MAY, John., Casas hechas a mano y otros edificios tradicionales.Arquitectura popular. Edit Blume. Barcelona, 2011.
Pág. 162-163 "De entre las primitivas construcciones que desarrollan en Papúa Nueva Guinea el pueblo Abelam, los Korambos o casas de los espíritus, son sin duda sus realizaciones más destacadas. Estas espectaculares casas se encuentran diseminadas por toda la cuenca del rio Sepik, el más importante del país, que se extiende por el interior desde la costa nordeste.
El material principal para la construcción de dichas obras es el bambú, que crece rápido en el lugar (zonas montañosas en su mayor parte cubiertas por selva tropical en el actual distrito de Maprik) y es fácil de recoger, sin necesitar de una abundante mano de obra. Estas varas de bambú para la estructura están unidas con ratán (especie de palmeras trepadoras), utilizándose nervios de palmera de sagú para la entrada (palmera de hojas grandes, con frutos ovoides, cuyo tronco tiene forma de tubérculo del cual se extrae un almidón) y hojas de palmera también de sagú para la cubierta.
Las populares aldeas Abelam (compuestas por los diferentes grupos que dominan la región, con cerca de 42.000 miembros), son los más entusiastas constructores de estas casas de los espíritus, que dominan las distintas localidades o aldeas.
Su construcción se lleva a cabo mediante una gran viga cumbrera inclinada, una estructura de cabios (varas o listones que se atraviesa a las vigas para formar suelos y techos), una segunda capa de varas de bambú que se añade por encima de los cabios, sujeta a un caballete inclinado o viga cumbrera, que después se recubre de paja. Los edificios tienen forma de A, con cubiertas acuminadas (que terminan en punta), centran su mayor caudal expresivo en las fachadas decoradas con elaboradas pinturas policromadas. Estas casas ceremoniales, que miden más de 30 m. de largo y unos 18 m. de alto, son el centro de la vida tribal, mostrando una destacada presencia en el conjunto del poblado.
Los Korombos (así llamados en el lenguaje popular) son considerados como templos de la memoria de los antepasados, espíritus y dioses, utilizándose para distintas ceremonias. El interior se adorna con tallas de madera y esculturas; pintándose en las fachadas intrincados dibujos de colores muy vivos. Las imágenes ornamentales son complejas asociaciones del cuerpo humano con lo sagrado, con animales y con el culto al ñame (que simboliza la alimentación y la fertilidad). El interior del edificio, al que se accede arrastrándose por el suelo, está estructurado jerárquicamente para llevar a cabo un “viaje” ritual a través de la casa de los espíritus, con cuatro cámaras en la última de las cuales tocan instrumentos musicales que dotan de “voz” a dicha casa."
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