El capítulo estudia el devenir del movimiento moderno en la década de 1930 a lo largo del mundo, en países tan variados como Suiza, Francia, España, Grecia, Egipto, Turquía, Suráfrica, Japón, Palestina, Brasil, México… Una vez que el movimiento moderno cristalizó sus formas básicas en la década de 1920, llevó consigo una fase importante de ampliación y diversificación, en el que se establecen conexiones con tradiciones y culturas muy variadas y diferentes, fusionándose en torno a esta nueva tradición moderna, aspectos nacionales y regionales que poco a poco se van abriendo camino, influyendo de firma definitoria y concluyentes en el mismo movimiento moderno.