Págs. 20-28.“Transformaciones territoriales: evolución urbana, 1800-1909”
El empresario puritano George Pullman —que ayudó a reconstruir Chicago después del incendío— había sido uno de los primeros en detectar se mercado en expansión que era el transporte de pasajeros de larga distancia, habiendo puesto en funcionamiento sus primeros coches cama en 1865. Tras la terminación del enlace ferroviario transcontinental en 1869, la Palace Car Company de Pullman alcanzó una gran prosperidad, y a principios de la década de 1880 estableció su ciudad industrial ideal: Pullman, al sur de Chicago,
un asentamiento que combinaba las residencias para los trabajadores con toda una gama de servicios comunitarios, entre los que se incluían un teatro y una biblioteca, además de escuelas, parques y campos de juego, todo muy cerca de la fábrica Pullman. Este conjunto, perfectamente ordenado, iba mucho más allá, en cuanto a la gama de servicios ofrecidos, que el creado por Godin en Guise unos veinte años antes. También superaba ampliamente, en su carácter global y en su claridad, a las ciudades modelo pintoresquistas fundadas en Inglaterra por el pastelero George Cadburyen Bournville, Birmingham, en 1879, y por el fabricante de jabones W. H. Lever en Port Sunlight, cerca de Liverpool, en 1888. La precisión paternalista y autoritaria de Pullman guardaba mayor semejanza con Saltaire o con los asentamientos obreros establecidos por vez primera como política empresarial por la companía Krupp, en Essen, a finales de la década de 1860.