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La puesta en práctica de esta obra, acompañó a Asplund prácticamente toda su vida profesional, ya que a pesar de ganar el concurso en 1913, no se realizó hasta 1937. Los proyectos se sucedieron a lo largo del tiempo, pasando por distintas fases de inspiración, nacional romántica, clásica y moderna. El “dilema planteado es seguir el estilo del lugar o el estilo del tiempo”. El nuevo edificio fue poco a poco separándose del antiguo, y al mismo tiempo, adaptándose en su modernidad al edifico neoclásico.


 La finalización y presentación de la obra, provocó un gran escándalo en la prensa de Gotemburgo, que lo calificó como la mayor tragedia en la historia moderna de la ciudad.Hoy en día es un ejemplo internacional de cómo ampliar un edificio histórico….La fachada de la ampliación refleja, la misma altura que el edificio existente, y una retícula estructural compuesta de ventanas y bajorrelieves descentrados, sirven para subordinar la nueva ampliación al viejo edificio. Los dos vanos extremos, a la derecha, son de nueva construcción.La propuesta y realización de las nuevas instalaciones, se puede distinguir a simple vista y esta muy condicionada por la presencia del edificio antiguo y las dificultades que encierra su conservación, sobre todo en las simetrías de acceso que tiene desde la plaza, considerando que el tamaño del nuevo edificio añadido es equivalente al antiguo.


 En el gran salón con planta en forma de U, abierto mediante una vidriera al viejo patio, está circundado por las salas de justicia y las oficinas, su iluminación se produce desde la cristalera abierta al patio, a la izquierda y desde las claraboyas superiores. La luz suavemente difuminada en los paneles de madera, el mobiliario, las alfombras y los tapices, desean “que transmita tranquilidad que la persona que va a ser juzgada”. Asplund quiere dar al interior el carácter de una gran sala de estar, que incluso se abra a las vistas del “jardín”. Las blandas formas de los muros, las barandillas o los pilares se justifican por su armonía con la matizada iluminación del salón. La escalera, ni grande ni pequeña, que conduce desde la planta baja a las salas de justicia, con una ventana en su frente, que introduce el paisaje exterior a la sala, será otro acierto del interior, en donde la presencia de otros objetos como la cabina o el ascensor, tratados como muebles, nos recordarán la dimensión pública del lugar. La fuente para beber, entre un lavabo Bauhaus y un surtidor de jardín. recoge este mismo deseo de que el edificio institucional sea a la vez casa. Asplund trabajó con mucho cuidado todos elementos del interior: mobiliario, alfombras, iluminación, empleando en paredes y puertas armarios con diferentes clases de madera de pino.


 

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