p.83 -87. "Diseñada casi al mismo tiempo que la terminal de las aerolineas Trans World del Aeropuerto Internacional de Idlewild, en New York, hoy conocido como aeropuerto Internacional John FItzgerald Kennedy, la terminal de pasajeros de Dulles fue concebida como un templo para el transporte moderno que reposaba sobre una base monumental. Ubicado sobre un terreno llano, este importante edificio mantiene un carácter representativo gracias a una gigantesca columnata que se fuga oblicuamente hacia el frente para dar abrigo a la salida de pasajeros. El vuelo y el simbolismo que se asociaba con éste ejercían una inmensa atracción sobre Eero Saarinen. La tecnología aeronáutica se convirtió en una fuente central de referencia para el desarrollo de las formas que evocaban a los aviones y sus trayectorias en el cielo. El techo de hormigón, suspendido por cables de acero sobre la sobria explanada, captura el movimiento con un amplio gesto.
La sencillez general ofrece un contrapunto a la complejidad del programa. Durante la fase inicial del proceso de diseño, el arquitecto y sus consultores enviaron a un equipo de investigadores para reunir datos a través de la observación no participativa en aeropuertos de otras regiones de la nación. Adquirir conocimientos de primera mano sobre el flujo del tráfico en un tipo de edificio que aún estaba en formación, fue un paso fundamental en el camino hacia el diseño final. Al estudiar los movimientos de los pasajeros, el equipo identificó tres cuestiones centrales a resolver; en primer lugar como conducir a los viajeros hacia y desde los aviones. En segundo lugar, cómo reducir los elevados costes de estacionamiento de los aeropuertos y, por último, la importancia de proveer máxima movilidad a las personas que trabajan en los servicios de los mismos. El equipo de expertos, que comprendía ingenieros, ingenieros mecánicos y un consultor de aeropuertos, inventó la "sala de espera móvil", "un áerea de salidas sobre zancos y ruedas", según la descripción del arquitecto.
El gran amigo de Eero Saarinen, Charles Eames, realizó una película para vender la idea a la Agencia Federal de Aviación y a las doce aerolíneas involucradas en el proyecto. Una vez que los pasajeros accedían al espacio principal, después de hacer los trámites con sus pasajes, seguían camino hacia la parte trasera del edificio, donde aguardaba la sala de espera móvil. Esta cápsula unía la terminal de los aviones, aunque revirtiendo el más típico procedimiento de llevar los aviones hasta los pasajeros. Saarinen fue sólo un consultor en el diseño de esta sala de espera móvil, descrita como "una pesada bestia, en el mejor de los casos" en un artículo publicado en la edición de abril de 1962 de The Architectural Forum. Desde su conclusión, a principios de la década de los 60, han sido agregados elementos a la terminal, que han alterado la secuencia original que seguían los pasajeros procedentes de la calle hasta llegar al avión. Hoy, la sala de espera móvil lleva a los pasajeros a un edificio abyacente, desde el que acceden a los aviones.
La torre de control también contribuye a la definición de un perfil único. Similar a la torre de agua del Centro Tecnológico de General Motors, este cuerpo vertical fue sometido a numerosas revisiones antes de alcanzar su forma definitiva. Roforzando las monumentales proporciones de las columnas inclinadas, colocadas a 12 metros de distancia entre sí, la torre anuncia la presencia de la construcción desde lejos. Saarinen prestaba mucha atención a los alrededores, y diseñó ambas rutas de acceso y el entorno restante junto con su estrecho colaborador, el arquitecto paisajista Dan Kuiley. Aquellos que se hayan acercado personalmente a la terminal, seguramente habrán notado el alto nivel de detalle con que el proyecto cimienta su idea formal principal, que repercute también en los espacios abyacentes. Según Killey, Dulles fue una propuesta mucho más convincente que la terminal de las aerolíneas Trans World: "Mucho más simple y de mayor fuerza... sugiere libertad y movimiento".