El capítulo hace relación al problema de la expresión arquitectónica a finales del siglo XIX y principios del XX. La abstracción de las vanguardias artísticas y arquitectónicas, ha llevado consigo una cierta impotencia a la hora de comunicar. Lo que hizo que se produjese una especie de Nueva Tradición, que se fue consolidando como arquitectura predominante en los inicios del siglo XX. Edificios como el Ayuntamiento de Estocolmo (1904-23), el Edificio Woolworth. New York (1911-13), la Estación central de Stuttgart (1911-27), el Viceroy Palace. New Delhi (1912-31) o el Parlamento finlandés (1926-31)… son ejemplos que constatan este hecho. Dicho debate se convertirá en ideológico, cuando los movimientos totalitarios toman la arquitectura tradicional como arquitectura preferida para vender sus ideas, apropiándose de su poder comunicativo y su monumentalidad, así ocurrión en la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini o la Rusia de Stalin. Incluso dicha arquitectura fue empleada para la realización de importantes rascacielos neoyirkinos, que poco a poco cambiaron de imagen hacia un destacado Art Déco, cuyo símbolo mas visible puede ser el Rockefeller Center. Este debate continuó tras la II Guerra Mundial, proponiéndose para el cada vez más triunfante Movimiento Moderno, un sentido de monumentalidad que fue expresado en el manifiesto firmado por S. Giedion, F. Leger y J.LL. Sert.