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Proyecto de concurso para el Reichsbank

  • 1933 -
  •  
  • MIES VAN DER ROHE, Ludwig
  •  
  • Berlin
  • Alemania
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ZIMMERNAN, Claire., Mies van der Rohe 1886-1969. La estructura del espacio. Taschen. Colonia, 2006.


p.53 "En la primavera de 1933, Mies fue invitado a un importante concurso de arquitectura que habría de tener lugar en Berlín para la ampliación del Reichsbank. El círculo de participantes contaba también con la presencia de Walter Gropius. El nuevo edificio, emplazado justo en el lado opuesto de la calle en la que se encontraba el inmueble contribuiría, con su ubicación a orillas del canal del Spree, a aumentar la presencia del Reichsbank en la fisonomía de la ciudad.


El edificio de Mies se comunicaría con el antiguo a través de unos pasadizos. Esto habría sido posible edificando un bloque independiente en el solar. El plano preveía la ubicación de una sección principal ligeramente convexa, orientada hacia la calle, provista de un gran vestíbulo, que mantendría unidas tres naves que se extendían hacia el ángulo derecho. Vistas desde el lado opuesto del canal, las tres naves se alzan como si se tratara de edificios independientes. Una segunda nave de enlace, paralela a la fachada principal, se había retranqueado por el lado del canal dando lugar a patios interiores de luces y acortando el camino entre los diferentes cuerpos del edificio. Desde la entrada monumental, un doble tramo de escalera conducía hacia una enorme sala de espera con paredes de vidrio, que a su vez facilitaba el acceso a tres grandes salas de ventanillas en las naves correspondientes. En los pisos superiores se encontraban exclusivamente las oficinas; en el tejado había una amplia terraza así como una cantina.


El proyecto presentado por Mies se encontraba entre los seis que fueron premiados, pero el gobierno nacional-socialista anuló los resultados del concurso. Hitler personalmente se decidió por un edificio tosco y monumental del director del departamento de arquitectura del Reichsbank, Heinrich Wolf."


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.163-168.“Mies van der Rohe y la importancia del hecho”. 


En cuanto a la arquitectura solo hay un hombre al que incluso los más jóvenes son capaces de defender, y ese hombre es Mies Van der Rohe. Mies Siempre se ha mantenido Alejado de la política y siempre se ha declarado en contra del funcionalismo. Nadie puede acusar a Mies de que sus casas parezcan fábricas. Hay dos factores que hacen de Mies el nuevo arquitecto posible. En primer lugar, a Mies lo representan los conservadores; incluso Kampfbund für Deutsche Kultur no tiene nada contra él. En segundo lugar, Mies acaba de ganar... un concurso para el nuevo edificio de ReichsBank. El jurado estaba compuesto por arquitectos viejos y por representantes del banco. Si (y puede tratarse de un largo ‘si’) Mies logra construir este edificio, su posición se reafirmará. Un ReichsBank de calidad y moderno satisfará el nuevo deseo de monumentalidad y, sobre todo, probará a los intelectuales alemanes y a los países extranjeros que la nueva Alemania no está empeñada en destruir todas las espléndidas relaciones modernas que, en el campo de las artes, se han ido desarrollando durante los últimos años.


Philip Johnson, 'Architecture in the Third Reich' Horn and Hound, 1933


La propuesta presentada por Mies van Der Rohe al concurso para el ReichsBank en 1993 fue el principio de una transformación en su trabajo: de la simetría informal a la mundo Monumentalidad simétrica. Este cambio hacia lo monumental culmina finalmente en el desarrollo de un método ampliamente adoptado en los años cincuenta por la industria norteamericana de la construcción y por su clientela empresarial. El diseño del ReichsBank anunciaba este desarrollo futuro en más de un aspecto, pues establecía una preferencia no solo por la simetría, sino también por cierta tectónica que tendía a alejarse de los efectos especiales dinámicos de su carrera anterior. Al mismo tiempo, el cliente era el poder institucional, Un mecenas al que Mies iba a servir durante toda su actividad en los Estados Unidos.


