" La mejor arquitectura de la India de los años 1980 y principio de 1990 también consiguió mantener cierta tensión entre lo internacional y lo regional, lo moderno y lo antiguo, y combinar las respuestas locales con dimensiones más universales. Una razón por la que pudo hacerlo fue que siguió desarrollándose en una simbiosis creativa con los poderosos prototipos generados por Le Corbusier y Louis Kahn en las décadas de 1950 y 1960, otra fue que indagó en los rasgos genéricos de la arquitectura india del pasado sin recurrir a las citas estilísticas trivales. La presión para investigar la tradición procedía no sólo del propio deseo de los arquitectos de enriquecer su trabajo volviéndolo a enraizar en unos principios apropiados para el clima y la cultura, sino también de una transición ideológica en la sociedad india que insistía cada vez más en cierta “indianidad”, confusamente definida, en cuestiones artísticas e incluso políticas. La comprensión retrospectiva de los pasados nacionales estaba influida no sólo por el peso del patrimonio artístico (que era enorme en el caso de países como México o la India), sino también por esa creencia contemporánea que podía asignar un significado y un valor muy diferentes a la “modernidad” y a la “tradición”. Una nación como Pakistán - que estaba comprometida con cierta noción de la identidad islámica- tenía de la grandiosa herencia de la arquitectura del sur de Asia una perspectiva distinta de la de una nación como India, que se esforzaba por mantener un ideal secular.
La India había recibido y asimilado muchas influencias extranjeras en el pasado, y podía decirse que el ajuste de la arquitectura moderna para adaptarse a las costumbres y las mentalidades indias respondía a un patrón antiguo. Algo de esto puede apreciarse en la transición producida en la obra de una serie de arquitectos entre el final de la década de 1970 y el final de 1980.
Charles CORREA.El compromiso básico de Charles Correa eran “los espacios abiertos al cielo” y esto ya se había plasmado en el museo conmemorativo Gandhi Ashram, terminado a comienzo de 1960. Poco a poco Correa fue emancipándose de la influencia de Le Corbusier y Kahn, y a explorar los solapamientos entre lo nuevo y lo viejo, lo monumental y lo popular. Su conjunto de soluciones para las condiciones indias incluía plataformas y terrazas, patios rehundidos y salas exteriores, secciones para la ventilación natural, y galerías, voladizos y pantallas para dar sombra; como la mayoría de los arquitectos modernos indios, usaba un sencillo sistema constructivo de entramado de hormigón y ladrillo tosco, a veces con arenilla o pintura de color. Efectivamente, Correa desarrolló una gramática básica que usaba pilares, losas, columnas, muros, doseles, tablillas y lucernarios. Esta gramática odia adaptarse al programa, el lugar o el clima regional, aplicando una versión para un conjunto de viviendas de bajo coste en una zona cálida y seca, y otra distinta para un hotel de la clase media en una zona húmeda tropical.
Charles Correa escribía de la necesidad de hacer transformaciones de las estructuras profundas del pasado, más que simples transferencias de imágenes; en estos dos proyectos, corrió el riego de hacer esto último. Correa conocía bien las tendencias internacionales en el diseño arquitectónico, y sus obras de finales de los años 1980 y principios de 1990 revelaban una lucha por conciliar la abstracción moderna con una capa de referencias comunicables. Tan importantes como sus formas eran sus reflexiones acerca de “las fuerzas que generan la arquitectura y sus cruciales relaciones mútuas”.
La primera de estas fuerzas es la Cultura. En nuestro modelo, es como un depósito gigantesco, tranquilo y contínuo, que cambia sólo gradualmente con los años.
La segunda son las aspiraciones. Esta fuerza puede ser completamente distinta de la cultura, aunque desde luego ambas interactúan continuamente. Las aspiraciones son dinámicas y volubles, a menudo bastante efímeras.
La tercera fuerza que actúa sobre la arquitectura es el clima. Es fundamentalmente una fuerza invariable... un entendimiento completo del clima... debe ir más allá de los meramente pragmático. Y es que el nivel de la estructura profunda, el clima condiciona la cultura y su expresión, sus ritos y sus rituales. En sí mismo, el clima es el origen del mito. Las cualidades metafísica atribuidas al espacio abierto al cielo de las culturas de la India y México son fenómenos concomitantes del clima cálido en el que existen....
