Se trata de una intervención en una antigua fábrica de toneles en la Rua Clélia 93 del barrio Pompéia, Sao Paulo (Brasil), un barrio situado entre los distritos de Perdizes y Lapa. La entrada principal al edificio se encuentra al norte, existiendo al sur un rio seco y cubierto, que delimita la parcela. La superficie total es de 22.026 m2, y en el trabajo de rehabilitación para nuevos usos de la antigua fábrica, resulta importante mantener el carácter de las antiguas instalaciones, respetando en la medida de lo posible la dimensión y los materiales. Con la nueva intervención de Lina Bo Bardi, la forma y aspecto del conjunto sigue siendo industrial y brutalista. Junto a estas antiguas naves industriales, se construye el nuevo edificio en altura, que se compone de 2 torres separadas, aunque unidas por unas pasarelas, con una altura de 5 plantas, dedicadas a abergar instalaciones deportivas, con sus respectivos vestuarios, salas y accesos. Los edificios ya existentes, que son mayoría, poseen múltiples usos como; laboratorios, teatro, restaurante, cocinas, salas de trabajo, librería, salas de exposiciones…etc.
El resultado final ha sido exitoso, tanto desde el punto de vista de realización del proyecto, como de la aceptación de los ciudadanos, respetando el carácter del sitio, bajo unos nuevos presupuestos y ganando el tan necesitado espacio público de uso para el vecindario. Con respecto a los materiales, . Los nuevos volúmenes edificados son de hormigón armado visto y rústico. Todo lo demás está construido de estructuras de hormigón armado, con un cerramiento de ladrillo y las cubiertas tienen unas cerchas de madera pintadas en negro y con las uniones en rojo. El recubrimiento del conjunto es de teja y cristales, para dejar entrar la luz.
Para finalizar hay que señalar, que este proyecto hecho realidad, no está exento de poética, basten las palabras de la autora al respecto...”La precariedad de los medios y el predominio de las técnicas artesanales de construcción hacen que, en mucha de la arquitectura sudamericana, sea inevitable la presencia de huellas de herramientas confundidas con huellas de la mano. Visto así, un edificio no es muy distinto a un castillo de arena o una torta de barro. Los espacios de Pompéia en Sao Paulo, pensados para que los ciudadanos jueguen y se encuentren, están llenos de esas huellas; en este caso, dejadas por obradores cargados de ambición y generosidad”… Las obras de Lina Bo Bardi acreditan un potencial popular de creación, otorgando espacio y voz para que esto ocurra: los espacios en algunas ocasiones considerados “feos” e inacabados invitan a ser construidos y reconstruidos con el triunfo del propio uso. Los proyectos son una apropiación y propuesta de un nuevo y moderno movimiento local, brasilero, a partir de la incorporación de la gente.
Ander GUERRA