderna, el Nuevo Empirismo".


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BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 942-1023.”El cambio de los años sesenta” 


4.-Las nuevas utipías y el debate sobre la ciudad


Las realizaciones y las propuestas hasta ahora descritas aumentan un amplio debate de sistematizaciones teóricas, de análisis históricos y de opciones programáticas que se entrecruzan entre ellas como causas y como consecuencias. La experiencia de las intervenciones a gran escala revela ante todo las deficiencias de los modelos precedentes, elaborados entre las dos guerras y en los primeros años de la posguerra, pero que quedaron simplemente sobre el papel a causa de la oposición de la cultura académica. Las polémicas de los últimos CIAM se basan en esta situación: los arquitectos que realizaron o vieron realizar los más importantes proyectos urbanos de los años cincuenta los ingleses Smithson y Howell, los holandeses Bakema y Van Eyck, Candilis y sus colegas del ATBAT que trabajaron en Marruecos para el Gobierno francés constatan la insuficiencia de las reglas codificadas en la Carta de Atenas e intentan formular otras, más complejas y más adictas a la realidad. Éstas, a su vez, serán experimentadas a través de los hechos de los años sesenta y, como resultado, tendremos unas construcciones provisionales, abiertas a una serie de correcciones sin fin. Poco a poco la naturaleza personal y tendenciosa de la búsqueda arquitectónica aparece insuficiente para captar la complejidad de los problemas de los asentamientos e incapaz de dominar el repertorio tecnológico que crece por su cuenta. Así la unidad de la búsqueda se rompe definitivamente; una parte se desliza hacia la utopía, dudando entre el propósito de seguir la realidad en movimiento y el de separarse definitivamente de ésta; otra aprende a abandonar las síntesis apresuradas y se contenta con unos resultados parciales, siempre perfeccionables. La discusión se centra en la comparación entre estas respuestas, y se desplaza por tanto dentro de la cultura arquitectónica moderna. Los modelos académicos (que durante largo tiempo resistieron en la gran dimensión, por falta de modelos alternativos: basta considerar los planteamientos geométricos de las nuevas capitales de los primeros años de este siglo, Canberra y Nueva Delhi, de la ville contemporaine de Le Corbusier de 1923 y de Brasilia de 1957) aparecen por fin totalmente superados. Los modelos modernos que los sustituyen son disparatados y problemáticos, pero la comparación entre éstos no puede decidirse en abstracto: deberá nacer de una verificación de los resultados concretos. No se trata ya de contraponer una propuesta futura a una realidad presente, a través del análisis de las deficiencias de esta última. La arquitectura moderna ya tiene una historia de cuarenta años, ha producido un cierto número de nuevas ciudades y de barrios-todavía limitados y minoritarios y un gran número de edificios que, acumulándose, han cambiado -y no poco- la fisonomía de los centros urbanos y de las periferias. Estas realizaciones pueden ser criticadas por sus efectos, y puede activarse el circuito entre presupuestos y ganancias o pérdidas, entre proyectos y verificaciones, propio de cada actividad científica, que cambia definitivamente los términos del debate.


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