La cuarta fuerza que actúa sobre la arquitectura es la Tecnología.... En la arquitectura... la tecnología dominante cambia casa pocas décadas. Y cada vez que ocurra esto, la arquitectura debe reinventar la expresión de las imágenes y los valores míticos en los que se basa.
p.652 La huida de los pobres desde el campo a la ciudad era un dato básico en todo el mundo en vías de desarrollo. En la India, esta crisis de la urbanizción era el resultado de una “crisis de inmigración” a gran escala; el abandono gradual de los pueblos por parte de los pobres, y el crecimiento de vastos asentamientos incontrolados en las principales ciudades y sus aledaños. Aunque a veces se propusieron modelos descentralizados que suponían un mejor equilibrio entre la industria y la base natural, tales modelos raramente arraigaron. En realidad, se trataba de unos problemas tan amplios que ninguna propuesta arquitectónica ni ningún plan urbanístico por sí solos podían abarcar. Tanto Charles Correa The New Landscape, 1985, como Balkrishna Doshi en su proyecto para Indore de 1984 sugerían que los asentamientos incontrolados en sí mismos ofrecían una nueva clase de construcción vernácula, un recurso que podía combinarse con los conocimientos profesionales en un conglomerado más satisfactorio de instalaciones, espacios públicos y viviendas autoconstruidas.
Doshi escribía sobre la necesidad de una arquitectura “que reflejase los estilos de la vida social y las convicciones espirituales” y se refería “ a los elementos constantes de la arquitectura india, la plaza del pueblo, el bazar, el patio”; pero también aludía a “las pausas, los espacios de transición y los umbrales”. a “los elementos multifuncionales” y a “ la dualidad y la ambiguedad”.
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Págs. 1027-1106.”La época de la incertidumbre”
1.- El desafio de los asentamientos irregulares.
Algunos arquitectos iraníes de la generación siguiente ( el grupo DAZ, K.Diba, A. Amirrezvanii, F.Sadeghi, A.Kashanijo); obtienen resultados mucho más amplios ysobre todo los indios, que intentan una mediación, difícil y prometedora, entre losmétodos occidentales y locales: Balk krishna Vithaldas Doshi, el antiguocolaborador de Le Corbusier en Chandigarh, que siguiendo el ejemplo delmaestro logra una comprensión cada vez más precisa de las tradiciones y de lasexigencias locales; Charles M. Correa trabaja en una dimensión mucho mayor y, apartir de 1974, es el responsable de la planificación de Bombay, intentandocontrolar racionalmente el desarrollo de una de las grandes metrópolis del TercerMundo...
...Los hechos y los proyectos enumerados hasta aquí levantan una cuestión de importancia general, que pone en discusión no sólo los métodos aplicados en el Tercer Mundo, sino todo el patrimonio mundial de aquellos modelos y procedimientos construidos en los últimos cincuenta años.
Los métodos de la arquitectura y del urbanismo moderno, aplicados más o menos coherentemente en todo el mundo, se convierten mayoritariamente en situaciones técnicas de lujo, para mejorar las condiciones de vida de la minoría que ya vive bien, y de hecho se escapan de las limitaciones económicas vigentes en Europa: las casas, los barrios y los servicios pueden alcanzar costes muy elevados puesto que los que no pueden pagarlos pueden ser confinados a otro lugar. Al mismo tiempo, estos métodos sirven para introducir en la ciudad irregular algunas instalaciones indispensables -la luz eléctrica a domicilio, el agua en las fuentes públicas, las escuelas, las comisarías y algunos trechos de carretera donde puedan transitar las ambulancias y los camiones militares-, que constituyen una copia reducida de las existentes en la ciudad regular y hacen definitiva la coexistencia entre ambas ciudades: protegen la regular de los peligros de su proximidad con la irregular e imponen a esta última la comparación con los standards vigentes en la primera, es decir, confirman su carácter marginal y dependiente. Los modelos convencionales de la ciudad moderna, sacados de la práctica internacional -la casa de muchas plantas, la calle para coches, las instalaciones de escuelas y hospitales-, están al mismo tiempo reservados a una minoría e impuestos como ideal inalcanzable a todos los demás, de manera que su inferioridad se mide objetivamente como una desviación de una norma reconocida.
Esta nueva situación nos obliga a considerar de un modo distinto el desarrollo de la búsqueda arquitectónica moderna, tanto en los países ‘desarrollados’ como en los ‘en vías de desarrollo’.
El Movimiento Modernoempezó en el segundo decenio de nuestro siglo; con su programa pretendía superar las discriminaciones producidas por la gestión urbana tradicional e interpretar objetivamente, por medio de la búsqueda científica, las exigencias de todos los ciudadanos.
