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Portada del libro

"20.-Las críticas totalitarias al Movimiento Moderno"

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  • en La arquitectura moderna desde 1900
  • Phaidon
  • Hong Kong, 2006.
  • p. 351-369

La arquitectura y la política han estado íntimamente relacionadas a lo largo de la historia. En el capítulo se hace referencia a los regímenes totalitarios que en la década de 1930 utilizaron la arquitectura como propaganda del estado, haciendo especial mención a los hechos acaecidos durante este tiempo en países como Alemania, Rusia e Italia.Hitler en su vocación de frustrado arquitecto, llevó a cabo una labor purgativa (Menselsohn, Mies van der Rohe, Gropius…) cuando tomó finalmente la decisión de que la arquitectura tradicional formase parte de las esencias de su nuevo país. La corriente megalómana, grandilocuente y monumental de la arquitectura llevada a cabo por sus arquitectos Troost y Speer son buena muestra de ello. Por su parte, Rusia con la idea de la revolución socialista no pudo llevar a cabo una nueva arquitectura “moderna” para una nueva época, en parte por su retraso industrial para llevarla a cabo. Arquitectos como E. May fueron testigos directos de ello. Se optó por tanto por una arquitectura de corte monumental, no exenta de retórica revolucionaria, que creó edificios de corte clásico, apoyados en el pragmatismo stanliniano. Finalmente la figura de G. Terragni es estudiada en profundidad en relación a su aportación a la arquitectura italiana del momento. Sus edificios entre la modernidad y la propaganda fascista, indican la complejidad de la profesión vivida por los arquitectos del momento, y que tiene en el país italiano una acomodación no vista en el resto de los países totalitarios.


 


 

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