El diseño del ReichsBank no era simplemente una vuelta a Schinkel, que -salvo en las obras de Mies de los primeros años veinte- siempre había sido una influencia latente. Era más bien una vuelta tectónica de aquel edificio de oficinas de hormigón publicado por primera vez en la revista G en 1923, pues el énfasis de ambos proyectos está en las casualidades expresivas de una tectónica constructiva objetiva, concebida con lógica y efectuada con rigor.


En 1926, Mies había descrito la arquitectura como «la voluntad de la época expresada espacialmente». Siguiendo a Hegel, veía esta voluntad como una técnica determinada históricamente, como un hecho evidente que tan solo debía ser depurado por el espíritu. La monumentalidad intrínseca de su obra posterior se basaba en esa depuración. Para Mies, la tecnología era la manifestación cultural del hombre moderno, y a este respecto el ReichsBank debe considerarse como su primer intento de monumentalización de la técnica. Esto  explica su apariencia de almacén, Debida al tratamiento es neutro y escasamente modulado del muro cortina. ... Esta preocupación neoclásica por el valor espiritual llevó directamente, según parece, a la monumentalidad idealizada para la propuesta de Mies para el Reichsbank, de 1933,presentada a concurso el año en que los nacionalsocialistas llegaron al poder. El impulso no clásico en el que se había apoyado en ese momento –el Suprematismo-Elementalismo que había inspirado su versión de la planta libre—dio paso entonces a una imperturbable monumentalidad que, aparte de la neutralidad de la piel, no pretendía nada salvo la idealización de la autoridad burocrática. La sensibilidad suprematista iba a ser suprimida de la obra de Mies hasta 1939, cuando, tras su emigración a Estados Unidos, resurgió momentáneamente en los primero croquis para el  campus IIT en Chicago.


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs. 351-369“Las críticas totalitarias al Movimiento Moderno” 


Aunque en principio Hitler era contrario a la “vacuidad del funcionalismo” en un discurso pronunciado en 1933 seguía declarando:” A partir de los materiales y las funciones se encuentran y desarrollan nuevas formas que infunden más el espíritu griego en la estética de las máquinas, por ejemplo, que en muchos edificios mal concebidos.» Es de suponer que esta clase de observaciones fueron las que hicieron pensar a algunos miembros del mundo arquitectónico moderno de Alemania que las cosas no iban tan mal como parecía. Entre éstos estaba Mies van der Rohe, cuyo proyecto para el concurso del Reichsbank en 1933 ya se ha mencionado anteriormente: una propuesta caracterizada por su severa monumentalidad, su lúgubre elegancia, su simetría y su evocación de la tecnología moderna. Las fachadas de Mies se basaban en una expresión sencilla de las ventanas corridas y de la piel constructiva, lo que daba como curioso resultado que el exterior careciese de la retórica implícita en la planta. Aunque su proyecto se clasificó entre los finalistas, fue rechazado, quizá porque se parecía mucho a unos grandes almacenes o a un edificio industrial.


 Gropius también presentó una propuesta: su proyecto usaba unos torpes montantes verticales que parecían tristes sucedáneos de pilastras clásicas. Probablemente fue este concurso lo que animó al régimen a pensar en un uso más patente del pasado. En 1935, Mies van der Rohe presentó un proyecto para representar al Reich en la Exposición de Bruselas de ese mismo año; en él volvía a algunas de las ideas contenidas en su propuesta de monumento a los caídos en la Neue Wache (1930), abstrayendo elementos de regularidad clásica en la planta, en la estructura e incluso en la representación exterior, y sin embargo evocando un sentido moderno del espacio. Pero el proyecto-que posiblemente representaba una maniobra deliberada por parte del Reich para evitar parecer demasiado imperialista y demasiado tradicional-fue cancelado. Al parecer, Mies van der Rohe esperaba que su visión 'idealista' de la arquitectura podría en cierto modo no verse contaminada por las realidades políticas circundantes. A mediados de los años 1930 resultaba obvio, incluso para él, que su postura no era realista, y en 1937 también emigró, en este caso directamente a los Estados Unidos.


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