El principio del Movimiento Moderno en Suiza se debe, sobre todo, a la presencia y actividad didáctica de un anciano maestro, Karl Moser (1860-1936).
Estudia en París y se establece, en 1888, en Karlsruhe, donde se asocia con R. Curjel; a partir de 1915 es profesor en la universidad de Zurich y por efecto de su enseñanza se forma en esta ciudad un válido grupo de jóvenes arquitectos: su hijo Werner M. Moser (1896-1970), los hermanos Emil (n. en 1893) y Alfred Roth (n. en el año 1903), Max Ernst Haefeli (1901-1976), Carlo Hubacher (n. en 1897), Rudolf Steiger (n. en 1900). Casi todos, después de haber estudiado en la universidad de Zurich, se perfeccionan en el extranjero: W. M. Moser en Holanda y en América con F. LI. Wright, A. Roth en París con Le Corbusier (ocupándose de las dos casas de Stuttgart de 1927) y luego en Suecia, Haefeli en Berlín con O. Bartning, Steiger en Bélgica y en Alemania. En 1930 se reúnen en Zurich y reciben el encargo de construir un barrio de viviendas modelo para el Werkbund suizo, junto con P. Artaria y H. Schmidt de Basilea; nace así el Neubühl, donde se aplican, de manera coherente, los razonamientos que se están efectuando en Frankfurt y en Bruselas sobre la construcción popular y se perfecciona, quizá mejor que en cualquier otro barrio construido hasta ahora en Europa, el concepto de las viviendas unifamiliares adosadas en hilera.
---
Pág.666. LOS CONGRESOS INTERNACIONALES DE ARQUITECTURA MODERNA (CIAM )
Y LA FORMACIÓN DE LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA
El manifiesto de La Sarraz. En el primer congreso, celebrado en La Sarraz en 1928, un pequeño grupo internacional, no sin un animado debate, formuló el manifiesto que por primera vez sentó las bases de la arquitectura contemporánea. Al final del congreso, Le Corbusier realizó un dibujo muy largo y lo extendió en los muros de la capilla gótica donde están enterrados los señores medievales del lugar. El dibujo está reproducido en el primer volumen de las obras completas de Le Corbusier; representa de forma diagramática el curso que deberían seguir los CIAM. En esos momentos resultaba absurdamente utópico suponer que las fuerzas de la arquitectura contemporánea superarían algún día la oposición de los círculos oficiales y serían admitidas en la ciudadela del estado.
En este congreso, el catedrático Karl Moser, de Zúrich, reconocido profesor y arquitecto, fue nombrado primer presidente de los CIAM.