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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs. .201 -215 “Arquitectura y revolución rusa”


Los hermanos Vesnin proyectaron también una propuesta para la sede en Moscú del diario Leningrad Pravda en 1924. Este exhibía un nuevo grado de control formal: una fusión más afortunada de los recursos del arte abstracto con la articulation de la función y las partes mecánicas móviles. El edificio se imaginaba como una especie de ‘quiosco rascacielos' y conseguía encarnar la emoción de los arquitectos ante la idea de un centro de comunicaciones moderno. El faro adosado, las carteleras giratorias y el movimiento visible de los ascensores dentro de sus jaulas de vidrio : todo ello recordaba la concepción futurista de un edificio como una especie de máquina, por no decir concretamente esas imágenes de Sant'Elia de una nueva arquitectura hecha con materiales ligeros y con ascensores reptando arriba y abajo. Pero la imaginería retórica estaba en este caso sometida a un riguroso control geométrico y funcional, con los forjados marcados por pianos delgados y el de cubierta señalado como una cornisa' más gruesa. Resulta irónico que semejante exaltación de la tecnología moderna se concibiera en un país donde, bien entrada la década de 1920, incluso los edificios de hormigón armado tenían que realizarse con los métodos más rudimentarios del trabajo en masa y de la artesanía. La ironía se duplica cuando se tiene en cuenta que en los Estados Unidos, donde existía la tecnología apropiada, se hicieron muy pocos intentos por exaltarla.Así pues, el arquitecto de la vanguardia soviética se encontraba atrapado en una utópica sala de espejos, soriando con propuestas irrealizables para una sociedad de forma incierta. La misma dificultad se aprecia en las extraordinarias propuestas de Lissitzky para los rascacielos “plancha-nubes”, con sus espectaculares voladizos horizontales saliendo de gigantescos fustes verticales. Estos elementos a modo de puentes debían estar suspendidos sobre algunos cruces claves de Moscú. 


Págs. 257-273“El Estilo Internacional, el talento individual y el mito del funcionalismo” 


Pese al hecho de que estas formas tenían su fundamento más evidente en decisiones funcionales relativas al proceso de fabricación, y pese al hecho de que podían estar relacionadas con la pura realidad de la construcción en hormigón y acero, se trascendía el aspecto pragmático, se le idealizaba y se le dotaba de una presencia poética y expresiva. Nos enfrentamos en este caso con cuestiones mucho más profundas que el estilo, cuestiones de las cuales el estilo es solo una manifestación externa. Esas bandas acristaladas flotantes y esos detalles tensos eran el resultado de una búsqueda se significados simbólicos más profundos en el proceso mecánico y en la esfera del trabajo. Recordemos el panegírico de Lissitzky al proyecto de los hermanos Vesnin para el edificio del Leningrad Pravda en 1924: el edificio es característico de una época que anhela el vidrio, el acero y el hormigón.


 


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COLQUHOUN Alan., La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005. 


Págs. 109- 135.“Las vanguardias en Holanda y Rusia” 


Arquitectura pública constructivista. La introducción parcial, por parte de Lenin, del capitalismo de libre mercado en el Nuevo Plan Económico (NPE) de 1920 inició un ambicioso programa de edificios empresariales con una financiación  mixta; estatal y privada. A partir de 1922 se convocaron numerosos concursos. Aunque pocos acabaron construidos, fue de estos concursos de donde surgió la primera arquitectura constructivista permanente y de gran escala. Sus principales características eran la eliminación de cualquier ornamentación y la expresión al exterior del esqueleto estructural, lo que mostraba la influencia del diseño fabril norteamericano y de las propuestas separada de Walter Gropius y Ludwig Hilberseimer en el concurso de 1922 para la sede del Periódico Chicago Tribune.


Aunque el movimiento Proletkult había quedado disuelto en 1923, alguno de sus voluminosos monolitos estaban animados con signos escritos y una iconografía mecánica y eléctrica que recordaba los quiscos de Agitprop (agitación y propaganda) de los primeros años de la revolución y enlazaban con el Plan de Propaganda Monumental lanzado por Lenin en 1918. El proyecto de Vesnin para la sede moscovita del diario Pravda de Leningrado (1924) era poco más que un quisco documental y regularizado, con su imagen transparente  de estructura y pozo minero, y sus símbolos de la comunicación; y tenía algo de tono festivo de las escenografías del propio Vesnin y de Popova. En otros casos, como en la propuesta del concurso de Venin para el Palacio del Trabajo (1922-1923) y el club obrero Zúev de Ilia Gólosov en Moscú, la nada del edificio se rompe en enormes volúmenes platónicos que contienen los principales elementos programáticos.


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BANHAM, R. ,Teoría y diseño en la primera era de la máquina. Edit. Paidos. Barcelona, 1977.


Págs. 187-206. “De Stijl: la fase internacional” 


La estructura constructivista pionera era, para él, el edificio Leningrad. Pravda, proyectado por los hermanos A. y W. Wesnin en 1923.


El edificio es característico de una época sedienta de vidrio, hierro y hormigón. Todos los elementos accesorios que una calle metropolitana impone a un edificio, ilustraciones, publicidad, reloj, altavoces, incluso el ascensor interno están incorporados al diseño como partes igualmente importantes, y contribuyen a la unidad del edificio. Tal es la estética del constructivismo.


La descripción sugiere, y los dibujos lo confirman, que se trata de una concepción futurista, sometida al orden de lo que Oud hubiera denominado «clasicismo no histórico: una planta perfectamente cuadrada, un volumen prismático casi puro con una estructura diagramática de columnas y vigas a la cual todos los

 

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