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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs. 471- 489. “Disyunciones y discontinuidades en la Europa de los años 1950” 


La Italia de posguerra tenía algunos problemas similares a los de Alemania para desembarazarse de la mácula de los años 1930, pero en muchos aspectos la situación era completamente distinta. En primer lugar, Italia no había expulsado a sus principales talentos y, por tanto, poseía una cultura arquitectónica moderna más fuerte, que se podía continuar, modificar e incluso rechazar. En segundo lugar, el país tenía unos substratos de tradición que nunca desaparecían del todo, por muy radicales que fuesen las propuestas. Por el momento, el uso manifiesto del clasicismo era una vía cerrada (las abstracciones del clasicismo eran otra cuestión), pero había pocas conclusiones evidentes, y la década posterior a la guerra se caracterizó por sus vigorosos debates y polémicas en relación con el camino que debía tomar la arquitectura italiana.


Tanto la teoría como la producción eran más abundantes y más diversas que en Alemania, y había muchas posturas políticas...


...La ingeniería de Nervi aspiraba a una clara formulación de las ideas, y en su posterior Palazzo del Lavoro, para la exposición de Turín de 1961, creó un espacio abierto con una retícula de columnas exentas cada una de las cuales sostenía una porción cuadrada de cubierta con vigas radiales. Esta solución permitía hacer un perímetro completamente acristalado y dejar bandas de luz natural entre los elementos cuadrados de la cubierta, pero también evocaba una sala hipóstila antigua.


 

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