Págs. 65-183. “Nuestra herencia arquitectónica”
¿Aparece el muro ondulado en la Antigüedad?
Varios historiadores han encontrado en la Antigüedad los orígenes del tratamiento del muro aplicado por Borromini. Es posible, pero ni mucho menos seguro, que Borromini conociese un grabado coetáneo de los templos de Petra (Asia Menor) esculpidos en la roca. Pero estos templos (el de El Chasne es el más conocido) están tallados en el frente de piedra de una montaña, el muro no se ondula, y todos sus elementos (columnas, frontones partidos y 'garitas de centinela') están aislados unos de otros. Parece mucho más natural suponer que Borromini partió de la fachada plana de iglesia usada desde Santa Maria Novella en Florencia, de Alberti, y que modeló todas sus partes conforme a su propia visión.
La comparación con la sala con cúpula de la Piazza d'Oro de la Villa Adriana, cerca de Tívoli, es más interesante. Este interior del Imperio Romano tardío tiene una planta definida por ocho segmentos de círculo, con pantallas de columnas alternativamente convexas y cóncavas. El conjunto de la sala está inscrito en medio de una gran cámara cuadrada. Pero en ella, al igual que en otros edificios antiguos, no hay ondulación del muro en el sentido de un flujo ininterrumpido de movimiento que recorra toda su longitud. En la Piazza d'Oro no hay continuidad de movimiento: hay rupturas donde se encuentran los tramos del muro. Su tratamiento es el inverso del que aparece en el templo de Venus en Baalbek, donde unos entablamentos cóncavos se levantaron sobre una parte central circular.
El muro ondulado creado por Borromini daba flexibilidad a la piedra, convertía dicha piedra en un material elástico. El muro ondulado es el acompañamiento natural de los espacios fluidos de la planta flexible.