La resistencia de los intereses y de las instituciones fundadas en la gestión tradicional retrasó o impidió la aplicación de sus resultados; hasta hace muy pocos años se podía imaginar una prolongación indefinida de este contraste y registrar sin preocupaciones los éxitos parciales obtenidos hasta ahora; hoy día, en cambio, el desdoblamiento de la ciudad contemporánea nos sitúa ante una alternativa global, que debe resolverse en un tiempo limitado. De hecho, existe la posibilidad de que la búsquedaarquitectónica moderna se limite al ámbito de la ciudad regular y se convierta en el instrumento para una nueva discriminación a escala mundial, abandonando su posición inicial: o bien, cabe que se proponga analizar y superar precisamente la división entre ambas ciudades y, por consiguiente, replantear sus métodos y sus alianzas, aceptando proyectarse al centro de un conflicto político mucho más radical que los encontrados hasta ahora, y no limitando a una sola nación, sino situando a escala internacional.
La división entre ambas ciudades es el fruto de aquella política de la construcción que define los estándares admisibles, refiriéndose a los modelos convencionales, europeos o norteamericanos, que no corresponden a la realidad local. Así, las casas construidas -con su propio trabajo- por los habitantes mismos son declaradas ‘abusivas’ y los habitantes no reciben ayuda alguna para construirlas mejor. En cambio, se recurre a las grandes empresas especializadas para construir una cantidad totalmente insuficiente de viviendas ‘modernas’, demasiado caras para la mayoría de la población, que se asimilan a las de los ricos y se integran en la ciudad hecha para ellos, y que serán ocupadas por los empleados y los obreros de las mismas empresas o de otras similares, ya integrados en la clase dominante en su escalón más bajo. El criterio que domina esta política es la marginación de una gran mayoría, tanto en su calidad de trabajadores, como en su calidad de usuarios, para que se puedan conservar las modalidades de producción y de consumo - los métodos industriales exclusivos, los productos fabricados y estandarizados- que garantizan el dominio de la minoría relacionada con el circuito económico internacional. La transformación de los proletarios -de trabajadores a marginados- imposibilita la estrategia contraria que fue elaborada por el proletario europeo y americano en el lugar de trabajo, cuando el desarrollo industrial exigía el aumento de la mano de obra y no, como ahora, su disminución; basta, en cambio, estabilizar a los nuevos proletarios en un asentamiento apartado y controlable, para explotarlos todavía como consumidores al margen del mercado urbano y para ocasionar una serie de conflictos internos (entre los constructores de las casas, entre inquilinos y subinquilinos, entre comerciantes y clientes, entre productores de desechos y los que los reciben, entre los que ocupan las mejores y las peores posiciones), con miras a impedir el descubrimiento y la organización de los intereses comunes. La estructura de los asentamientos, en vez de ser una consecuencia final de las relaciones de trabajo, se convierte en una condición preliminar que sostiene la jerarquía social vigente, y también el terreno de la lucha política para intentar cambiarla.
Valorando el alcance de este conflicto, la cultura arquitectónica debe plantearse una revisión de lo que se está haciendo en todo el mundo, incluyendo los países desarrollados. ¿Responde el perfeccionamiento continuo de los modelos urbanísticos y de vivienda a las necesidades de las personas, o bien define una escala de exigencias en aumento, impuestas para alimentar la expansión de la máquina industrial? ¿Sirve la renovación continua de la construcción —de los muebles a las casas y a los barrios— para que el pueblo viva mejor, o bien sirve para tenerlo perpetuamente en movimiento, difiriendo continuamente la estabilización y la reconciliación entre el hombre y su ambiente, en provecho de los intereses dominantes que se permiten la manipulación del ambiente construido? ¿Puede basarse la ordenación de un paisaje urbano —cada día más complicada y más cara— en una distribución injusta de los recursos mundiales y en el empleo de materias primas y de energía, que ya ahora no puede difundirse a escala mundial? Todo esto atañe a los fundamentos del Movimiento Moderno. La frase de Morris: “El arte en el que trabajamos constituye un bien del que todos pueden participar y sirve para la mejora de todos nosotros; en realidad si todos no participan, nadiepuede participar», se convierte en una urgente advertencia práctica: ya no esposible procurar determinadas ventajas sólo a una parte de los usuarios, puestoque entonces ya no se trata de una ventaja: en este caso los progresos» de laarquitectura causan daño en dos modos distintos, tanto a los privilegiados como alos excluidos; no se puede resolver los problemas de unos sin resolvercontemporáneamente los de otros.